Osasuna no completa esta vez otra remontada

Osasuna sintió de nuevo el gozo de una remontada, de un voltereta en el marcador, pero en esta ocasión no le alcanzó para atar su hazaña al resultado definitivo y coser la historia del partido a sus pretensiones. El equipo de Vicente Moreno se vio privado de la victoria por sus propios errores defensivos, bien aprovechados por un inconmensurable Kike García, y una actuación colosal de Sivera. El portero del Alavés fue un muro frente a las intentonas de los rojillos, que se toparon con su figura una y otra vez hasta la desesperación. A Osasuna le deja un mal sabor de boca el empate, pero la reunión de los acontecimientos no permitió otra cosa a pesar del esfuerzo.

Osasuna, que hizo una segunda mitad encomiable en cuanto a esfuerzo y abnegación, se vio castigado por una de las escasas apariciones del Alavés por su área y, de hecho, su único disparo entre los tres palos en la reanudación se saldó con gol. No hay discusión cuando el acierto del portero y del delantero del rival escriben la historia del partido. La otra realidad es que Osasuna está decelerando su velocidad en las últimas jornadas, aunque ello no está estropeando su buena nota en el curso. Ocupar un sitio en la zona alta reclama más acierto y regularidad, aunque el resultado frente al Alavés no respondió al gran esfuerzo del equipo y, sobre todo, a su tenacidad por llegar a la portería contraria. Los nueve remates entre los tres palos del segundo tiempo fueron una buen ejemplo de ese tesón. Un derroche ofensivo que se quedó sin premio completo.

Fue un encuentro complicado para el sosiego de los rojillos, difícil de gestionar por el desarrollo, por el impacto del primer suceso del partido que dejó a todo el mundo helado. A Osasuna casi le marcaron con el equipo todavía en el túnel de vestuarios. A los 37 segundos, sin haber catado todavía la pelota, el Alavés se hizo una jugada seria en la que balanceó la acción de la derecha a la izquierda, hubo también concesión en su centro desde ese costado y remate de 9 de Kike García. El exdelantero rojillo es un ariete en toda regla, un tipo sobre el que no hay discusión sobre su perfil y compromiso, que recibió como un regalo el pase templado a la espalda de Boyomo, que no fue capaz de entrar en la pugna. El testarazo se marchó para dentro.

Y como suele pasar, al Alavés, necesitado de confianza y de un respaldo anímico, le sentó de maravilla el marcador a favor y a Osasuna se le atragantó el partido, por lo menos ese tramo inicial. Es cierto que con el paso de los minutos aumentó el suministro de balones sobre el área y hubo más presencia en zonas de remate, pero el equipo de Vicente Moreno no fue capaz de armar un disparo entre los tres palos. A la retaguardia de esas buenas intenciones, Kike García estaba protagonizando un destrozo porque le anularon un golazo por fuera de juego y por la misma circunstancia también le borraron la validez de otro remate que esta vez detuvo el portero, pero que certificaba que estaba desatado, sin que nadie le echara el lazo.

Osasuna estuvo pendiente del VAR, y también esperanzado, en una jugada que se revisó con mucho cuidado. A Budimir le habían hecho un penalti de libro por un agarrón de Mouriño que casi le deja sin camiseta. Pero en el repaso del árbitro delante de la pantalla, Catena había hecho un bloqueo al central del Alavés y ello no tuvo dudas para Soto Grado a efectos de señalarlo como falta previa. Un fiasco.

Ese momento fue lo más emocionante de un primera parte mala de solemnidad por parte de Osasuna, en la que no fue capaz de soltar un chispazo en ataque. Tampoco las numerosas interrupciones le ayudaron, que quería sacudirse de encima el peso del marcador con su juego tradicional, rítmico, con continuidad, con marcha. En el vestuario debió haber exorcismo, o algo similar, porque Osasuna salió despojado del tono probetón del primer tiempo y salió nuevo, reanimado. Un cambio en el once, Raúl García por Juan Cruz –el lateral se marchó con molestias en el hombro derecho– y a jugar con lo que hay. El equipo de Vicente Moreno hizo méritos suficientes entonces como para ganar el partido, pero por ahí se colaron en la historia del encuentro otros protagonistas, como Kike García y sobre todo el meta Sivera, que no lo permitieron.

Raúl García, a los dos minutos del regreso de los vestuarios, fue el primero en probar al portero del Alavés que comenzó ahí su festival. Poco después resolvió con una gran intervención un disparo de Catena, pero nada pudo hacer en la acción casi consecutiva en la que Budimir –tres goles en tres partidos en esta semana– empató tras ser de nuevo el más hábil en el baile entre defensas. Osasuna creyó en la remontada, que es un magnífico síntoma de salud en un equipo, y se lanzó sobre el Alavés, que se quedó a guardar el resultado. Budimir provocó una falta en el borde del área de la que sacó premio su equipo. La falta lanzada por Rubén García, desviada por Guridi, rescataba el resultado totalmente porque propiciaba la remontada. A Kike García, bien conocido como un delantero indomable, no le dolieron estos zarpazos del destino del partido y volvió a colarse entre los defensas de su antiguo equipo para anotar el segundo de su cuenta. Esta vez el engaño fue sobre Catena, porque buscó el hueco tras su espalda para marcar sin oposición y pedir de nuevo perdón a su grada.

Osasuna no rehuyó el partido a pecho descubierto y, con todo por decidir y muy abierto, se lanzó a por los tres puntos. Sivera le cerró la puerta a Budimir en dos oportunidades y, sobre todo, a Raúl García, que se encontró con su cuerpo en una remate a bocajarro. La remontada ya se había hecho otra tarde. Todo no puede ser épica.