En una competencia tan apretada por alcanzar un puesto europeo, Osasuna acabará lamentando la pérdida de estos seis últimos puntos: los del discutido penalti con el Villarreal, los que descontó el Sevilla y los que disolvió el Alavés en un ejercicio de eficacia. Porque en este deporte en el que el resultadismo cambia entrenadores (ahí está la destitución de Luis García Plaza por lo que ahora llaman ‘la propiedad’), castiga a jugadores y acalora los debates en la afición, en mayo la clasificación dará a cada equipo su valor numérico y muy pocos recordarán el buen juego desplegado ante el Villarreal, la solvencia exhibida en Nervión hasta el 0-1 y las intervenciones de Sivera para frenar ayer el aluvión de juego de los rojillos en la segunda parte.
Hablo de tres partidos en los que unos defenderán los méritos contraídos para ganar y otros sacarán a la luz los errores cometidos o la facilidad del equipo de Vicente Moreno para complicarse la vida. Ahí queda el gesto innecesario de Torró de estirar la camiseta de un rival (tan innecesario como el codazo que le propinó a Kike García y que pudo costarle la expulsión), la facilidad con la que Lukebakio burló a Juan Cruz o la rendición de los dos centrales, Boyomo y Catena, ante la inteligencia de Kiko García en el desmarque en ambos goles. El Alavés puso el balón tres veces entre los palos y marcó dos goles, el segundo cuando Osasuna buscaba el 3-1. ¿Tenía que haber tomado más precauciones Vicente Moreno? Al ritmo que se jugó la segunda parte hubiera sido como quitarle la petaca a los espectadores que la pasaron escondida en la ropa de abrigó para combatir esa tarde de perros. Osasuna hizo lo que tenía que hacer, aunque, ya digo, se haya dejando por el camino un suculento botín. Eso de que cuando no puedes ganar lo mejor es empatar, no viene al caso, porque los tres últimos empates son limosna.
Si dejamos a un lado las cuentas, sobre el césped se desarrolló un interesante partido en su aspecto táctico y en el que emergieron tipos admirables. Vicente Moreno, como era de esperar, colocó a Bretones en posición de extremo zurdo pero la hinchada extrañó toda la tarde a Bryan. El entrenador, por tercera vez en esta temporada, hizo un cambio en el descanso, echando a Aimar a la izquierda y rentabilizando la movilidad de Raúl, al que solo le faltó el gol. El Alavés volvió a tener como faros a Guridi y a Kike, a quien solo pisar El Sadar ya le vino la inspiración y las ganas de ser futbolista más allá del color de la camiseta. Por Osasuna, Budimir marcó por cuarto partido (Liga y Copa) consecutivo, Aimar cada día crece más como futbolista y Rubén García es la tenacidad y la profesionalidad, palabras que debería llevar grabadas en la piel si le dejan sitio los tatuajes: persigue un balón imposible, lo roba, da continuidad a la jugada, Budimir sufre una falta y el Joker la transforma en el 2-1 (a lo que hay que añadir su protagonismo también en el 1-1).
En fin, 24 puntos más 6 que han volado, sumarían 30. Hoy Osasuna podría ser quinto después de 16 partidos y a dos puntos de Champions. En esas estamos, aunque haya gente que se conforme con la limosna.