El cierre del año 2024 será especial para Osasuna. Los rojillos se juegan llegar a los 28 puntos, culminar una segunda mitad de año muy buena y darle la vuelta al primer bache de la temporada tras cuatro empates seguidos que han dejado un sabor más agrio que dulce para los rojillos. Delante un Athletic que llega en su mejor momento en décadas, con una plantilla muy completa, y en puestos de Liga de Campeones. Un reto, a todas luces, para el que Vicente Moreno tendrá que dar con la tecla para revivir los mejores momentos que han mostrado en El Sadar.
Para ello, evidentemente, el equipo tiene que, por fin, encontrar la fórmula para recuperar el caudal ofensivo en ausencia de Bryan Zaragoza. De nuevo el papel de Aimar, será clave, pero es evidente que las defensas rivales se están enfocando sobre él para frenar de manera importante la llegada de balones a Budimir.
Ante la peligrosidad de las bandas rojiblancas, no es descartable que Vicente Moreno use un jugador ofensivo pero con capacidades defensivas como Rubén Peña en sustitución de Bryan y que Rubén García cambie de banda.
Esa es una de las variantes que aún no ha probado el de Massanassa, que parece tener descartadas las dos que ya ha intentado: el doble lateral zurdo con Bretones por delante de Juan Cruz y los dos delanteros con Aimar tirado a banda.
Las sensaciones de los rojillos no son las mejores, pero sigue sumando y ya con 25 puntos aún oposita a mejorar cualquier primera vuelta del último lustro (28 puntos).
Además, Osasuna no quiere descolgarse de la lucha por Europa. Una pelea a la que se ha agarrado gracias a su papel en El Sadar, por lo que un partido en el feudo rojillo es una oportunidad para sumar tres puntos sea quien sea el rival (como ya comprobó el Barcelona).
A pesar de ello, Osasuna acumula cuatro empates seguidos (Villarreal, Sevilla, Alavés y Espanyol), pero en el grupo son conscientes de que pueden sacar mayor rédito, algo que pasa por evitar las desconexiones durante los encuentros. Contará para ello con una afición entregada que desea irse al parón navideño con una alegría y un recuerdo de unos meses muy positivos.
El rival
El Athletic llega al encuentro tras encadenar trece partidos sin perder, que le han aupado a una cuarta plaza de la tabla, la última que da billete Champions, en la que está asentado y con una buena ventaja de mínimo seis puntos sobre sus perseguidores. El encuentro, además, tiene mucho sabor navarro dados los jugadores de la Comunidad Foral en el conjunto vizcaíno. Hasta a tres de ellos, las estrellas Nico Williams y Oihan Sancet y el también emergente Beñat Prados, se les espera en el once inicial.
Como también se presume a Iñaki Williams, el mayor de la saga y residente durante muchos años en Pamplona, hasta su regreso a Bilbao, su ciudad de nacimiento, para incorporarse precisamente a la cantera de Lezama.
Victorias de prestigio ante Real Sociedad, Real Madrid y Villarreal en San Mamés, aderezadas con otro triunfo en medio en Vallecas, que sitúan por donde va el Athletic en un curso en el que también está brillando en la Liga Europa, en la que es segundo y colíder con 16 de los 18 puntos posibles y lleva una racha de cinco victorias consecutivas. La duda más relevante, si es que hay alguna más, es quien será el portero. Si mantendrá bajo palos a Unai Simón, desacertado el domingo en el tanto del Alavés, para que continúe con su proceso de vuelta al once tras los cuatro meses y medio que ha estado de baja por la operación en una muñeca, o volverá a tirar de Julen Agirrezabala, al que no duda en situar de titular si lo considera oportuno.