Marea rojilla. La afición de Osasuna dio otra muestra de lo grande qué es en el recibimiento al equipo que recordó al de las grandes noches. El club había hecho un llamamiento a todos los aficionados para que estuvieran a las 17.00 en la calle Eladio Cilveti y allí se presentó una marea rojilla que inundó la calle para la entrada del autobús.
Con bengalas de humo de diferentes de colores el autobús se fue abriendo paso entre una marabunta de camisetas rojas. Al bajarse del autobús los jugadores fueron aclamados, con especial ahínco cuando apareció Unai García, quien se despedía de la que ha sido su casa durante 25 años y recibió el cariño desde el principio.