Luis Sabalza comunicó la semana pasada que se presenta a las elecciones del próximo septiembre. El mandatario rojillo desea repetir en el cargo en lo que sería su cuarto mandato. Ahora la gran duda es simple: ¿habrá elecciones? Hasta ahora Sabalza no ha llegado a someterse ni una vez al designio de las urnas ante la ausencia de rivales. La masa social rojilla reclama esos comicios aunque sea solo para que se genere debate y se propongan diferentes ideas.
El osasunismo está huérfano de elecciones. Las garantías necesarias para poder siquiera pensarse en presentar la candidatura alejan a cualquier socio de a pie de poder ni soñarlo. Quien quiera presentarse deberá hacerlo presentando un aval de 6,4 millones. Eso hace que el candidato o su equipo de trabajo sean unas personas con un alto nivel adquisitivo para que cualquier entidad bancaria les otorgue semejante aval.
Pese a que se han hecho cambios en los estatutos, que eran más restrictivos que la propia ley, se antoja difícil que haya una candidatura solvente para presentarse como alternativa a la actual Junta directiva. Durante años se lleva escuchando de la formación de una posible fuerza opositora que dé un paso al frente, pero lo cierto es que a estas alturas nadie parece estar dispuesto a dar el paso.
Y es que ya les pasó a gente como Juan Ramón Lafón que cuando dieron el paso sufrieron un importante desgaste en forma de ataques antes siquiera de formalizar una candidatura que no llegaron ni a poder hacerlo. Ese fue el único proceso en el que hubo algo parecido a un amago de elecciones.
En otros ni siquiera se llegó a eso, fue un paseo militar de Sabalza, que fue el único que pudo cubrir las garantías (hay que recordar que el presidente no tiene que avalar). A sus 77 años, el oriundo de Sangüesa llegó en 2014 a la presidencia de Osasuna en otro proceso en el que tampoco hubo votaciones ya que Javier Zabaleta, el que era presidente de la Junta Gestora que tuvo que enfrentar todos los problemas tras la gestión de Archanco, tampoco pudo presentarse.
6,4 es la cantidad que tiene que avalar quien quiera presentarse a las elecciones a la presidencia de Osasuna. El avala es solidario, no tiene que ser mancomunado, como era hasta la última reforma de los estatutos en los que se intentó flexibilizar las condiciones.
Sabalza aspira a encandenar un cuarto mandato que le llevaría hasta 2029 en caso de resultar elegido y en el que tiene ya en mente algunos objetivos como el del nuevo Tajonar.
La masa social rojilla demanda la existencia de un proceso electoral en el que se puedan poner sobre la mesa diferentes propuestas que mejoren al osasunismo y luego que gane el candidato que más votos logre de los socios.