Lisci tiene el ok de los rojillos
Primer entrenamiento de la temporada, con Tajonar a rebosar
Alessi Lisci ha caído de pie en Pamplona. El técnico italiano se estrenaba hoy en Tajonar en el primer entrenamiento de la temporada con la grada a rebosar. El transalpino ha despertado ilusión en la afición de Osasuna y se está demostrando desde el día uno.
Quedaban cinco minutos para que comenzara en el césped la temporada 25-26 para Osasuna y la grada de Tajonar ya mostraba un aspecto imponente y más para estar a 11 de julio. La mezcolanza de edades y estados era palpable. Desde los que dejaron a un lado los Gigantes hasta los que estaban alargando la noche (y agotando las existencias de agua).
Todo apunta a que Lisci no va a perdonar la intensidad ni un momento. De hecho, en un entrenamiento definidos como "introductorio" tanto por el entrenador como por los jugadores, al técnico y a sus ayudantes se les vio metidísimos en la sesión que duró hora y media. Tanto Lisci como sus compañeros de staff estuvieron encima de cada detalle, corrigiendo al milímetro todo. Tanto así que alguno se llevó un soberano pelotazo accidental de Moncayola al cortar un balón.
Con Braulio y Cata presentes en el césped, además de algún miembro de la Junta, Lisci ha incidido mucho en la presión alta, especialmente tras pérdida, con el balón como protagonista durante toda la sesión.
Los detalles
En una sesión con pocas novedades, a Rosier, único fichaje a la espera que llegue Víctor Muñoz, se le vio con buena sintonía especialmente con Boyomo, con quien pasó buena parte de la sesión. También los cuatro promesas: Osambela, Stamatakis, Mauro y Pedroarena, quienes dieron buen nivel mientras eran ojeados por algunos familiares que se acercaron para alentar a sus chicos en un día tan especial para ellos. En una sesión en la que se celebraron goles como si de un partido se tratara, los jugadores notaron el apoyo de un público que no paró de aplaudir cada acción de mérito.
Lisci atiende a todos
Uno de los detalles que más llamó la atención fue que, al acabar la sesión, Lisci, antes de atender a los medios, se dirigió a la grada. Allí atendió a todos y cada de los aficionados que se acercaron a pedirle un autógrafo, una foto o simplemente charlar. El italiano estuvo cerca de diez minutos hasta que literalmente no quedaba nadie en la grada.