Si Osasuna hubiera perdido ayer de manera justa e inapelable –como tantas veces lo hemos visto perder en campos como el del Espanyol, a veces hasta de modos lamentables–, habría quizás algún motivo de preocupación. Pero como no fue el caso, creemos que el equipo se va al parón con mejor nota en el juego que en la puntuación.

Por haber frenado al mismísimo Real Madrid en el Bernabéu, por haber fallado ayer ocasiones clarísimas no solo para empatar sino tal vez hasta para ganar... y porque es una losa demasiado pesada que nos escamoteen un penalti en cada partido fuera de casa –el que le regalaron a Mbappé y el que le quitaron ayer a Víctor Muñoz–.

En suma, que la cosa tiene buena pinta y apunta a una buena o incluso gran temporada. Que no es poca conclusión para apenas tres encuentros. Lisci ha aterrizado de pie, el equipo juega ya con sus fundamentos y hay motivos para ilusionarse.