Osasuna logró una victoria vital para abrir brecha con los puestos de descenso y, de paso, para alejarse un poco más del Levante, el último clasificado de la Liga, que está a seis puntos. El equipo de Lisci volvió a ganar, después de dos meses sin hacerlo, y el hecho fue trascendental, necesario, con consecuencias clasificatorias evidentes y también emocionales, imprescindible para el futuro por encima de las circunstancias de un partido tenso, confuso a veces y con las urgencias a flor de piel. No fue un encuentro excelente, porque la excelencia no la buscaban ni Osasuna ni Levante, y sí un partido con estrés en el que se impuso la determinación superior de los hombres de Lisci. 

EL PARTIDO

La puesta en acción en el partido de Osasuna fue la que marcó la diferencia y escribió la historia. No se había cumplido el primer cuarto de hora cuando Víctor Muñoz marcó y metió a su equipo en el carril de la victoria. El segundo gol de los rojillos, a diez minutos del descanso, obra de Rubén García, zanjó la contienda y redujo al Levante a un equipo de buenos modales, que cuenta con interesantes futbolistas y que se expresa con el balón a las mil maravillas, pero que carece de pegada. Por lo menos se quedó con las ganas de hacer daño en El Sadar.

OSASUNA 2 - LEVANTE 0

Osasuna: Herrera; Arguibide (Juan Cruz, m. 69), Boyomo, Catena, Bretones; Moncayola, Torró (Iker Muñoz, m. 51), Aimar Oroz (Becker, m.74); Rubén García (Moi Gómez, 69), Víctor Muñoz (Herrando, m. 74); Budimir.

Levante: Ryan; Toljan, Matturro, Cabello (Olasagasti, m. 76), Manu Sánchez; Arriaga, Vencedor (Morales, m. 77), Brugué (Losada, m. 62); Carlos Álvarez, Iván Romero (Koyalipou, m. 82), Etta Eyong (Víctor García, m. 76).

Goles: Víctor Muñoz, 1-0 (m. 13), Rubén García, 2-0 (m. 37).

Árbitro: José Luis Guzmán (Comité andaluz). Amonestó a los locales Rubén García y Lucas Torró y a los visitantes Cabello y Arriaga.

Incidencias: Partido correspondiente a la decimoquinta jornada de LaLiga EA Sports disputado en el estadio de El Sadar ante 18.160 aficionados. EFE.


Osasuna suma tres puntos y se da un respiro después de su mala racha de resultados. Recompone mínimamente su clasificación, porque una victoria no da para más cuando se está en el pozo, pero sí puede plantearse algunas metas para terminar el año en una posición mejor y, un poquito más allá, concluir la primera vuelta con una renta de puntos más aseada. Un triunfo da para mucho en la casa del pobre.

Osasuna se marchó al descanso disfrutando del mejor de los escenarios posibles porque un equipo que necesita ganar, que debe hacerlo, solo en los sueños más felices es capaz de armar un relato con dos goles de diferencia. Otra cosa fue que los nervios, el espíritu de supervivencia, el terror a perder lo conseguido, hiciera que Osasuna diera unos pasos atrás y tolerara el mando y empuje del Levante durante algunos minutos. La entrada en el partido de los rojillos fue irreprochable, encerrando al rival en su campo y generando centros y llegadas. Fue en una de esas, muy pronto, cuando Rubén García, el hombre decisivo del partido, soltó un regalo sobre el área en forma de balón rabioso que cabeceó con ímpetu Víctor Muñoz. El Levante no anda tan fino a la hora de defenderse como en otras facetas del juego y en esa acción lo demostró.

El conjunto valenciano no acusó en su moral el efecto del gol temprano y, al contrario, reclamó protagonismo con un buen ejercicio con la pelota y un par de ocasiones, de Arriaga y Romero, bien solventadas por Sergio Herrera.

Rubén García estaba siendo el mejor analista de las necesidades del partido. Áspero por su banda, la derecha, presto a las ayudas y tenaz en las pugnas, apareció en los minutos finales del primer tiempo para aliarse con el rebote en un defensa y marcar el segundo gol. El Levante se sintió tocado y estuvo a punto de claudicar en una última ocasión de Aimar Oroz, sobre el tiempo, que salvó zaguero.

El público estaba cantando al regreso de los vestuarios “No hay tregua”, lo que era un mensaje también para los jugadores, que ya habían sido advertidos en algunos instantes del primer tiempo cuando dieron unos pasos atrás, probablemente empujados por la necesidad de no perder. Osasuna dispuso de tres oportunidades nada más regresar de los vestuarios para dar carpetazo al asunto. Dos veces Víctor Muñoz y otra más Budimir –en ésta el meta Ryan estiró la pierna no se sabe hasta dónde– se aproximaron al gol.

El Levante se quedó con las buenas maneras y solo se acercó a la portería en una acción de Losada, cerca de la media hora del segundo tiempo, que desbarató Boyomo –no estaba claro si el balón iba al fondo de la portería–. Lisci hizo todos los cambios que podía para ir reforzando el entramado defensivo y mandar un claro mensaje de que había que sostener el marcador como fuese –acabaron jugando Boyomo, Catena, Juan Cruz y Herrando, a quienes acompañaban Moncayola y Abel Bretones–. El plan era ganar y salió.  No hay más.