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Calle Tudela, 1964

Calle Tudela, 1964

EN 1964 y tras medio siglo de existencia, la presencia de los viejos cuarteles en el interior del casco urbano de Pamplona tocaba a su fin. Los comienzos de una incipiente industrialización, y la consiguiente primera oleada inmigratoria, anunciaban la aparición de un modelo nuevo de ciudad, con nuevos usos y nuevas exigencias. Desde un punto de vista militar, además, los viejos cuarteles intramurales estaban obsoletos y habían dejado de ser operativos, por lo que su traslado era totalmente aconsejable.

La actual calle Tudela, abierta en 1921 tras el derribo de las murallas que cerraban este sector, estaba ocupada en gran parte por el Cuartel de Intendencia, un edificio de 3 alturas, de aspecto severo y austero, levantado en ladrillo y con cadenas de sillar es los ángulos, en los enmarques de los vanos y en unas impostas lisas a la altura de los forjados. Construido en los primeros años del siglo XX, tal vez por algún arquitecto militar, era difícilmente adaptable a un nuevo uso, por lo que sería demolido, como todos los demás cuarteles, a excepción del actual Gobierno Militar. El espacio libre generado con su derribo sería conocido como "Solar de Intendencia", en recuerdo del viejo edificio, durante muchos años después de su desaparición.

HOY EN DÍA, esta zona del ensanche ha visto muy transformada su fisonomía, y tan sólo el ángulo nororiental de la "manzana de autobuses", en concreto la esquina en la que durante años estuvo la Casa de Socorro (1), permite identificar sin dudas este lugar. Durante años se debatió el uso final del viejo solar de Intendencia, y cerca estuvo de destinarse como sede para la Nueva Biblioteca General. Al final, no obstante, otro tipo de "criterios" se antepusieron al de su uso como depósito del saber cultural universal, y nuestros dignísimos y sabios próceres decidieron destinar este céntrico e histórico solar a la erección de... el Corte Inglés.

A tal efecto se levantó un auténtico engendro arquitectónico, que no hace ciudad, que ignora y aplasta a los edificios colindantes y que descansa en sí mismo y en su inmensa fealdad. La ciudadanía delibera, todavía perpleja, si las chapas de esta desmesurada caseta de obra proceden del reciclaje de rejillas de aire acondicionado, e incluso hay quien dice que se reutilizaron las puertas de las taquillas-armario de los soldados de los viejos cuarteles. Su único beneficio consiste, al parecer, en las facilidades que dan para colgar carteles con sonrientes modelos, conjuntos de menaje de cocina y "papás noeles" de tamaño gigantesco.