En 1898 la calle de las Navas de Tolosa, que daba inicio al llamado Primer Ensanche, estaba dominada por el nuevo Palacio de Justicia, de elegante y decimonónico estilo ecléctico, obra del arquitecto navarro Julián Arteaga, y que entonces se encontraba todavía en fase de construcción. El edificio se levanta justo en el punto en el que la calle de Navarro Villoslada cambia de nombre, coincidiendo con un giro de 90 grados en la calzada, y a la sazón el nuevo edificio se marcó como el número 1 de la calle de las Navas de Tolosa. En la imagen, además, se aprecia la alineación original de la calle, así como una isleta ajardinada en su centro.

El consistorio pamplonés había decidido en 1890 dar a esta nueva calle el nombre de aquella célebre batalla, acaecida en Jaén en el año 1212, y en la cual una coalición cristiana acudió en ayuda de los castellanos en su lucha contra los almohades, siendo decisiva la participación navarra en el choque. Y todo ello a pesar de que, tan sólo 12 años antes, en 1200, la voraz Castilla había invadido Navarra, apoderándose de la mitad occidental del reino, la "Navarra marítima" que diría mi amigo Tomás Urzainki, incluida Guipúzcoa y buena parte de Vizcaya y Álava. Vitoria, la segunda ciudad del reino navarro, se rindió tras soportar 9 meses de asedio, ante una feroz hambruna y con permiso expreso de su rey, Sancho VII el Fuerte.

Hoy en día, esta zona constituye una de las vías más importantes del centro urbano, porque comunica el casco viejo pamplonés con los bulliciosos barrios de su periferia y con una de las salidas de la ciudad. La ubicación de este Palacio de Justicia, símbolo del poder judicial, mirando al Palacio de Diputación, o sea la sede del poder ejecutivo, enclavado en el otro extremo del Paseo de Sarasate, marcó una de las más claras y conseguidas escenografías urbanísticas planteadas en la vieja Iruña, simbología redondeada con la presencia imponente del Monumento a los Fueros (1903), levantado entre ambos palacios como elemento de equilibrio entre el poder ejecutivo y el poder judicial.

En cuanto al edificio reproducido, marcó un hito en la arquitectura pamplonesa, puesto que la tradicional estructura de madera se sustituyó por viguería metálica, y fue además el primero de la ciudad en el que se incorporó pararrayos y calefacción central. En la actualidad, aunque su aspecto exterior permanece inalterado y ha sido convenientemente restaurado, su interior ha cambiado radicalmente, puesto que en el año 2000 se procedió a su derribo, conservando únicamente los muros perimetrales, y se consagró a un nuevo uso, como sede del Parlamento de Navarra y desplazando a la Audiencia de Navarra a otro inmueble.