Ya en un cartel que da a la calle, sobre la puerta de entrada, se anuncia el aniversario: "Josetxo, 50 años trabajando en Casa Juanito, enhorabuena. 50 años de morros, higadicos, caldico, morcilla, almuercicos...". El lunes 15 celebraron en el bar el medio siglo de vida profesional. "Pusimos un lunch en la barra y estuvo a tope", cuenta Josetxo, tras la barra, con la cafetera sonando de fondo y mientras sirve una copa a un cliente. En la fiesta le acompañó su mujer, Mª Ángeles Elizalde, quien también trabaja en el bar, además de sus hijos y otros asiduos al local.
"La gente te da la enhorabuena y sí que hay habituales", comenta Josetxo, que califica la "clientela que más viene" como de "edad media o mayor" debido al tipo de especialidades de la casa: "Aquí tenemos, sobre todo, callos, hígados y morros, y eso la gente joven no come mucho", ríe el de Legorreta. Sin embargo, en su menú, el bar también ofrece cazuelas, ensaladas, bocadillos o platos. Y su ubicación, lugar de paso obligado a turistas y aficionados del Encierro, hace que un público más variado se detenga en el local. "Madrileños y valencianos, sobre todo por los callos y el hígado encebollado" son algunos de los que repiten San Fermín tras San Fermín, observa Josetxo. "De los 50 años que llevo aquí, pues me conocen un poco", comenta en alusión a personas que se marchan de Pamplona y al tiempo, a su regreso, pasean por el Casco Viejo.
Cambios y jubilación Aunque el bar sigue igual, con una única gran reforma en el año 1985, el entorno y las costumbres han cambiado un poco. "Antes era muy distinto, a la gente le gustaba venir con el coche hasta la puerta, así, para que les vieran y ahora eso ya ha desaparecido", recuerda Josetxo. Asimismo, la carnicería, la tienda de ropa y la de electricidad vecinas, las ha visto emerger. Y del trato entre las personas, el camarero observa el cambio de actitud de los pamploneses: "Ya no se deja la cartera encima de la barra sin preocupación, como antes".
Aunque tenga 66 años y una jornada de 6.00 a casi 0.00 horas (con respaldo de otro camarero, Álvaro Esparza, y su mujer, Mª Ángeles), Josetxo no muestra intención de jubilarse por el momento. "Tengo un chaval de 14 años, y hasta que no lo meta en la universidad... aquí seguiré", comenta alegre. Y, además, con fuerzas y ganas de sobra.