pamplona - “Hasta hace bien poco todo el cauce del Arga que rodea Pamplona estaba repleto de huertos tradicionales, y esta actividad, a la baja en las dos últimas décadas, está renaciendo en forma de experiencias de huertos urbanos”. Pamplona, y sus vecinos, lo recuerdan bien, y de esta nostalgia y del impulso de un grupo de trabajo, ha tomado forma la idea, tanto que, después de “dos años de espera”, el nuevo Ayuntamiento ha dado luz verde a su iniciativa, y ha presupuestado 42.000 euros para hacerla posible en 2016. Ahora solo queda que realice los trámites administrativos necesarios para ceder el uso de un solar. “Nos gustaría empezar a prepararlo en enero o febrero, para poder plantar lo que se pueda de cara a la primavera”, explica Leire Aliende, una de las integrantes del grupo.

Se trata de un proyecto de solidaridad, con un “enfoque comunitario”, y tomando como base la premisa de que “los espacios públicos urbanos son patrimonio común y valor de identidad, además de un recurso para la ciudadanía y lugar de encuentro para las relaciones vecinales”. A partir de ahí, una decena de colectivos del Casco Viejo, además de vecinos y vecinas a título particular han desarrollado la idea. Una idea que no es nueva. En manzanas de Nueva York ya se han puesto en marcha, y, según señalan, “el auge de la plantación en balcones es un pequeño pero significativo ejemplo”. A muchas personas les gusta plantar su perejil o su albahaca en la ventana. El salto hacia un huerto con todas las de la ley era inevitable, y así lo han visto en el Casco Viejo. Detrás, cuentan con el conocimiento y experiencia de conocedores en la materia, educadores ambientales como Mikel Baztan, impulsor en Noáin de varias iniciativas pioneras, y otros vecinos como Leire Aliende, pamplonesa de 30 años, que después de 7 años en Glasgow poniendo en marcha experiencias de huertos urbanos en los colegios y barrios más desfavorecidos de la ciudad escocesa, se ha unido al grupo del Casco Viejo: “Glasgow es una de las ciudades más peligrosas de Europa, y gracias a proyectos como los huertos urbanos, se consiguió reconstruir a la comunidad, integrar a los inmigrantes”, recuerda.

A todo eL BARRIO La propuesta “está abierta a todas aquellas personas que viven, trabajan o quieren pasar su tiempo libre en el Casco Viejo”, y que “quieran comprometerse con un proyecto comunitario, abierto y participativo para poner en marcha y mantener un espacio de producción hortícola y compostaje”. “No tenemos nada que ver con la política nadie” y esto lo quieren dejar bien claro, por el contrario, quieren que sea “un recurso abierto a todo el mundo. Lo único que tenemos en común es que somos de la parte vieja, y queremos mejorarla, con un proyecto integrador, en el que cada cual aporte su granito de arena, y cualquiera se sienta útil”, explica Leire, quien añade que “los colegios del barrio están implicados, por lo que es muy interesante el componente educativo, formar a los txikis en proyectos de ecología, de un mundo mejor”.

PARA 2016 Después de dos años de espera, 2016 puede ser el año. Ya cuentan con el apoyo municipal, por lo que están esperando la cesión del Ayuntamiento del espacio (barajan el patio de Teresianas o la trasera del Condestable). En marzo ya podrían empezar -detalla Leire- “a plantar ajos, cebollas. plantas bajo tierra”. Y lo más interesante, a parte de su fin integrador de todo un barrio, es que no hay ánimo de lucro: “Todo el excedente del huerto se entregará a los comedores sociales”. La iniciativa tiene todo a su favor para echar a andar.