En 1901 la ciudadanía de Pamplona asistía curiosa al derribo de uno de los más antiguos elementos de su ciudad, la torre medieval de la iglesia de San Lorenzo. Databa del siglo XIII, y había formado parte del recinto amurallado de la ciudad, protegiendo desde su enorme altura el portal de San Lorenzo, por el que se entraba a la calle Mayor. En 1743 se abrió en ella una portada tardobarroca, obra del pamplonés Juan Miguel de Goyeneta, para darle acceso desde la Taconera, pero las bombas lanzadas desde la Ciudadela por el sublevado general O’Donell, en 1841, dañaron la parte superior de la torre, sentenciando su futuro.
La fotografía, obtenida sin duda el 25 de febrero de 1901, muestra el momento del inicio del derribo de la vieja torre. Debía ser un día frío, a juzgar por los ropajes de los personajes, y la foto se obtuvo en el momento preciso en el que un carruaje cruzaba ante la iglesia, camino de la Rochapea.
Hoy en día la iglesia de San Lorenzo muestra la portada que diseñara Florencio Ansoleaga, y que fue inaugurada el 6 de julio de 1903, hace ahora 113 años. Tiene el estilo propio del siglo XIX, con un carácter ecléctico y resabios neorrománicos, y aunque forma ya parte del paisaje pamplonés, la verdad es que no podemos dejar de echar en falta el viejo torreón medieval. En cuanto a la portada de Goyeneta, cuesta creer que nada se conservara de sus molduras, de sus entablamentos y de sus esculturas. Una pena.
Dentro de unos pocos días, la iglesia de San Lorenzo y sus inmediaciones serán escenario de algunos de los más tradicionales actos de las fiestas de San Fermín. Mientras tanto, la imagen del santo aguarda paciente dentro de su hornacina, en la capilla que por encargo del Ayuntamiento se construyó entre 1696 y 1717. Su pago supuso un esfuerzo enorme para la ciudad de Pamplona, pero bueno, eso ya lo contaremos otro día...