pamplona - “La vida del guía turístico es muy divertida. Se trata de enseñar nuestra tierra y todo lo bonito de ella: el arte, las tradiciones y la cultura... pero no de manera igual para todos los visitantes; hay que adaptarla para cada cliente, y que la gente llegue a entender nuestro patrimonio y costumbres supone una gran satisfacción”, explica Mikel Ollo, quien lleva más de 20 años como guía y asegura sentirse muy orgulloso de esta labor didáctica. Aunque depende de la época, Navarra es un lugar con muchos visitantes, sobre todo en San Fermín, cuando Pamplona se tiñe de una marea blanca y roja y turistas de todos los lugares del mundo aterrizan en la ciudad.

Destino Navarra es una agencia de guías turística que Mikel Ollo regenta desde su nacimiento en 2013 y durante estos Sanfermines más de mil personas han conocido las fiestas de la mano de los diez guías que trabajan en esta empresa. El turista norteamericano es el más numeroso pero también se han abierto nuevos mercados que aún están por explorar. En concreto, el visitante asiático ha supuesto un 20% de las reservas para esta agencia. “Son clientes que pasan por Pamplona en viajes exprés y lo que suelen contratar son solo packs de balcones, a diferencia de otros clientes como los norteamericanos”, apunta Ollo. Y es que tal y como reconoce, es más difícil la comunicación con los clientes chinos por la barrera del idioma, por ello son necesarios traductores, lo que provoca “una toma de contacto algo más fría”. El carácter tímido de estos turistas y sus rápidas visitas les convierte en un perfil de visitante al que no le suele gustar profundizar en la historia o la cultura de las fiestas. Eso sí, son gente muy selecta que dispone de los medios para viajar por el mundo sin problemas.

Por otro lado, los visitantes americanos tienen un interés más cultural, tal vez influido por la huella de su compatriota, el escritor Ernest Hemingway que dio fama a las fiestas. Además, suelen quedarse más días. Estos turistas, junto con los anglosajones y los de Centroamérica, se interesan por conocer las claves de la fiesta. “Muchos piensan al principio es que el encierro es un evento competitivo y se sorprenden de la rapidez de las carreras. Al final, acaban entendiendo los orígenes de esa tradición y la adrenalina del momento”, declara. Además, estos clientes también se interesan por la cultura, música e historia de otras ciudades de Navarra. Olite es una de ellas, un lugar “agradable, cercano a Pamplona y muy cómodo de visitar; en concreto a los norteamericanos y anglosajones les entusiasman los castillos medievales y los edificios con historia porque en sus lugares de origen no los pueden ver”, expone. En cuanto al turista nacional, viene en grupos más reducidos y contrata packs más concretos como los balcones, es decir, prefieren moverse de otra manera, sin un plan estructurado.

Por otro lado, la mitad de las contrataciones de los servicios se realizaron de manera on line. “Con las herramientas de ahora, que permiten a los clientes dar más referencias, es todo más cómodo”, manifiesta.

El nivel adquisitivo de las personas que contratan los servicios de Destino Navarra suele ser bastante alto aunque el abanico es más amplio. “Un día en un balcón te puedes encontrar a una alta personalidad de un país y, al día siguiente, una persona más humilde que está cumpliendo su sueño de ver el encierro en Pamplona”, explica para quien “la clave es adaptarse al tipo de cliente”. Algo que les gusta a los famosos que vienen a la ciudad es el anonimato que les brinda vestirse de blanco y rojo lo que les permite pasar desapercibidos por las calles de la ciudad. Una grata sorpresa para esta agencia este año han sido los dos cruceros que decidieron hacer una parada en Pamplona para las fiestas. “Gente de mucho poder adquisitivo que venía en busca de lo mejor, exigentes pero agradecidos y comprensivos con el caos que se crea en San Fermín debido a la multitud de visitantes”, expone. Precisamente a este tipo de turista le cuesta creer la facilidad y fluidez de movimiento que existe pese a la cantidad de gente que invade las calles de la ciudad. Asimismo, les sorprende el cambio de ambiente entre las horas previas al encierro, con la suciedad, alboroto y la presencia de cientos de jóvenes que han pasado la noche de fiesta, y a partir del desayuno, por ejemplo en el Nuevo Casino, cuando la vida festiva se transforma, la ciudad se queda limpia y el perfil de gente que pasea por las calles es diferente. Y es que, en cuestión de unas horas, son los mayores y niños quienes cogen el testigo siguiendo a las txarangas y los gigantes.