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Las mujeres de Ernest Hemingway

Rosa María Calaf, Pamela Rolfe, Cécile Thibaud y Paola del Vecchio, corresponsales internacionales, se reunieron ayer en el Café Iruña para participar en una tertulia sobre el conocido escritor y sus mujeres

Las mujeres de Ernest HemingwayIñaki Porto

pamplona - Cuatro mujeres corresponsales de ámbito internacional, cuatro miradas diferentes y una figura icónica: Ernest Hemingway. La periodista catalana Rosa María Calaf, que durante más de 30 años fue corresponsal de Televisión Española por todo el mundo; la estadounidense Pamela Rolfe, profesora universitaria y corresponsal en Madrid para varios medios estadounidenses y británicos como Associated Press o The Washington Post; la periodista italiana y corresponsal en Madrid para Il Mattino o Il Messaggero Paola del Vecchio y, por último, la francesa Cécile Thibaud, corresponsal en la capital para los diarios L’Express, Tribune de Genève o Sud-Ouest se reunieron ayer en el Café Iruña para participar en una tertulia sobre el conocido escritor y sus mujeres, moderada por Edorta Jiménez, que forma parte del ciclo Recuperando a Hemingway.

Ninguna de ellas conoció al escritor americano en persona, pero las cuatro se han visto influenciadas por su figura de una forma u otra. Literariamente en el caso de Calaf, la “búsqueda de la verdad” en el caso de Paola del Vecchio, el descubrimiento de los Sanfermines para Thibaud o “el ser expatriado” en el de Rolfe. “Cuando pienso en Hemingway también pienso en Martha Gellhorn, su tercera mujer. Ella también era corresponsal y periodista, además, bastante mejor que él. Para mí fue un referente”, explicó Rosa María Calaf sobre la mujer a quien Hemingway dedicó el célebre For Whom the Bell Tolls (Por quien doblan las campanas). Y es que, en unos tiempos convulsos en los que Europa estaba reconstruyéndose, Gellhorn demostró su fuerza e independecia y recorrió el viejo continente en busca de conflictos como la Guerra Civil española, que cubrió como corresponsal para la revista americana Collier’s Weekly. “Gellhorn destaca mucho más que Hemingway como corresponsal. De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial es él quien la sigue a ella por todo Europa. Él se sentía atraído por las mujeres fuertes, le gustaba la competencia que ella le ofrecía, pero al mismo tiempo no lo aceptaba”, apuntó Rolfe.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que el autor de Fiesta puso de manifiesto que no estaba del todo conforme con las largas ausencias de su tercera mujer. “Hubo un momento, cuando ella se dirige a cubrir el frente italiano en 1943, en el que él le mandó una carta preguntándole: ¿Eres corresponsal de guerra o esposa en mi cama?”, señaló Calaf. Sin embargo, al poco tiempo fue el propio Hemingway quien partió hacia el conflicto, con el objetivo de cubrir el desembarco de las tropas americanas, británicas y canadienses en tierras galas. “Él siempre dijo que había participado en el desembarco de Normandía, pero no fue así. A pesar de que le quitó la acreditación de prensa a su mujer, viajó escondido en el baño de un barco”, explicó la periodista catalana.

“Hemingway se sentía atraído por las mujeres fuertes. Él buscaba una mujer fuerte, con empuje. Una mujer a la par de un hombre excepcional. Alguien que lo hiciese superarse y conseguir la mejor versión de sí mismo cuando escribía, pero al mismo tiempo quería someter a la mujer y tenerla a sus pies”, abundó Cécile Thibaud, que no dudó en añadir que “también se dice que estaba fascinado por su amigo y escritor Scott Fitzgerald”.

De cualquier forma, su matrimonio con Gellhorn se rompió en 1945, como ya había ocurrido en 1927 con su primera mujer Hadley Richardson y más adelante, en 1940, con su segunda mujer y también periodista Pauline Pfeiffer. En 1946 se casó con la también periodista de guerra Mary Welsh. “Su cuarta mujer también era corresponsal, pero no de la misma categoría que Martha Gellhorn. Las que hemos venido detrás les debemos mucho a las mujeres como ella”, recalcó la veterana corresponsal de Televisión Española.

primer amor La enfermera americana Agnes von Kurowsky fue el primer amor de Hemingway e inspiró el personaje de Catalina Barkley en su libro Adiós a las armas. Se conocieron cuando él tenía 19 años en un hospital de campaña de Milán y la pareja tenía previsto casarse hasta que un oficial italiano se cruzó en su camino. “Hemingway tuvo problemas para enrolarse en el ejército y finalmente pudo ir, pero como conductor de ambulancias para la Cruz Roja. Tuvo un accidente y recibió una gran cantidad de metralla en una de sus rodillas, por lo que tuvo que ser operado en numerosas ocasiones y pasó tres meses en el hospital”, explicó la periodista italiana Paola del Vecchio.

Fue ahí donde conoció a Agnes, una enfermera americana ocho años mayor que él. “Ella le llamaba el viejo niño y algunos han encontrado en esto que él buscaba una mujer más mayor que él como una forma de buscar apoyo y una sustitución de la figura de su madre, que había sido muy estricta e incluso castrante con su padre”, apuntó la periodista de Il Mattino.

Pauline Pfeiffer. Su segunda mujer y también periodista. Escribía para Vanity Fair y Vogue, dos importantes revistas de moda.

Martha Gellhorn. Fue la tercera mujer de Hemingway y está considerada como una de las mejores periodistas de guerra del siglo XX. En 1958 obtuvo el prestigioso premio O. Henry. Trabajó para la oficina de la United Press en París y a su vuelta a los EEUU fue contratada como investigadora de campo para la Federal Emergency Relief Administration, creada por Roosevelt para combatir la Gran Depresión. Además, cubrió la Guerra Civil española, el ascenso de Hittler o el inicio de la II Guerra Mundial. También fue corresponsal en Finlandia, Hong Kong, Birmania, Singapur y Bretaña y el desembarco de Normandía. Le dedicaron un sello postal en su honor.

Mary Welsh. Cuarta mujer y también periodista de guerra, estuvo trabajando para Chicago Daily News y London Daily Express. Fue la responsable de la publicación póstuma de los libros: A Moveable Feast (París era una fiesta), Islands in the Stream (Islas a la deriva) y The Garden of Eden (El jardín del Edén).