pamplona - Corría el año 1973 cuando Alejandro Pérez Altuna, un escolapio apasionado de las Matemáticas y la Física, instaló un belén móvil en el colegio Calasanz Escolapios. Con el motor de un viejo despertador, construyó un molino de viento; aprovechando la reflexión de la luz en un vidrio reprodujo el anuncio del ángel a los pastores, y con un intrincado sistema de canales y una bomba de agua, un río. “En su momento, causó sensación. La gente no estaba acostumbrada a ver un belén con movimiento”, explica Vicente Iriso, que junto con Javier Uterga, Jesús Mari Monreal y Jon Expósito, ha pasado los últimos cinco años restaurando el belén.

“Aún faltan algunas piezas del belén original, como el pescador, que es una figura por la que preguntan mucho, o la nieve que caía al fondo. Nuestra intención es continuar con el ejemplo del Padre Alejandro y añadir un elemento nuevo cada año”, apunta Javier. Sin embargo, y excepto la renovación de los antiguos motores de cuerda por unos eléctricos, el resto del belén se mantiene intacto. Un detalle que hace que muchos visitantes evoquen otros tiempos. “Este belén tiene mucha historia en Pamplona y para mucha gente ha supuesto una vuelta a la infancia. Padres que han venido con sus hijos, antiguos alumnos... Incluso ha venido gente desde Las Palmas o Barcelona, como la sobrina del Padre Alejandro, que nos visitará junto con sus hijos”, confiesa Jon, ex-alumno y profesor de Escolapios.

De hecho, y tal y como recuerda Jesús Mari, “muchos de esos antiguos alumnos van directamente al lugar en el que se colocaba antes, en tiempos del Padre Alejandro”. Por otro lado, y aunque hoy estará cerrado, el día seis el belén abrirá de 18 a 20 horas con entrada libre.