Patrimonio cultural de altura
Colmenav, iniciativa apoyada por el Ministerio de Cultura, archiva y divulga con ayuda de la tecnología el patrimonio de valles, pueblos o ciudades
pamplona - Se entiende por patrimonio cultural no solo el conjunto de monumentos y objetos con valor histórico o artístico de una comunidad, sino también sus tradiciones, costumbres y folclore que conforman una identidad y el sentido de pertenencia a un lugar. Un patrimonio que ahora puede echar a volar.
Al menos eso debió de pensar el Ministerio de Cultura en 2015, cuando dio alas a la iniciativa de un grupo de jóvenes navarros a través de las ayudas para la modernización, innovación y creación de las industrias culturales y creativas mediante proyectos digitales y tecnológicos. “Presentamos el proyecto para desarrollar un método para la digitalización 3D del patrimonio histórico”, describe Aitor Ortiz, impulsor de la iniciativa. “Nos concedieron la ayuda, y en un proceso que dura casi 2 años integramos al equipo de trabajo, historiadores, sociólogos y técnicos en comunicación, para sumar al proyecto las labores de digitalización para la difusión del patrimonio histórico y cultural”, añade. Tiempo en el que, por ejemplo, se incorpora al equipo la licenciada en historia Jezabel Mazo.
Para archivar y divulgar ese patrimonio de siempre Colmenav pretende valerse de lo nuevo; en este caso de unos drones de buen porte y fabricados a gusto del consumidor (para algo los hacen ellos mismos, en las instalaciones del CEIN) cuyas aplicaciones van mucho más allá del mero uso audiovisual.
drones ‘made in’ navarra Ester Iriarte, directora de desarrollo de negocio de Technidrone, cuenta que, pese a que sus aparatos están enfocados para otros usos, vieron la viabilidad del proyecto de Colmenav y que “Techidrone podía aportar esa parte técnica... y aquí estamos”.
Los artilugios que diseñan y fabrican son drones profesionales empleados especialmente para la cartografía. Esta técnica consiste en tomar un importante número de fotografías (500 en el caso de la ermita de Santa María de Eunate, por ejemplo), cada una de las cuales es georeferenciada a través de los GPS provistos en el dron para una posterior interpretación 3D a través de software. “Con este método se obtiene una nube de puntos que aporta una información de alta resolución de la posición y su proyección en un entorno multiplano de la textura en una maya 3D virtual. Es el equivalente a realizar un escaneado tridimensional de un objeto, pero a una mayor escala. Posteriormente se realiza un registro e interpretación de la información y se obtiene un objeto en 3D de alta resolución, facilitando una compresión integral del estado de conservación del patrimonio histórico”, explica Aitor Ortiz.
Iriarte analiza otra de las diferencias con un dron convencional: “Los que existen en el mercado son cerrados, muy limitados técnicamente. Es inviable configurar o modificar algo. Sin embargo aquí tanto el software de planificación como el propio manejo, todo, está hecho a medida. Nosotros configuramos la altura de vuelo, la velocidad, el número de imágenes a tomar... La capacidad de customización o personalización es muy alta”, explica, virtud que les permite adaptarse a las necesidades de cada cliente. Y, como además de la venta también ofrecen el servicio, la propia experiencia de vuelo les da pistas para la mejora en la fabricación.
¿qué hacen exactamente? Techidrone aporta la parte técnica, y Aitor Ortiz la experiencia en el campo audiovisual, ya que ha trabajado en cine, televisión y “últimamente mucho en el campo del documental etnográfico. Y decidimos integrar todo gracias a la oportunidad que nos brindó el Ministerio de Cultura. Hemos ampliado el proyecto de fotogrametría. Por eso nos dedicamos al estudio de ese patrimonio cultural, y específicamente a su difusión”, dice. Basan su oferta en la digitalización 3D y estudio para la divulgación del patrimonio histórico, archivo del patrimonio histórico y cultural de valles, pueblos y ciudades, museos web y documentales etnográficos.
“Nos dedicamos a la difusión integral del patrimonio. La parte más tecnológica son los museos web, además de las fotogrametrías con el patrimonio histórico. Hacemos un acercamiento vía web no solo para fomentar el turismo del patrimonio histórico, sino también la difusión. Una manera nueva de hacerlo y acercarse al patrimonio cultural”, detalla Ortiz, que desgrana otra de los posibles usos de la fotogrametría: “Sirve para elaborar, junto con historiadores y arquitectos, informes del estado de conservación del patrimonio histórico”.
Documentación del patrimonio cultural, el que se puede tocar y el que no, difusión de ese patrimonio en base a documentales para colgar, entre otros soportes, en las webs municipales, y, quizás lo más potente, las fotogrametrías. “Y en eso estamos”, explica Ortiz. “Una vez finalizadas las técnicas de desarrollo tecnológico y de analizar qué podíamos ofertar y cómo, hemos iniciado una campaña de presentación en ayuntamientos”, añade. Ha llegado la hora de darse a conocer. Ya lo han hecho en pueblos de Navarra, La Rioja, Málaga o Aragón, aunque aseguran que “no nos ponemos fronteras”.
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