Los hogares de la Ultzama cuentan su historia
Lourdes Iraizoz, de Iraizotz, narra en ‘Ultzamako Etxeak’ la historia que atesoran las casas y las familias de los pueblos del valle desde el año 1500
pamplona - Lourdes Iraizoz Etxandi pasó su infancia y adolescencia en casa Aritzena, en Iraizotz (valle de Ultzama). Allí tiene algunos de sus mejores recuerdos. Estudió Magisterio y Educación Social, y ahora trabaja en el Servicio Social de Base en Estella. Los fines de semana los sigue pasando en su pueblo natal, donde ha convertido su pasión en su segunda profesión. En diciembre publicó su segundo libro, Ultzamako Etxeak, donde refleja la historia olvidada del valle de Ultzama. En él analiza las casas y bordas (como llaman a los caseríos) de los municipios que conforman la zona. “La importancia de las casas ha sido siempre brutal. Es más, a los vecinos se les conoce por ello. Allá, yo no soy Lourdes Iraizoz, soy Lourdes, la de Aritzena”, explica la autora.
Apasionada de la historia, en el año 2005 comenzó a recopilar datos, a nivel personal, de Iraizotz y del valle. “Apuntaba lo que leía y lo que me interesaba. Siempre me ha gustado la historia y más, la de nuestra tierra”, sentencia. Sin embargo, en 2010 se atrevió a dar un paso más y publicó su primer libro, Aproximación a la historia de Ultzama. Con anécdotas y curiosidades desde el Paleolítico hasta el siglo XIX, y “mucho más sencillo” que Ultzamako Etxeak, fue costeado por el Ayuntamiento y repartido entre los vecinos. “Muchos no habían leído otros libros de historia hasta entonces”, subraya.
Aunque el proceso no ha sido fácil, se puso manos a la obra de nuevo hace siete años e investigó los registros de la Iglesia (partidas de nacimiento, matrimoniales, de defunciones...), el Archivo de Navarra y otros documentos: “Ha habido momentos durante estos siete años en los que pensé que nunca terminaría y que lo que estaba haciendo era una locura. Tengo datos desde 1500”, expresa. Las bordas, por ejemplo, solían alquilarse. En ellas no vivía el dueño y había familias que cambiaban mucho de domicilio, lo que complicó su investigación. Lourdes estableció contactó también con muchas de las personas mayores de Ultzama, quienes le dibujaron la realidad de décadas pasadas para hacérselo más fácil.
Lourdes destaca la historia de Pintorena, la casa donde vivió, hacia 1612, Domingo de Múzquiz. Se llamaba así porque él era pintor de retablos, y la historia era desconocida porque no se conserva ninguna de sus obras.
hasta latinoamérica La navarra se ha costeado la edición del libro con la ayuda de la subvención que el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento le dieron a través de una convocatoria pública. Ultzamako Etxeak da la bienvenida al lector con un prólogo en el que explica la organización del libro. Cada capítulo recoge las casas de un pueblo, ordenados alfabéticamente. También recuerda cómo uno de los hijos del matrimonio heredaba la casa para no perderla. Y no se olvida de las familias que tuvieron que emigrar. Por ello, ha vendido libros en Argentina, Uruguay o México, entre otros países latinoamericanos. “He recibido llamadas desde allí. Agradecen conocer la historia de sus antepasados”, añade.
Entre sus motivaciones se encontró reunir relatos de mujeres, como de comadronas, enfermeras y amas de cría, y de personajes célebres que, aunque pocos, marcaron parte de la historia del valle.
Satisfecha, vende su obra (de la editorial Altaffaylla, al igual que Aproximación a la historia de Ultzama) a través del 616 912 617, por 30 euros. Lourdes no deja de trabajar y ya está pensando en su próximo proyecto. “Voy a seguir investigando. No sé qué haré, pero, por ejemplo, me interesa mucho el tema de los terrenos comunales que siguen funcionando”.
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