A contracorriente. Ese es el lema de Acuatrosport, negocio local especializado en el trail y el running, que a pesar del complejo contexto socioeconómico marcado por el cierre de locales ha abierto su tercera tienda situada en el Segundo Ensanche, en la calle Tafalla, 22.

"Es un momento complicado por la pandemia, pero de los más de 25 años que llevamos trabajando como pequeño comercio no recuerdo ninguno que tuviese buenas expectativas, así que ya estamos más que acostumbrados a trabajar con todo en contra y decidimos ir a contracorriente", asegura Ramón Orayen, que lleva las riendas del negocio familiar junto con sus hermanos Javier y Maru.

Ramón levantó la persiana hace menos de un mes, el 15 de marzo, pero empezó a trabajar en este proyecto en 2019. "Queríamos darle forma a lo largo de la primavera de 2020 para abrir en septiembre. Sin embargo, llegó el confinamiento con su consecuente cierre de tiendas y tuvimos que quitarnos esa idea de la cabeza y centrarnos en sobrevivir", confiesa Ramón.

Afortunadamente, a partir del verano volvieron a trabajar y "cuando menos lo esperábamos, surgió el local de la calle Tafalla, que nos gustó mucho y no requería demasiada inversión", explica. No desaprovecharon la segunda oportunidad y durante mes y medio toda la familia estuvo "volcada los siete días de la semana" para abrir la tienda cuanto antes.

La noche anterior a la apertura, Ramón era un manojo de nervios: "No dormí mucho porque me dio por pensar que el lunes íbamos a levantar la persiana y que tal vez no entraba nadie por la puerta. Además, no iba a ser un día cualquiera -15 de marzo- ya que se cumplía un año del cierre de comercios por el coronavirus, el momento más duro que hemos conocido en nuestra trayectoria. Eso añadía más ilusión", relata.

Por suerte, el mal presagio no se cumplió y echaron a andar con buen pie. "Estamos contentos porque ha venido mucha gente. A saludar los que ya nos conocían, otros a conocer la tienda y mucho vecindario de la zona a darnos la bienvenida y ánimos. Estamos muy agradecidos porque trabajar así es mucho más fácil", comenta.

Desde los años 70

La familia también dispone de otros dos locales en Villava y Burlada sin los que no se hubieran animado a dar el salto a Pamplona. "Sería impensable abrir un nuevo comercio desde cero. Teníamos una trayectoria, la gente nos conocía y a Villava se acercaba mucha gente de Pamplona a por productos de corredores que no encontraban", comenta.

De hecho, la gran diferencia entre las tiendas de Villava y Burlada y la recién estrenada de la calle Tafalla es que en las primeras hay producto multideporte mientras que en Pamplona han apostado por la especialización en artículos para correr por asfalto y monte. En concreto, calzado técnico, ropa deportiva, complementos y accesorios de hidratación, suplementación y nutrición. "Es un proyecto de corredores para corredores", afirma.

Sin embargo, los orígenes del negocio familiar multideporte se remontan a la década de los 70, cuando los padres de Ramón abrieron Deportes Eslava en Burlada. "Era un local muy pequeño, de unos 30 o 40 metros cuadrados, más un almacén en otra planta. No sé cómo conseguían meter allí todo el género, pero había de todo", asegura. Años después, indica, sus padres abrieron otro comercio multideporte en Villava y cambiaron a un local mayor el de Burlada.

A los tres hermanos les tocó echar una mano y "sin darnos cuenta íbamos aprendiendo el día a día de las tiendas, hasta que mis padres se jubilaron", expresa. En ese momento, los tres hermanos decidieron continuar con las dos tiendas y empezaron "un lento pero continuo proceso de modernización y digitalización", explica.

Durante todos estos años, Ramón ha vivido la época dorada del pequeño comercio familiar, pero también su progresivo declive. "Antes todos los locales estaban ocupados con algún tipo de negocio y había mucha vida en la calle. Eso se ha perdido. Nos hemos acostumbrado a ver calles vacías y oscuras mientras los coches abarrotan los accesos de los centros comerciales", lamenta.

Además, la pandemia ha agudizado los problemas que ya padecía el sector: estuvieron dos meses sin trabajar y aunque volvieron en mayo, las cancelaciones de las competiciones deportivas les afectó mucho. "Nos ha salvado la venta de calzado porque aunque no haya carreras, la gente sigue saliendo a correr", señala. Aun así, es optimista ya que "hemos notado un mayor consumo en el comercio local, sobre todo por parte de gente joven", finaliza.