Hace casi dos años, un 14 de agosto de 2020 en mitad de la pandemia y con mascarilla, Jimmy Cuenca, Felipe Lozano y Adrián Lozada volvieron a abrir las puertas de la Marisquería Iturrama. Lo hacían como dueños en vez de empleados. Y ya le echaron el ojo al local contiguo, antigua sede del Banco Santander desocupada, para una futura ampliación. “Siempre fue una oportunidad”, recuerda Felipe.

Felipe Lozano muestra un centollo, que "nunca falla" en la carta. Unai Beroiz

“En octubre del año pasado cogimos la bajera en un alquiler a muchos años y empezamos por ahí”, explica. Hablar con el arquitecto, buscar financiación, madurar el proyecto, la obra... y reinauguración el pasado mes de junio. “Estamos ganando el triple de espacio. La champanería tenía 128 metros cuadrados, incluyendo la cocina, y ahora son 364 metros”, recalca. Han añadido 18 mesas a las 14 que tenían, “pensando en el bienestar de los clientes, en atender bien y que la gente esté cómoda, con mesas grandes para grupos, otras para parejas, etc”. Y han ampliado la cocina y reubicado los baños, ganando espacio y respetando la estética de la champanería. 

Adrián Lozada se esmera con el jamón en el reformado local. Unai Beroiz

“De no ser por los clientes fieles, los del barrio, los de siempre que ya nos saludan de mano, beso o abrazo, esto no sería posible”, dice Felipe agradecido por la acogida. “Nos miman muchísimo en el barrio, y para nosotros significa mucho”, argumenta. El nuevo local funciona como el de antes; las mariscadas se llevan la palma, pero también son muy demandadas las copas de cava en barra “con pintxos que no sueles encontrar por ahí, anchoa, ostra, almeja, mejillón o coquina. Todo eso se acaba muy pronto. Y siguiendo con la tradición, las mariscadas, los arroces y el centollo, lo de la casa, nunca falla”, afirma.

Jimmy Cuenca es el responsable de la cocina. Unai Beroiz

Desde que abrieron no han parado y están “llenos desde el día 5 y hasta el día de hoy. Nos consideramos unos privilegiados. Estamos ahí a piñón trabajando, tirando todos los días del carro, y hemos crecido muy rápido en menos de dos años con una pandemia. Y eso, aparte de nuestro esfuerzo, tiene un nombre: clientela fija y buena”.