Hay gente que nos va a echar de menos y nos dicen ‘oye, no os vayáis’. Siempre nos han tenido cariño porque les hemos atendido muy bien y siempre han tenido el producto que querían y de nivel”, asegura José Mari Arizala que este viernes, tras 35 años, ha levantado por última vez la persiana de su negocio de imagen y sonido ubicado en la calle Felipe Gorriti, 31. Desde el lunes, Fritz prestará el mismo servicio en el polígono industrial Plazaola.

La empresa Fritz se fundó en 1987. “Procedo del mundo de la música. Tocaba en dos orquestas, en grupos de rock y era técnico de sonido. Decidí crear Fritz porque el mundo de la farándula es muy pesado, tienes que actuar muchas noches, recorres muchos kilómetros y duermes mal muchos días”, comenta José Mari Arizala que es socio con Iñaki Rodríguez. 

Durante los primeros cinco años de vida, Fritz se dedicó al montaje de discos, pero en 1992 “había 26 tiendas de discos en Pamplona y para nosotros era un pozo de dinero”, recuerda.

Ese mismo año, empezaron a vender sistemas de visión y cine en casa como proyectores, pantallas gigantes y televisores plasma. “Nos abrió el abanico de clientes. Era una moda reciente en auge y desde entonces nadie quiere tener una televisión pequeña en casa”, afirma.

En la actualidad, Fritz se dedica principalmente a la instalación de equipos de sonido e iluminación profesionales en ayuntamientos, casas de culturas, bares, empresas, colegios, iglesias, o gimnasios.

En la tienda del Ensanche también vende equipos de audio en sonido HI-FI, la abreviatura en inglés de alta fidelidad. “Dispongo de altavoces portátiles, amplificadores, auriculares, mesas de mezclas... Ahora mismo, creo que somos la única tienda de Pamplona que ofrecemos artículos HI-FI, como mucho seremos dos. El resto ofrecen productos de gama más baja”, defiende José Luis. Estos artículos, subraya, son para uso particular y doméstico.

Los motivos del traslado

Fritz se traslada al polígono industrial Plazaola (manzana F nave 1) junto con la empresa Conatel, por diferentes motivos.

En primer lugar, los problemas de aparcamiento que padece el II Ensanche. “Ha empeorado mucho y para nosotros era un gran problema. Nos metían muchas multas porque siempre andas a todo correr con las furgonetas y a veces se te olvida pagar la zona azul. Y los clientes entraban un poco amargados porque llevaban media hora dando vueltas”, recuerda. 

En segundo lugar, por el tipo de clientela. “Si vendes productos a clientes particulares, debes estar en el centro. Pero trabajamos a nivel industrial, no necesitamos estar en el Ensanche y vamos a prestar un mejor servicio en el polígono. El cliente llega y aparca en la puertica. Es más fácil”, reflexiona.

Por último, el daño que internet ha hecho al pequeño comercio. “La venta en la tienda cada vez está más flojica. Los chavales, que están más acostumbrados a comprar on line y miran toda las páginas webs, vienen a la tienda, miran un producto, lo prueban, preguntan el precio y si es más barato se lo compran por internet. Es un clásico”, lamenta. 

A pesar de que la tienda bajó ayer la persiana, José Mari se pasará a las tardes hasta que termine de vender los artículos que están en liquidación.