Alfredo León Mañú tiene 49 años y lleva 30 presentándose a concursos de carteles. Ha ganado más de 100 premios en Navarra y lejos de nuestras fronteras: fiestas del Pilar de Zaragoza, Semana Grande de Donosti y Jazzaldia, Eibar, Huelva, Gandía, Bayona, etc. Pero se le resiste San Fermín. “Además empecé a presentarme a concursos con el de Pamplona. Tengo esa espina clavada... me cago en la mar salada. No hay manera”, lamenta el agoizko, autor del cartel 204 horas, segundo clasificado con 1.551 votos (el 24,9% del total). Insistirá. 

'204 horas', cartel del agoizko Alfredo León, segundo con 1.551 votos. Alfredo León

A León, diseñador gráfico, ilustrador y creativo, no le hace demasiada gracia el segundo puesto. “Esto es como con Osasuna. Hemos llegado a la final, sí, pero ya que estás ahí quieres ganarla. Y más cuando generas una ilusión, te han seleccionado, la espera...”.

Hace dos décadas fue cuarto con un cartel con la figura del santo modernizada. Y aunque normalmente solo se presenta a concursos donde el jurado elige la obra –no es partidario de las votaciones populares en este ámbito– reconoce que “ilustrar la fiesta de San Fermín con tu imagen es otro escalón. Y me presento todos los años”.

Al diseñador los concursos de carteles le permiten trabajar con libertad. “Haces lo que quieres, si gusta bien y si no es un recurso que puedes aprovechar para posteriores proyectos. Es investigar. También me sirve de evasión, está la satisfacción cuando ganas un premio, y también ese afán de superación individual”, dice.

Su obra es una “simpática y colorista ilustración, con muchos elementos y personajes protagonistas de la fiesta” que “resume el caos de San Fermín. Pero hay espacio para mucho más en 204 horas de desenfreno”, defendía en la descripción que acompañaba al cartel.

Porque destaca que el diseño del cartel, “sobre todo el de San Fermín, tiene que ser algo explosivo, dinámico y alegre. A veces he presentado carteles con un solo elemento. Este año tenía otra idea que no pude realizar por falta de tiempo, y opté por esta amalgama de elementos e iconos. San Fermín es espontaneidad, frescura, locura, que todos volvemos a una época infantil... he querido recoger todo esto en el metro cuadrado del cartel. Y creo que lo he conseguido”.

El jurado destacó que la obra muestra todos los elementos de la fiesta –chupinazo, el toro, santo, comparsa, pañuelo, faja– envueltos en la música. Y cómo “la ausencia de trazo exterior en las figuras hace que toda la fuerza resida en el uso del color que funciona como motor para transmitir alegría y la idea de fiesta en toda su dimensión”. León argumenta que “solo con recortes de color he conseguido dar forma a los protagonistas de la fiesta, y están ordenados dentro del desorden bestial del cartel”.