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Fallece Patxi Barberena, durante décadas dueño del Bar Museo pamplonés

El hostelero continuó la receta del famoso frito de huevo que su padre Ceferino Barberena impulsó en 1963 en el establecimiento de la calle San Gregorio y su tío Joaquín en el Río de San Nicolás

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Fue uno de los herederos del famoso frito de huevo pamplonés. Patxi Barberena Larumbe, durante años propietario del Bar Museo, en la calle San Gregorio, 13, falleció este lunes a los 64 años. El popular hostelero, hijo de Ceferino Barberena y María Angeles Larumbe, continuó la receta que su padre en el Museo (antes el Bar Orbaiceta) en San Gregrorio, y su tío Joaquín en el Río de San Nicolás, impulsaron en el año 1963, el frito de huevo. En los últimos años, Patxi Barberena gestionó el Museo junto a su hermana Arantza en cocinas y su hijo Ion, hasta que lo arrendó hace unos 4 años.

La cremación tendrá lugar este miércoles, 4 de octubre, a las 10.45 en el cementerio de San José y los funerales se oficiarán a las 19.30 horas en la parroquia de San Raimundo de Fitero.

La historia de una receta de 60 años

Uno de los fritos más famosos de Pamplona acaba de cumplir 60 años: el frito de huevo. Se cuentan por cientos de miles los que se habrán elaborado ya en el Casco Viejo pamplonés, pero lo que muchos desconocen es que el huevo del Río y el huevo del Museo, en San Gregorio, son hermanos de padre. Porque el padre de Joaquín Barberena tenía el bar Orbaiceta, en San Gregorio, hasta que en 1963 se jubiló: "En el Orbaiceta, luego Museo, se quedó su otro hijo, Ceferino Barberena, mientras que Joaquín Barberena cogió el Río. Y ambos impulsaron la misma receta del frito de huevo en el Museo y el Río", recordaba hace unos años a este periódico Roberto Recasens, desde 1997 dueño del Río junto a Roberto Irurzun Santaquiteria.

Fritos de huevo en la barra del Río de San Nicolás, que comparte receta con el huevo del Museo.

El huevo del Río sigue cosechando fama y el del Museo, también, cada uno a su estilo. En los últimos años, y después de que Patxi Barberena arrendara el bar, la nueva propiedad ha seguido comercializando el frito de huevo, aunque con una peculiaridad, ahora son cuadrados.

Interior del Bar Museo en los años 90.