Queremos que se debata de verdad sobre Santa Ana. Que el Ayuntamiento de Pamplona nos pregunte qué plaza deseamos en el futuro, qué usos nos gustaría darle, cómo creemos que se pueden solucionar los problemas que genera el botellón, los ruidos, la polvareda... No nos podéis convocar a un proceso participativo para que opinemos sobre un proyecto que el propio Ayuntamiento ya ha desechado. Estamos descolocados”.

Vecinos de Santa Ana estallaron en un taller participativo organizado por el Consistorio en el que no se trataron los problemas reales que sufren los residentes sino dos proyectos estancados desde 2007 y que UPN propone ahora eliminar para siempre: la construcción de dos sótanos de galería comercial y otras dos plantas de parking subterráneo en la plaza de Santa Ana. 

El lunes, UPN echó a los leones a un técnico de participación ciudadana y a una empleada de Pamplona Centro Histórico que intentaron explicar las modificaciones que el Ayuntamiento pretende introducir en el proyecto de reurbanización de la plaza de Santa Ana, que lleva 16 años paralizado.

El Consistorio deshecha la galería comercial porque perjudicaría al pequeño comercio del Casco Viejo y también se olvida del aparcamiento subterráneo porque el “modelo de movilidad ha cambiado sustancialmente hacia una reducción del tráfico en el centro histórico”.

Además, en las obras de rehabilitación del Condestable se testó que en el subsuelo de la plaza de Santa Ana había restos arqueológicos. 

Sin embargo, los vecinos no entraron al trapo y criticaron con dureza que UPN “solo nos pregunta por cuestiones irrelevantes que ni se iban ni se van a hacer. Queremos que nos pidan nuestra opinión sobre los problemas reales que tiene la plaza”.

“UPN realiza una escucha selectiva. Nos quejamos sobre el ruido, el botellón, la suciedad y que las puertas de la plaza no se cierran a las noches y UPN hace oídos sordos”, subrayaron. 

Desde Pamplona Centro Histórico reconocieron que las reivindicaciones de los vecinos eran “importantes e interesantes”, pero matizaron que no eran los temas que “hemos traído. No es el debate de hoy. Los asuntos que venimos a tratar son los asuntos que venimos a tratar, las propuestas de modificación”.

El técnico de participación ciudadana recogió el malestar y se comprometió a trasladarlo al equipo de Gobierno de Cristina Ibarrola. 

‘No’ al parking

Tras el rifirrafe, el debate se recondujo y buena parte de los asistentes afearon la falta de información sobre el hipotético aparcamiento subterráneo en la plaza de Santa Ana: cuánto durarían las obras, cuánto costaría cada plaza, cómo sería la gestión, qué vecinos del Casco Viejo podrían estacionar en las 154 plazas de residentes...

“No podemos votar a favor o en contra si no sabemos nada sobre el parking. Así no se puede tomar una decisión. Faltan más reuniones públicas”, se quejaron.

En la misma línea, los vecinos subrayaron que “para votar con criterio” deberían saber si el Ayuntamiento va a construir “de una vez” el parking de las Huertas de Santo Domingo.

Los residentes llevan demandando este parking desde hace 29 años y según el último informe municipal costaría 23,4 millones de euros. 

Los vecinos se opusieron frontalmente al parking porque, en su opinión, aumentaría la circulación de coches y las calles aledañas a la plaza de Santa Ana “se convertirían en la M-30 del Casco Viejo”, alertaron.

El “caramelo de poder dejar el coche debajo de casa” incrementaría las partículas de dióxido de carbono y empeoraría la calidad del aire. “Debemos apostar por que los centros de las ciudades sean totalmente peatonales”, incidieron. 

Además, la construcción del aparcamiento subterráneo impediría poner en marcha el proyecto de bosque urbano que sustituiría a la gravilla actual: “Es un desastre, genera mucho polvo y la calidad del aire es muy mala. El barrio quiere una plaza de Santa Ana naturalizada. Con el parking no podríamos plantar nada porque los árboles se toparían a los pocos metros con kilos de cemento y no echarían raíces”, avisaron.

El proyecto del parking incluye otras dos nuevas entradas a Santa Ana por las calles Eslava y Mayor.

“Ahora hay dos puertas y muchas veces no se cumple con el horario de cierre. A la noche, la gente hace botellón, mete ruido y bastantes viviendas no están insonorizadas. Si ponen dos puertas más, vendría más gente y no podríamos dormir”, alertaron. 

La mayoría de vecinos, aunque se posicionaron en contra del parking, reconocieron que en el Casco Viejo existe un grave problema de estacionamiento. “Tenemos derecho a aparcar el coche y ese derecho no se cumple. Nos gustaría saber cuántas plazas en superficie hay en el Casco Viejo y cuántas tarjetas se expiden”, reclamaron.

Los asistentes exigieron a UPN que buscara alternativas al parking de Santa Ana: más aparcamientos periféricos, negociar más plazas para residentes en parkings ya existentes –como ya sucede en Baluarte–, o generar espacios donde los vecinos del Casco Viejo puedan aparcar gratis. “No todo el mundo puede pagar la tarjeta de residente”. 

Por último, los asistentes insistieron al Ayuntamiento que no se olvidara de ellos aunque hubieran votado en contra del parking y a la galería comercial: “Debe reurbanizar la plaza y solucionar todos los problemas”.