Su plumaje, similar a los colores de la corteza de los árboles, le convierte en el rey del camuflaje. Pero con la puesta de sol su canto le delata. Una veintena de naturalistas voluntarios han aguzado este invierno el oído para seguir su pista en las noches de Pamplona y la Comarca.

Un autillo, perfectamente mimetizado con la corteza del árbol. DANIEL GARCÍA MINA

En un recorrido de 94 kilómetros han localizado 21 ejemplares. Un censo similar al que realizan desde 2019 en primavera –la denominada noche del autillo– y al mismo tiempo novedoso por las fechas en el que se produce. Porque el autillo europeo (Otus scops), el más pequeño de nuestros búhos, suele pasar el invierno al sur del Sáhara y solo regresa con el buen tiempo de la primavera. 

A pesar de ser una especie migradora, en los últimos años hay ejemplares que parece se quedan a pasar el invierno en nuestro territorio, al menos en los jardines y parques de Iruña”, describen en la memoria de un proyecto coordinado desde la Sociedad de Ciencias Naturales Gorosti.

“Desconocemos si los valores obtenidos se ven influidos por las condiciones meteorológicas y otros factores que afectan a la actividad cantora del autillo, ya que censos en estas fechas es una actividad totalmente innovadora en la Península Ibérica”, añade el documento.

En Pamplona hemos contado tantos como los que se habían registrado en toda España en esas fechas”, afirma Juan Deán, uno de los participantes, para poner en valor el carácter pionero de la iniciativa de ciencia ciudadana: “Es una innovación a nivel mundial. Probablemente no haya otro censo invernal de autillos en ningún sitio”, dice.

“Todos los años se escuchaba alguno suelto, pero este se estaban escuchando muchos más. Decidimos ver qué estaba pasando”, explica Daniel García Mina. E Inés Rodríguez cuenta que otros inviernos “por la Vuelta del Castillo no había oído a ninguno. Y este año hay unos cuantos”.

Quisieron poner cifras a sus sospechas: “Había suficiente gente voluntaria y se podía cubrir la zona de Pamplona y alrededores. Sobre todo nos interesaba el centro de Pamplona y la zona del río, las áreas de mayor densidad. Es una prospección bastante más grande de la que se ha hecho en cualquier otro lugar”, añade Gonzalo Deán.

Sorpresa con los datos

Sabíamos que iban a salir autillos, pero yo pensaba que menos. Y son los que hemos detectado porque han cantado. En invierno podemos suponer que cantan en menor intensidad que en mayo, pero no hay datos”, dice Daniel. Por ejemplo, Inés había escuchado a lo largo de la semana “muchos más de los que localicé el día del censo. Incluso cuando cerré la aplicación, me cantó uno. Tenía controlados unos cuantos, y ese día en toda la vuelta solo localicé tres”. 

La presencia en invierno de este búho migrante por estas latitudes no solo les ha sorprendido a ellos. “Se me ocurrió mandar esta memoria a las redes sociales pajareras, y la gente decía, ‘¿Estáis seguros de que son autillos? Que igual os habéis confundido’. Sí, estamos seguros; la gente que colabora lleva cuatro años haciéndolo, los sapos parteros no cantan con esa intensidad en la zona que estamos...”, expresa Juan.

Y achacan las nuevas costumbres del autillo al cambio climático. “Habrá que ver a lo largo de los años la evolución, las temperaturas el invierno que viene, etc. Pero si se quedan es porque tienen alimento. La base del alimento son insectos, y si los insectos están activos es porque tienen mejor clima”, argumenta Daniel.

“La tendencia encaja”, dice Gonzalo. “Esto del cambio climático va mucho más rápido de lo que pensamos y nos gustaría”, describen en la memoria.

El censo

Las 18.30 horas –al anochecer– marcaba el inicio del recorrido. El día 3 de enero se realizó un censo simultáneo, y se cubrieron otras zonas los días posteriores. Los voluntarios, en las zonas previamente asignadas, grababan su itinerario con la plataforma de ciencia ciudadana ObsMapp. Y anotaban las coordenadas de cada autillo escuchado.

El mapa con los puntos en los que se ha detectado el autillo en este censo invernal. cedida

“Es un canto bastante reconocible y muy sencillo de identificar para cualquier persona, aunque no sea muy diestra en ornitología”, asegura Ignacio.

El trabajo se realizó solo en Pamplona y Comarca, pero su idea es “poco a poco ir creciendo para obtener más datos y ver cómo evoluciona la invernada de la especie en Navarra”, aseguran.

Comparativa con los resultados del censo primaveral. cedida

Es una especie muy amable. En un paseo de una hora, que lo darías de todas formas, apuntas lo que estás oyendo. Es una contribución casi gratis y la gente se apunta. Y esas personas ahora caminan por la ciudad y escuchan cosas a las que antes no prestaban atención”, comenta Juan, que para futuras ocasiones –el censo de mayo para empezar– pone a disposición de los interesados la dirección de correo autillo@gorosti.org.

Y destaca para terminar cómo “unos cuantos voluntarios, con ese nivel de compromiso y entusiasmo, aportan a la biología de una especie a nivel global”.