La religión y las misas han centrado este martes el primer debate de la semana en las Comisiones del Ayuntamiento de Pamplona.

No es habitual que asuntos de esta naturaleza ocupen el tiempo y la dedicación de los concejales, pero el principal partido de la oposición ha considerado necesario presentar una iniciativa en la Comisión de Presidencia criticando que algunos representantes municipales, entre ellos el alcalde Joseba Asiron, no acudieran a una celebración religiosa el Jueves Santo.

La iniciativa no ha salido adelante y ha puesto de manifiesto la soledad de UPN en sus propuestas, ya que el resto de los grupos municipales, incluido el PP, sus socios habituales, han votado en contra al considerar que el protocolo no obliga a la asistencia de los concejales a los actos oficiales y que la presencia de los corporativos en las celebraciones religiosas es voluntaria.

A la regionalista María Echávarri le ha tocado el papelón de defender la propuesta, en la que ha criticado la ausencia del alcalde, de los concejales de EH Bildu y del de Contigo-Zurekin del oficio de las Cinco Llagas que se llevó a cabo en la iglesia de San Agustín, donde Mikel Armendáriz, concejal de Geroa Bai, encabezó la representación municipal por delegación del alcalde.

Para UPN, “si el reglamento de protocolo establece los actos institucionales obligados para la corporación, la asistencia a los mismos no puede ser voluntaria independientemente de las creencias de cada uno” ya que de lo contrario se pone en peligro el mantenimiento de los usos y costumbres.

En su argumentación, Echávarri ha aludido a la aprobación del protocolo en 2016 y a la defensa del mismo que hicieron entonces los concejales Aritz Romeo, de EH Bildu, e Iñaki Cabasés, de Geroa Bai.

Aitziber Campion, de EH Bildu, ha afeado a los regionalistas por “decirnos cómo ser buenos concejales y dándonos órdenes para que vamos a misa, ¿pero de qué siglo se han escapado?” se ha preguntado la portavoz abertzale, que ha acusado UPN de querer imponer sus creencias y no respetar la libertad del resto de los ciudadanos a creer o no creer.

Adanero, en contra

Carlos García Adanero (PP) ha sido claro y conciso en su rechazo a la iniciativa de UPN, al considerar que las ausencias no vulneran el protocolo y ha recordado que la normativa apela a la responsabilidad, no a una obligación.

“Lo que establece es la liberta de no acudir y eso garantiza que se mantenga en el tiempo porque no depende de las mayorías de turno. No se puede obligar a nadie a asistir a los actos oficiales. Es pasarse un poquito obligar a ir a un acto que no quiere” ha indicado el concejal popular.

La socialista Marina Curiel ha dicho que los concejales tienen obligación de representar a la corporación en los actos oficiales, pero ha recordado que “en las democracias laicas los cargos públicos deben mantener una posición neutral en asuntos religiosos”.

Te puede interesar:

Koldo Martínez, portavoz de Geroa Bai, también ha considerado que los concejales tienen la libertad de acudir o no los actos religiosos: “El protocolo se cumple, porque no habla de obligación o de imposición de acudir a los eventos oficiales, habla de responsabilidad y de si se considera oportuno acudir” ha asegurado Koldo Martínez.

Txema Mauleón (Contigo-Zurekin) ha ido un poco más lejos que el resto de portavoces, al considerar que el protocolo es excesivo al tratarse de un Estado aconfesional. “Creo que los cargos públicos no deberían acudir a los actos religiosos como representantes públicos. La institución debería mantenerse neutral en ideología o religión”.