Siempre cumple con su tradición. Cuando llega el final de curso, Lola Azparren, profesora del taller Bidari Arte –un espacio para el aprendizaje, la creación y el desarrollo personal a través de las artes plásticas– expone las creaciones de sus discípulos en el Condestable.
“El objetivo es que los alumnos se conozcan entre ellos, que vean las obras de sus compañeros y mostrar a la ciudad el lenguaje plástico desde un ámbito artístico y educativo”, explica Lola.
La exposición está compuesta por un centenar de obras que sus 44 aprendices, desde jubilados a txikis de cinco años, han decidido mostrar a la ciudadanía. “Me parece muy importante que elijan qué enseñar porque están escogiendo desde su conocimiento. Solo ellos saben cómo ha sido el proceso creativo y el resultado que han conseguido”, señala.
Los 16 niños y niñas de entre cinco y once años que acuden al taller Bidari Arte exponen tres creaciones cada uno: bodegones de juguetes –aprenden a calcular las proporciones, practicar las formas e imitar los colores–, cuadros, un álbum en el que, como en La vida nocturna de los árboles, aparecen arbustos dibujados con pinceles y pintura de pastel sobre un fondo negro o un libro de artista, un proyecto que combina la plástica y la literatura.
“Los alumnos han escrito un cuento con varios personajes que han dibujado”, indica. También han empleado materiales reciclados para dar vida a los personajes en forma de escultura.
Los adolescentes –entre una y tres obras– y adultos –una o dos creaciones– han realizado ilustraciones, dibujos, acuarelas, pintura al óleo, estampaciones o collages que posteriormente han reproducido en dibujo o en pintura al óleo.
“Si desde pequeños han venido al taller tienen una independencia muy amplia de conocimientos de lenguaje plástico. Les dejo que elijan el tema, la técnica y el material para que desarrollen sus procesos creativos. Tienen libertad absoluta, yo solo les acompaño en ese camino”, afirma.
Vocacional
A Lola le ha gustado el arte desde pequeña. “Mi madre me compraba unas láminas en blanco y negro en las que aparecían castillos o animales que había que pintar”, recuerda.
La afición fue in crecendo, en la adolescencia cursó tres años de pintura y dibujo en la Escuela de Artes y Oficios y estudió magisterio. “Cuando terminé me di cuenta que no quería dar matemáticas o lengua, quería enseñar plástica”, relata Lola, que se fue a Bilbao y se sacó la carrera de Bellas Artes.
Lola comenzó a compaginar sus dos profesiones: impartía clases extraescolares en escuelas de plástica y desarrolló un programa que fomentaba la lectura entre los más pequeños y que el Ayuntamiento de Pamplona puso en marcha en los centros públicos de la ciudad. “Acompañaba a escritores a las aulas y fui conociendo el mundo educativo infantil”, expresa.
En el 2000, Lola y Blas Campos, pedagogo y fotógrafo, fundaron Bidari, que está formada por profesionales del ámbito del arte, la educación, la pedagogía social, la psicología, la terapia familiar y el desarrollo organizacional.
Desde los inicios, Lola se dedicó a dar clases de plástica en un taller que desde 2021 se sitúa en la calle Dormitalería. “Es un lenguaje artístico que te enseña a hacer composiciones, a mirar de una manera muy concreta, a tener autonomía y a desarrollar criterio propio. Es una manera de estar en el mundo”, reivindica.
Lola, junto con Blas, también ha desarrollado programas para bibliotecas de Pamplona en los que aúnan la literatura y la plástica.