La calidad del agua del Sena ha copado tanto protagonismo como algunas competiciones olímpicas. ¿Cómo se mide si un río tiene buena o mala salud? ¿Corre agua de calidad por el Arga?
El Departamento de Desarrollo Rural y Medioambiente del Gobierno de Navarra emplea siete parámetros –temperatura, concentración de oxígeno disuelto, conductividad eléctrica, pH, contaminación orgánica, turbidez y materia orgánica disuelta– y en la memoria de la Red Automática de Calidad de Aguas se indica que en 2023 “el estado físico-químico y ecológico” del Arga a su paso por Pamplona fue “muy bueno”.
La estación de San Jorge cumplió con los umbrales de calidad en los siete parámetros, en 221 días del año pasado no registró ninguna incidencia, en 142 se produjo alguna “leve” y en dos detectó “importantes”.
La temperatura media anual del Arga fue de 14,49ºC –en 2022 alcanzó los 15,6ºC– y julio –22,6ºC– y agosto –23,5ºC– fueron los meses más cálidos. Solo en ocho jornadas, del 18 al 25 de agosto, los valores promedio diarios superaron los 25ºC, umbral que indica incidencia leve. Eso sí, del 18 de julio al 26 de agosto el Arga también se rebasó los 25ºC en algún momento del día. La temperatura máxima se registró el 24 de agosto, cuando se alcanzaron los 29,27ºC.
En cuanto al pH, el informe indica que se mantiene estable y con valores similares a los de años anteriores. Los estándares de calidad establecen que el pH del agua debe estar entre 7 y 8,5 y el promedio anual fue de 7,59. Solo en cuatro días –7 de julio y 16, 24 y 28 de agosto– los valores máximos diarios de pH superaron “ligeramente” el umbral de incidencia leve.
La oxigenación del Arga, según la memoria, también fue “muy buena”. En un río en óptimas condiciones la oxigenación es superior a 7 mg/l, esta situación se dio en el promedio de 315 de los 365 días de 2023 y la media anual registró un valor de 9,17 mg/l.
La concentración de oxígeno disuelto estuvo en el umbral de incidencia leve –entre 4 y 7 mg/l– en 50 días –en 2022 fueron 61– y durante casi tres meses –entre junio y finales de agosto– se registraron puntualmente valores mínimos que se situaron en esos parámetros. El 16 y 25 de agosto los valores mínimos descendieron por debajo de los 4 mg/l.
Estas afecciones a la calidad del agua se produjeron principalmente en estiaje debido a que el caudal del Arga fue “bajo”, se registraron temperaturas ambientales cálidas y aumentó la actividad fotosintética de algas y plantas acuáticas al haber más horas de luz.
“Se amplifica la oscilación diaria de concentración de oxígeno y de pH que pueden llegar a superar los umbrales establecidos”, explica el informe. La memoria insiste en que en este tramo del Arga “apenas existe vegetación de ribera que reduzca la insolación lo que contribuye a aumentar la temperatura del agua”.
Además, a principios de julio llovió intensamente y se agravaron los parámetros de pH. “Arrastraron y lavaron sustancias contaminantes que estaban acumuladas en el suelo”, detalla el informe.
Eso sí, estas precipitaciones aumentaron el caudal del Arga, provocaron una bajada de la temperatura ambiental y se redujo la actividad biológica al haber menos horas de luz. “Contribuyó a que la oscilación de oxígeno disuelto se redujera significativamente”, matiza.
Amonio y conductividad eléctrica
El río Arga, a su paso por San Jorge, también cumple los estándares de calidad en lo que se refiere a la contaminación orgánica –se mide la concentración de amonio–, conductividad eléctrica y materia orgánica disuelta.
En 2023, la contaminación orgánica media anual fue de 0,07 mg de amonio por litro, el promedio más bajo que se ha registrado desde 2010. Según los indicadores de calidad, se produce una incidencia leve cuando se mide una concentración de amonio superior a 0,3 mg/l. Esta situación solo se detectó en el promedio del 1 y 2 de abril y en valores máximos de 12 días.
“Las incidencias de amonio se relacionan con episodios de lluvias intensas que se produjeron en la Comarca. Las fuertes precipitaciones provocaron el lavado y arrastre de contaminantes que estaban acumulados en el suelo y aumentaron la presión de los vertidos. Se empeoró puntualmente la calidad del agua”, se lee en la memoria.
La media anual de conductividad eléctrica fue de 335 µS/cm, por debajo de los 400 µS/cm que establecen una incidencia leve. Octubre –407 µS/cm– fue el único mes en el que el valor promedio superó este umbral y esta misma situación se produjo en 50 medias diarias y en 72 valores máximos, la mayoría entre julio y diciembre.
“Las incidencias de conductividad eléctrica se relacionan principalmente con los caudales bajos del Arga. A partir de junio los caudales circulantes fueron inferiores a los 4,5 m3/s”, se justifica.
Otro de los motivos fueron los episodios tormentosos “que empeoraron brevemente la calidad del río”, subraya el informe. La materia orgánica disuelta –SAC254– y la turbidez también estuvieron entre los máximos estándares de calidad.