Hace más de 10 años, Jorge Milagro empezó a acompañar a la comparsa de la Txantrea con su carrito. “Vendo el merchandising de la comparsa. Allá donde vayan, voy yo también. Comencé con un carro mangado del Eroski, de los de la compra. Más tarde, se me hizo pequeño, ya no me cabían las cosas, así hice otro más grande, de madera y a medida, con cajones y todo. A este le he puesto sombrilla muy grande, de playa”, relata.
La idea del carrito surgió como un modo de recaudar dinero para la comparsa. “Nosotros somos una comparsa de barrio y era una manera de poder cubrir los gastos de los trajes, los arreglos, los transportes...”, explica Jorge. Un día empezaron a hacer proyectos relacionados con la comparsa –gigantes de goma, árboles para pintar, pegatinas…– “y decidimos venderlo”, sostiene.
Los productos que Jorge pone a la venta son exclusivos de la comparsa de la Txantrea. “Lo diseñamos nosotros. Desde los pañuelos bordados hasta los cuadernos de dibujos”, asegura. Sin embargo, hace un par de años decidieron abrirse y “creamos un álbum para coleccionar pegatinas. Incluimos a todos los gigantes de Navarra, con su permiso, claro está”, menciona.
En la actualidad, a parte de llevar el carrito Jorge ayuda de otras maneras. “Me encargo de labores de mantenimiento, llevo el camión… pero lo principal, evidentemente, es el carrito”, matiza. Además, confiesa que no pasa desapercibido para nadie porque “la sombrilla grandísima que llevo llama la atención y mucha gente incluso me saca fotos”. La sombrilla se ha convertido hasta el lugar de encuentro para los txikis que se pierden jugando con los gigantes y killikis.
A pesar de que sus hijos ya son mayores, Jorge adelanta que no tiene ninguna intención de dejar el carrito. “Despues de dedicarme a la obra, este año me he jubilado y voy a seguir ayudando a la comparsa. Me viene muy bien, y a los de la cuadrilla también. Nos lo pasamos genial”, afirma. Eso si, Jorge, tiene claro que tendrá relevo cuando ya no pueda llevar el carro. “Ahora hay una juventud súper motivada. Se pegan todo el año ensañando y preparando nuevos bailes”, concluye.
Trayectoria
Su vida lleva ligada a la comparsa de la Txantrea más de 20 años, desde que sus hijos eran pequeños. “Los cuatro amigos de la cuadrilla teníamos hijos e íbamos a ver a los gigantes bailar. Siempre íbamos por detrás, ya nos conocían los de la comparsa”, añade. “Un día nos comentaron que estaban un poco escasos de gente y nos sugirieron entrar. Nos apuntamos”, asegura.
Jorge bailó los gigantes durante mucho tiempo. “Lo dejé hace unos 5 años o así. El cuerpo ya no es el que era. Tengo muy buenos recuerdos de esos años, nos lo pasamos francamente bien”, relata. “Aunque era un trabajo, porque cuesta mucho montarlo todo, nosotros nos lo tomábamos como una fiesta. Terminabas e ibas a almorzar con amigos... en muchos pueblos incluso nos invitaban a comer”, agradece.
Milagro comenta que ahora acude mucha más gente que antes. “Cada vez hay más niños que vienen a vernos. En la Txantrea hemos llegado a tener más de 1.000 personas por detrás nuestra en alguna concentración”, asegura. “Mientras siga habiendo niños, nosotros saldremos. Los Gigantes son muy queridos”, expone.
Cada año la comparsa realiza unas 20 actuaciones y los gigantes gustan mucho a los vecinos. “No son reyes, como suele ser habitual, son seres gigantes mitológicos, de la mitología vasca y a los niños les encanta”, explica. La comparsa también colabora con el grupo infantil Ene Kantak y han actuado en escenarios como el Baluarte, el festival BBK o el teatro Victoria Eugenia, en San Sebastián”, finaliza.