Síguenos en redes sociales:

Pamplona quiere más esculturas y estatuas dedicadas a mujeres

El Ayuntamiento plantea colocar efigies de Leonor de Trastámara y/o Blanca de Navarra en sus respectivas plazas

Pamplona quiere más esculturas y estatuas dedicadas a mujeresPatxi Cascante

La Comisión de Asuntos Ciudadanos del Ayuntamiento de Pamplona ha aprobado este martes una declaración para "promover y priorizar a lo largo de los próximos años la colocación de esculturas dedicadas a mujeres para disminuir la diferencia existente con las dedicadas a los hombres", claramente más numerosas en la actualidad.

El Consistorio explorará la posibilidad de que el inicio de este impulso sea la colocación de una escultura dedicada a Leonor de Trastámara y/o Blanca de Navarra en sus respectivas plazas, ambas reinas de Navarra con una importante relación con Pamplona.

Leonor de Trastámara

La reina Leonor, esposa de Carlos III y reina de Navarra, que desde 2015 cuenta con una plaza a su nombre en el barrio de Iturrama, nació en 1360, probablemente en Aragón, cerca de Zaragoza, fruto del matrimonio entre Enrique II de Trastámara y Juana Manuel, hija del escritor y poeta Juan Manuel. De acuerdo con el informe de la archivera municipal, la vida de Leonor fue un permanente viaje entre Castilla y Navarra, en donde reinó aunque nunca fue acogida.

Vista de la plaza Leonor de Trastámara, en Iturrama Nuevo.

A los 15 años, debido a intereses estratégicos, se decidió su boda con Carlos de Evreux, el futuro rey Carlos III el Noble, hijo y heredero del rey de Navarra Carlos II el Malo. Celebrado el matrimonio el 27 de mayo de 1375, siguió viviendo en Castilla junto a su marido. En enero de 1387, Leonor de Trastámara se convirtió en reina de Navarra con 26 años y cuatro hijas pero ningún varón que asegurase la sucesión. Recelosa de su esposo, que tenía varios hijos bastardos, parece ser que no pudo adaptarse a la vida de la corte de Navarra, más austera y sencilla que la castellana. Enferma, decidió separarse del monarca en 1388 y regresó a Castilla, en donde permaneció siete años.

Sin embargo, en 1395 mejoran las relaciones entre el matrimonio y regresa de nuevo a Navarra. En 1403 es coronada en Pamplona y comienza a participar en el gobierno durante las ausencias de su esposo, colaborando en el entendimiento entre el reino de Navarra y la Corona de Castilla. Como mecenas impulsó la reconstrucción de la Catedral de Pamplona, en cuya nave central reposan sus restos.

Blanca I de Navarra

Oriunda de Pamplona, era hija de Carlos III el Noble y de Leonor de Trastamara. La plaza a su nombre está en el II Ensanche. Contrajo enlace matrimonial el 21 de mayo de 1402 con Martín El Joven, rey de Sicilia, duque de Atenas y Neopatria, hijo del rey Martín de Aragón. La ceremonia tuvo lugar en Catania, representando a la novia Mosen Leonel de Navarra y Diego de Baquedano. Ese mismo año fue Dña. Blanca a Sicilia acompañada por Ojerot de Var. Este matrimonio duró sólo siete años, ya que en 1409, Martín el Joven moría sin dejar hijos.

Tras morir también su suegro Martín el humano en 1410, la reina Blanca queda como regente de Sicilia hasta que es relevada por Juan II (futuro rey consorte de Navarra) en 1415.

Por otra parte Juana de Navarra, heredera del reino, muere sin descendencia en 1413, lo que convierte a Blanca, siguiente en la línea de sucesión, en la nueva heredera del Reino de Navarra.

El rey convocó Cortes para la proclamación de Blanca como primogénita y heredera en Olite, señalando el día 28 de octubre. La que había sido reina de Sicilia desde 1410 hasta 1412, fue así proclamada reina de Navarra. Esto despertó el interés de su vecino, el rey de Aragón. El 23 de mayo, de 1419 el infante D. Juan de Aragón, señor de Lara, dio poder a Diego Martínez de Sandoval, adelantado mayor de Castilla, para que en su nombre contrajese matrimonio con Dña. Blanca, reina viuda de Sicilia, hija primogénita de D. Carlos de Navarra. Al año siguiente se verifica la boda, esta vez en persona, en la catedral de Pamplona.

En 1422 vino a Navarra la reina Dña. Blanca, con su hijo Carlos, Príncipe de Viana, nacido en 1421. En 28 de agosto de 1424, hizo la reina un viaje a Castilla llevando al príncipe en su compañía hasta Haro. D. Juan y Dña. Blanca comenzaron a reinar en Navarra a la muerte de D. Carlos III en 1425.

Dña. Blanca hizo su testamento el 17 de febrero de 1439. Disponía que se la enterrase en Santa María de Ujué, con el traje y ropas de su coronación. Dejaba por heredero universal a su hijo el príncipe Carlos y a sus descendientes de legítimo matrimonio, prefiriendo los varones a las hembras. Decía en él que aunque el príncipe podía, según derecho, titularse rey de Navarra y duque de Nemours después de la muerte de su madre, le rogaba encarecidamente que no tomase esos títulos sin la benevolencia y bendición de su padre. A falta del príncipe llamaba por heredera a la infanta Dña. Blanca (Blanca II) y sus descendientes, y a falta de ésta a Leonor y los suyos. Ordenaba que durante la menor edad del príncipe fuese tutor el rey su padre, administrando el reino y el ducado de Nemours.

Murió Blanca I en 1441 dejando en este timorato testamento abierta la puerta a la ambición de su marido y, sobre todo, a la de la segunda mujer de éste Juana Enríquez, madre de Fernando el Católico. A su muerte, el enfrentamiento entre agramonteses -partidarios de Juan II- y beamonteses -que proclaman al Príncipe de Viana- es inevitable. Por lo demás no puede decirse que, en vida, se despreocupara de su hijo, al que ya a los 18 años había facultado para firmar en su nombre, dotándole cuando se casó, en 1439, con una casa en la ciudad y una buena capilla de músicos que el Príncipe convirtió en excelente. Durante su reinado se hizo el Libro de Fuegos de 1427.