Nekane Celaya Gil hizo brazos este pasado martes en la kalejira de Olentzero por las calles de Pamplona. Porteadora a tiempo completo y por partida doble: un trecho del camino con su hija y otro pedazo con su Olentzero. Celaya salió de Iturralde y Suit llevando a la pequeña Inari, que va a cumplir dos años. “Luego la coge la abuela o el abuelo. La encasquetaremos cuando coja al carbonero, hacemos cambio de uno por otro. Y a disfrutar de la tradición. Del porteo de la txiki al carbonero”, decía.

Ella lleva toda la vida vinculada a esta tradición. No en vano, su padre Pedro, Mamito como le conoce todo el mundo, ha ejercido más de dos décadas de porteador. Hasta que le pasó el testigo a su hija. Ahora Mamito dirige el cotarro, siempre bien pegado a la figura de Olentzero. Dónde para, dónde se hacen los cambios, etc... “Tiene que ser muñeco, ha sido toda la vida así. Esto viene de Lesaka y era muñeco”, defiende sobre la figura. Este veterano sigue disfrutando todos los 24 de diciembre: “Lo más bonito de todo es la expresión de los críos. Disfrutan mucho viendo a los animales, pero ya cuando ven el muñeco, tú te fijas en las caras y es que es alucinante”.

Las mujeres participaron ayer de nuevo, desde la plaza del Ayuntamiento, en uno de los turnos como portadoras de Olentzero. Iban Aguinaga

Mujeres a la carga

Desde muy pequeña Nekane participa en la kalejira del carbonero, primero montada en un carro, “con la paja y tirando caramelos a los niños. Y ya cuando fui más mayor he estado con los cestos y también con las ocas. Un poco de todo, según el año”, explica. En 2017, las mujeres se hicieron cargo por primera vez de la figura de Olentzero, y desde entonces participan en uno de los turnos de portadores, desde la salida de la plaza del Ayuntamiento y hasta el final de la calle Estafeta. “Cuando me dijo mi padre que se retiraba y que iban a hacer turno de chicas, le dije, ‘sí, sí, yo quiero’”. Además, en ese relevo “las primeras mujeres que cogíamos a Olentzero éramos todas hijas de antiguos portadores, y cada una en el sitio de su padre. Hace cinco ediciones -no hubo Olentzero por la pandemia en 2020 ni 2021- salimos por primera vez las cuatro chicas”. La de este martes fue la sexta.

Imagen del año 2017, el primero en el que las mujeres, con Nekane a la derecha, llevaron por primera vez la imagen de Olentzero. Iban Aguinaga

Llevan a hombros unos 12 kilos de figura, que se convierten en 40 incluyendo las andas. “Parece que al ser un muñeco no pesa, pero pesa”, reconoce. Su labor mejoró hace algunos años, cuando colocaron unos soportes para poder anclar a Olentzero al suelo y evitar la carga cuando están parados, “y con eso hemos mejorado”.

Nekane se levanta todos los 24 de diciembre y lo primero que hace es preguntarle a su padre que a ver a qué hora van a subir a prepararse para la kalejira. “Son muchas sensaciones. Luego ves a los críos, la ilusión de todo el mundo, y te juntas con gente todos los años. También es un reencuentro. Es un cúmulo de sensaciones”, argumenta sobre un día que “es para disfrutarlo cada uno con quien quiera. Con la familia, con los amigos... el caso es disfrutar”.

Parece que el relevo está asegurado en la familia, porque la pequeña Inari, “en cuanto pueda, como yo. Primero a los carros cuando todavía sea txiki, y con lo que le gustan los animales seguro que después quiere llevar a las ocas o algo de esto”.