Pamplona: solución para las goteras en la estación de autobuses 11 años después
Los trabajos comenzarán después de los Sanfermines con un gasto de 4,1 millones de euros, que será costeado por la empresa que gestiona la estación
Después de los Sanfermines comenzarán las obras para el arreglo de las goteras y filtraciones que periódicamente aparecen en la estación de autobuses de Pamplona.
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El concejal delegado del Área de Ciudad Habitable y Sostenible del Ayuntamiento de Pamplona, Borja Izaguirre, ha confirmado este viernes que las reparaciones en la estructura tendrán un gasto de 4,1 millones de euros, que será sufragado por la empresa que construyó la estación y es concesionaria de su explotación: la UTE Estación de Autobuses de Pamplona / Vectalia.
El tiempo previsto para la finalización de las obras es de diez meses y no será necesario cerrar la estación durante su desarrollo.
Según ha explicado Izaguirre en rueda de prensa, la Junta de Gobierno Local ha dado hoy luz verde al proyecto para impermeabilizar la estación y también ha respaldado la petición del área de Conservación Urbana para requerir el inicio de las obras tras las fiestas de San Fermín.
El documento aprobado hoy tiene la conformidad de las áreas municipales con competencias (Urbanismo, Proyectos y Movilidad, y Conservación Urbana) que han incluido sus aportaciones. Asimismo, el proyecto cuenta también con la autorización de la Institución Príncipe de Viana, permiso preceptivo ya que los elementos fortificados sobre los que hay que actuar son Bien de Interés Cultural y están declarados Monumento Histórico Artístico Nacional.
1 millón, coste previsto para arreglar las goteras de la nueva estación de autobuses
Se pone así fin a un largo contencioso entre el Ayuntamiento y la concesionaria para hacerse cargo del problema que suponían las filtraciones que se sucedían cuando las precipitaciones lluviosas eran elevadas. En estos casos, los viajeros que llegaban o salían de Pamplona encontraban en los andenes decenas de cubos en el suelo para almacenar el agua de las goteras.
Once años con goteras
Los primeros problemas empezaron en 2014, siete años después de su construcción, cuando comenzaron a detectarse las primeras filtraciones que afectaron a varias zonas del complejo, como el espacio comercial, y dejaron sin uso varias dársenas.
Los informes técnicos que se elaboraron en su momento apuntaban a defectos en la impermeabilización de la estructura, agravados por la superficie ajardinada, que en episodios de precipitaciones constantes filtra el agua hasta las plantas más subterráneas.
El Tribunal Superior de Justicia de Navarra confirmó en una resolución emitida en 2019 que la cubierta del edificio presentaba importantes filtraciones debidas a una mala ejecución de la obra, imputable a los agentes que intervinieron en la edificación, y no a la solución constructiva elegida en el proyecto municipal.
La sentencia dictamina expresamente que no consta ni proyecto elaborado por el Ayuntamiento ni orden para el modelo de impermeabilización de la cubierta. Por el contrario, mantiene que la determinación del proyecto y su posterior modificación, para colocar el sistema flotante de impermeabilización consistente en láminas de PDM, fueron redactadas por la UTE adjudicataria, que en última instancia era la responsable de su correcta instalación.
Inaugurada en 2007 con un coste de 38,5 millones
La estación se inauguró en 2007 y costó 38,5 millones de euros, de los cuales Gobierno de Navarra y Ayuntamiento costearon 27,5. La adjudicataria de la gestión de la estación por 40 años fue UTE Azysa y Gea 21, sin embargo, en agosto de 2014, tras declararse Azysa en concurso de acreedores, la gestión pasó en “cesión onerosa” al grupo alicantino Vectalia, a través de sus empresas Autobuses Playa San Juan SA y Subus Grupo de Transporte SL. Pagó 6,5 millones de euros para su gestión los 33 años restantes.
El análisis realizado por Vectalia vincula las filtraciones esencialmente a problemas de escorrentía desde la cubierta vegetal, por debajo de la impermeabilización, que hacen que el agua sobre forjado acabe buscando y precipitándose por las juntas de dilatación del edificio, incluso hasta la tercera planta bajo cota; también a deficiencias de impermeabilización de los lienzos de la muralla afectada, aunque hasta que no se levante la cobertura vegetal será difícil visualizar el problema de forma completa. Hay más de 14.600 m2 de pradera (casi 13.700 m2 de glacis) y 228 m2 de zona pavimentada frente a la escalera de los fosos.
Trabajos pendientes
El nuevo proyecto rediseña la evacuación de aguas por escorrentía de ese espacio mediante tubos de drenaje que cruzan de uno a otro lado la parcela diagonalmente. De este modo cada uno de ellos recogerá el agua infiltrada en determinada superficie de forma secuencial y realizando el largo trayecto hasta el punto de vertido por una conducción, no superficialmente. El proyecto recoge que los encharcamientos actuales no solo son por aguas pluviales, sino que también se producen por el simple riego.
Además, en estos momentos hay 11.400 metros lineales de juntas entre rollos sin sellar (flotantes). Estudiados los sistemas de impermeabilización empleados en otras estructuras enterradas, el proyecto que se ejecutará apuesta por un sistema adherido de láminas de betún modificado SBS, láminas que ofrecen un equilibrio favorable entre coste, rendimiento y durabilidad en cubiertas ajardinadas intensivas. Para hacerlo hay que desmontar previamente la red de riego y vaciar de tierra el espacio. La nueva red de riego y la composición de la tierra se optimizarán antes de su colocación. Y las obras se ejecutarán con un plan de protección al arbolado existente. Posteriormente, se dispondrán las distintas capas de drenaje y aislamiento propias de una cubierta ajardinada sobre la que se empleará sustrato formado por una mezcla seleccionada de materiales reciclados y de material orgánico rico en nutrientes para el desarrollo de la pradera.
Finalmente, se deberá impermeabilizar del muro existente entre contraescarpa y glacis con nuevas láminas de impermeabilización que deben rematarse convenientemente, lo que implica el desmantelamiento de gran parte de la mampostería y su reposición. Se trata de que las láminas se conecten, cubriendo todo el muro de forma continua y evitando volver a tener libres sus bordes. También habrá que resolver la inexistencia de impermeabilización bajo la piedra del muro norte reconstruido. En todo caso se deberá ejecutar de forma correcta los encuentros en el perímetro y las juntas, y sustituir de los materiales perforados por la lámina drenante.