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Volar a los 99 años

Lourdes Mañes, de 99 años, es una mujer aficionada a volar, pero no lo había hecho nunca en su vida hasta ayer, cuando cumplió su sueño gracias a su familia

Volar a los 99 añosJon Urriza Guillen

En la residencia Landazábal de Burlada, Lourdes Mañes Revuelta, natural de Vizcaya, vivía estos días con serenidad la cuenta atrás hacia un sueño que la ha acompañado durante casi un siglo. El pasado 24 de septiembre cumplió 99 años y lejos de resignarse al paso del tiempo, la ilusión de volar seguía latiendo en ella como cuando era niña en Guadalajara, donde pasó parte de su infancia y adolescencia. Su casa daba junto a un campo de aviación y allí pasaba horas observando el ir y venir de aviones y globos aerostáticos. “Me gustaba verlos. Era pequeña, pero me encantaba verlos volar”, recordó con la alegría de quien vuelve a sentirse niña.

Desde entonces, aquella fascinación quedó grabada en su memoria. A menudo soñaba con subirse a uno de aquellos aparatos que despegaban delante de sus ojos. El deseo fue tomando forma con los años, aunque nunca llegó a cumplirse. Lourdes no ha volado en un avión comercial. “El avión no me gusta porque, total, no ves nada”, explica, convencida de que lo que de verdad le atrae es la proximidad al paisaje, la sensación de volar bajo y descubrir la tierra a vista de pájaro.

Lourdes Mañes, en la avioneta.

El primer sueño cumplido

No fue hasta los 90 años cuando dio el primer paso. Ese año, al preguntarle su familia qué quería de regalo, Lourdes lo tuvo claro: volar en globo. Sus hijos, nietos y nueras se encargaron de organizar aquella experiencia. “Les dije que me gustaría subir en globo. Y así lo cumplí. Gracias a ellos”, rememora.

El vuelo tuvo lugar en Olite y la llevó a contemplar desde las alturas Pamplona y sus alrededores en un día despejado. “Se veía todo precioso. Disfruté mucho”, cuenta. Esa vivencia confirmó que la fascinación de su infancia no era un capricho pasajero. Desde entonces, cada cumpleaños fue recordando que, para sus cien años, quería volar en avioneta.

Lourdes Mañes, con familiares.

El plan parecía quedar en el aire, como esos deseos que se posponen demasiado tiempo, pero Lourdes decidió adelantarse al centenario. “Ahora he cumplido 99 años y he decidido no esperar a los 100”, señaló con determinación.

Un regalo adelantado

La familia se movilizó para que este sueño no quedara sin cumplirse. Tras confirmar con ella que seguía siendo un deseo real, organizaron el vuelo con la colaboración del piloto, que no es ni más ni menos que el experimentado Carlos Eugui, y con el visto bueno del servicio médico de la residencia. No hubo reparos. Lourdes mantiene la cabeza perfectamente lúcida, aunque su cuerpo de 99 años se apoya en un andador o en la silla para trayectos largos. “No tiene ningún temor, está feliz de la vida”, dicen sus allegados.

Este sábado, la avioneta despegana del aeropuerto de Noáin hacia Roncesvalles. El trayecto, de aproximadamente una hora, permitió sobrevolar buena parte de Navarra antes de regresar al punto de partida. Lourdes estuvo acompañada por dos de sus cinco hijos, Carlos y Jorge Servent Mañes, mientras el resto de la familia esperó en tierra con un ramo de flores para recibirla. En total, se reunieron 19 familiares entre hijos, sus parejas y nietos para celebrar la hazaña.

Ella, entretanto, no podía ocultar la ilusión antes de la aventura: “Estoy tranquila y con ganas de ir”. En la residencia, ha estado presumiedo del plan con simpatía y se siente protagonista. “Me gusta volar, siempre he tenido ilusión”, insistió.

Nunca se arrepintió de no haber volado antes. “Ha llegado ahora, pues ha llegado ahora. Y ya está”, afirma con naturalidad. Su filosofía parece sencilla. Los sueños pueden esperar, siempre que uno mantenga viva la ilusión. Y en su caso, esa ilusión se alimentó de recuerdos y del apoyo constante de sus hijos y nietos.

Cuando la avioneta tomó altura Lourdes lo vivió como lo hizo a los 90 años con el globo: como una celebración de la vida.