Falange Española y el carlismo franquista de CTC impulsan el acto y dejan en evidencia al PSN
El secretario general de CTC cree que “la agenda progre-nacionalista” del Gobierno es “cristófoba y abortista”
PAMPLONA - Si alguno de los muchos socialistas represaliados tras el golpe de Estado de 1936 levantase la cabeza y viese con quién se pone en la pancarta el PSN de la actualidad, seguro que saldría espantado. La realidad es que el próximo 3 de junio tras la cabecera de la marcha contra el Gobierno coincidirán socialistas con falangistas y carlistas franquistas. Todos, junto con la derecha de UPN y PPN y los antiforalistas de Ciudadanos, saldrán a la calle con la excusa de defender unos símbolos que no están en peligro, pero que les sirven como percha simpática para atraer personas a la manifestación contra el Ejecutivo. Aunque, claro, cada partido lo ha hecho de forma diferente. El tono afable y conciliador que los socialistas emplearon en su comunicado de adhesión choca frontalmente con el que ayer mismo utilizó el secretario general de la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC). Javier Garísoain Otero firmó ayer una carta titulada Por eso es tan importante estar en Pamplona el 3 de junio, y en la que resume las razones por las que su movimiento integrista formará parte de la marcha. Garisoain considera en su escrito que la manifestación “será tan solo un toque de atención de los navarros que no queremos ver ondear el símbolo de los que pretenden la desaparición de Navarra”, un grupo que define como “gente y familias libres, a las que no podran silenciar por mucho tiempo” en caso de que lleguen “a despertar”, advierte.
El secretario general, que prosigue con el tono de requeté, aprovecha la misiva para cargar “contra la estrategia política del nacionalismo vasco que propugna la integración de Navarra dentro del engendro euskadiano”.
Considera que la gestión que está llevando a cabo el Gobierno de Navarra está dejando “un número creciente de víctimas”, debido a que la “agenda progre-nacionalista” está incluyendo “los más graves casos de cristofobia imaginables, alentados, amparados o justificados desde la administración”, además del “insulto permanente de la memoria de los navarros que, leales a su gobierno regional, se alzaron en 1936, libremente, contra el gobierno sectario de la Segunda República”.
Un catálogo de barbaridades que completa censurando “las innecesarias cartelerías bilingües” y la “omnipresencia de las ideologías feminista, abortista, animalista y de género”, además de la “agenda antiespañola”. - A.I.R.