Los Presupuestos generales del Estado del año que viene salen este jueves del Congreso con un apoyo superior al de la investidura, el de una nueva mayoría que se ha reivindicado como la mejor combinación posible en este contexto de crisis y que aspira a seguir siendo clave. Una nueva mayoría que se gusta."Bienvenidos a una nueva era", ha proclamado este mediodía el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien en esta última jornada del debate presupuestario subía a la tribuna para celebrar que el Gobierno tenga que pactar "obligadamente" con la izquierda independentista, la suya y la de Bildu.

Rufián ha escenificado así la satisfacción mostrada por Esquerra y Bildu, dos partidos que han 'ascendido' desde la abstención táctica de la investidura y son ya socios clave del Gobierno de coalición.

El lunes, al inicio de este debate de cuatro días fue Mertxe Aizpurua, la portavoz de Bildu, la que ponía en valor el sí de su partido y se felicitaba también porque gracias a estos dos partidos "las derechas en cualquiera de sus versiones ya no forman parte de cualquier ecuación política".

Porque lejos de querer pasar desapercibidos, no sólo ERC y Bildu, sino la mayoría de los partidos que han apoyado las cuentas han sacado pecho de su decisión, han reivindicado su aportación a estas cuentas extraordinarias que tienen una inyección de dinero histórica por culpa de la crisis que ha traído la pandemia y gracias, sobre todo, a la aportación europea.

El abanderado de esta nueva combinación ha sido, sobre todo, Unidas Podemos.

Su portavoz, Pablo Echenique, se dirigía a la derecha para congratularse de que esa parte del hemiciclo no pinta "nada" en la gobernabilidad de España.

Tanto él como otros dirigentes del partido, encabezados por su líder y vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, llevan días defendiendo lo que más critica la derecha, que el independentismo haya pintado tanto en estas cuentas.

Y repiten todos, desde Podemos hasta Bildu y Esquerra, el mismo argumento: Aseguran que son ellos, y no la derecha que se autodefine como constitucionalista, los que entienden y defienden mejor la Carta Magna con las medidas y partidas sociales que han apoyado en estas cuentas.

Más sutil está siendo en las celebraciones el socio mayoritario del Gobierno de coalición. El presidente, Pedro Sánchez, ni siquiera ha comentado el importante triunfo obtenido este jueves al mediodía y se ha ido del Congreso sin hacer declaración alguna.

Sánchez se ha limitado sólo a un escueto mensaje en las redes sociales en el que subrayaba que "España dice adiós a otro tiempo y avanza decidida a un futuro de progreso" y agradecía a los partidos que con su apoyo "han arrimado el hombro para sacar al país adelante".

El presidente del Gobierno ha dejado que fueran la portavoz socialista, Adriana Lastra, y después la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, las que pusieran en valor la victoria.

"Abandonen toda esperanza porque hay Gobierno para muchos años", le ha dicho Lastra a la bancada popular, además de subrayar que los presupuestos han sido apoyados por partidos con muchas diferencias entre ellos pero que han sido capaces de ponerse de acuerdo por el bien de quienes más lo necesitan.

Y María Jesús Montero destacaba el hecho de que hasta once partidos hayan apoyado las cuentas y aseguraba que la intención del Gobierno es consolidar y ampliar esta mayoría.

Eso sí, Montero sólo sigue queriendo llamar "socio prioritario" al PNV y cuando se le ha preguntado en rueda de prensa no ha querido calificar de la misma forma ni a Esquerra ni a Bildu.

Del mismo modo la ministra socialista seguía lamentando que Ciudadanos decidiera descolgarse del acuerdo "por razones políticas que nada tienen que ver" con los presupuestos.

Una pena que no tienen ni por asomo en Podemos, donde el objetivo desde el primer momento ha sido que el partido de Inés Arrimadas no estuviera en la suma final.

Mientras, Inés Arrimadas insistía este mediodía desde la tribuna del Congreso que no se arrepiente de haberlo intentado. Ahora Ciudadanos tiene que decidir si sigue buscando ese papel de partido útil en próximas negociaciones.

Los presupuestos generales del Estado se dirigen ahora al Senado, donde Montero ha admitido que el Gobierno espera no se incluyan nuevas modificaciones al texto que ha aprobado este jueves, con una rotunda mayoría, la Cámara Baja.

Once partidos que han avalado estas cuentas cuando se cumple justamente un año de la constitución de estas Cortes. Las mismas que después dieron la investidura a Sánchez y permitieron el Gobierno de coalición y que ahora dan a este Ejecutivo el aire que necesitaba para funcionar sin problema durante bastante tiempo.

Aunque Montero ya lo ha dicho, el Gobierno tiene intención de aprobar unos presupuestos cada año, y no se conformarán con prorrogar los de 2021.

Habrá que ver si la combinación que ha salido orgullosa del Congreso se mantiene para próximos proyectos presupuestarios o para nuevas leyes y reformas que el Gobierno quiera acometer. Desde luego esa parece ser la apuesta del Ejecutivo.