Encuentro al hilo del 40 aniversario de la entrada de España en la OTAN. Efeméride un tanto desteñida en la memoria colectiva, ante el impacto que supuso para una nueva generación de jóvenes el referéndum que cuatro años después, en 1986, convocaría el Partido Socialista, que pasó a ser partidario de la pertenencia en esta alianza política y militar. Un referéndum, no olvidemos, con victoria del no en Navarra, CAV, Catalunya y Canarias.

Hoy la OTAN ha recobrado protagonismo en los últimos meses, con el estallido de la guerra en Ucrania. Así que el asunto merece una vuelta crítica. Convocamos en Pamplona a tres militantes sociales: Juan Pedro Urabayen, Begoña Zabala y Arturo Balbuena, y a un sociólogo, Ricardo Feliu, en aquella época movilizado también frente a la OTAN. Y hablamos también telefónicamente con la tudelana Milagros Rubio, portavoz de la Asamblea Antipolígono.

“Es verdad que la OTAN está ganando puntos y subiendo simpatías”, reconoce Begoña Zabala, militante feminista muy activa en el referéndum del 86. “La invasión de Rusia y las masacres, tan crueles, ante un pueblo relativamente indefenso están embelleciendo a la OTAN y también a Ucrania, con un Gobierno que no tenía las simpatías de todo el mundo, y unas características muy discutibles”.

Según Ricardo Feliu, en los ochenta la crítica a la OTAN implicaba un antimperialismo frente a Estados Unidos y un rechazo a la nuclearización. Cree que “la situación actual ha recordado que la OTAN está ahí”. Feliu apunta que en los años ochenta “había una especie de miedo colectivo hacia la guerra nuclear”. Ahora Putin ha recordado que tiene armas nucleares, “la lógica de la Guerra Fría, que en el fondo es de posiciones”.

Según este sociólogo, hace tiempo que la OTAN “ha trasladado el escenario hacia el Pacífico”, donde “se están tomando decisiones y movimientos muy graves, que pueden implicar un futuro conflicto, en torno a Taiwan”. Un “reposicionamiento” de la OTAN frente a China o Rusia”, en paralelo a una “reestructuración” de dicha Alianza.

“Cambio de mentalidad”

Feliu observa una vuelta de una narrativa que entendía “superada”, como la “imagen de Rusia de amenaza de la civilización occidental”. Respecto a lo que está ocurriendo en Finlandia o en Suecia, teme “que se está volviendo al imaginario de la Segunda Guerra Mundial”. Una “escalada belicista” que conecta con la industria militar y su “corrupción vinculada”, y a un “discurso legitimador de la resolución violenta de los conflictos”.

Para el miembro del MOC Arturo Balbuena, una vez quiebra el Pacto de Varsovia, “aunque la OTAN sigue funcionando a los europeos nos preocupa menos”. Recuerda que Macron dijo en 2019 que la OTAN estaba “en muerte cerebral”. Ahora que “nuevamente hemos tenido un conflicto cercano, nos entra el miedo”, pese a que la OTAN ha seguido interviniendo mundialmente”. A juicio de Balbuena, en “nuestro eurocentrismo y ombliguismo nos ha preocupado ahora”, “lo que le ha venido muy bien a la OTAN”. Este activista comparte la existencia de un “cambio de mentalidad”, y comparte que se ha perdido la “idea del antiimperialismo y que se ha relegitimado el discurso de la resolución violenta”. En los ochenta, entiende que con la mayor cercanía del recuerdo de la dictadura y de la guerra, el discurso antimilitarista conservaba mayor “pureza”.

El profesor de Historia y sindicalista Juan Pedro Urabayen manifiesta dudas ante un teórico auge de la OTAN. “No sé hasta qué punto. Eso es lo que nos están vendiendo a todas horas en los medios”. Y pone de relieve la paradoja de que en la invasión de Ucrania “la OTAN está demostrando que no puede intervenir en este conflicto, y que si lo hace es la guerra nuclear y la destrucción del planeta”.

Ucrania como ‘déjà vu’

Begoña Zabala recuerda el reciente anuncio de Pedro Sánchez de duplicar su gasto militar incremento del gasto militar durante los próximos años. ¿De verdad la gente joven no se está dando cuenta de lo que suponen los gastos militares? Es bestial no percibir qué cuesta una guerra”.

Juan Pedro Urabayen pone de manifiesto que su juventud fue heredera de mayo del 68, la desautorización de lo autoritario, y ahora en cambio hay una ola mundial de autoritarismo”. Desde el ideario de su militancia cristiana de base, “los conflictos no se pueden resolver en el mundo por la fuerza, hace falta un gobierno mundial para que no pase lo que pasa, que si hay un conflicto interviene un club de amigos que va a lo bestia, a machacar a los otros”.

Ricardo Feliu, tiene sensación de déjà vu. “Ucrania me recuerda mucho a todas las guerras que durante la Guerra Fría se convirtieron en escenario de luchas de los grandes bloques”. También se acuerda del precedente cercano de Siria, que “hemos olvidado. Ahí estaban Estados Unidos, Francia, Rusia...”.

Claves, argumenta, para “no considerar Ucrania como el primer capítulo de”, sino “una continuación” de hechos geopolíticos que vienen sucediéndose en “los últimos años”. Feliu subraya también el cariz económico de los intereses belicistas. “Desde algunos think tanks liberales españoles están argumentando que esto de la guerra está bien porque estimula el I+D+I”. Al respecto, Begoña Zabala cree que “se han movido los peones de la economía mundial, y estamos jugándonos la hegemonía o por lo menos la cohegemonía a base de guerras”.

La (in)experiencia “de lo militar”

Otro cambio sociológico profundo en la sociedad española respecto a los años ochenta es que hoy ya no existe la ‘mili’ obligatoria. Para Arturo Balbuena entonces “había una cierta conciencia de la inutilidad de lo militar”. Con la profesionalización hubo un desplazamiento en las preocupaciones. “A la OTAN le interesan profesionales convencidos, que no van a cuestionar especialmente las intervenciones, cosa que podía ocurrir antes. Y ante la población hace que los conflictos le queden más lejos,”. Pero al mismo tiempo advierte sobre el proceso de vuelta hacia una periodo militar obligatorio en distintos países.

Un mundo en cambio

Mirando el tablero mundial, Begoña Zabala percibe “odio a China y a Oriente Medio”, una “fobia visceral en Europa”, mientras “China está jugando por la hegemonía mundial de tú a tú, no ya solo frente a Estados Unidos, sino al bloque euroatlántico”. Feliu ve esta cuestión “poco reflejada en los medios de comunicación”, y echa de menos información sobre “los pactos de la OTAN y de Estados Unidos con la India e Indonesia, teniendo como objetivo ahogar a China”. Puntualiza que “esto no es una cuestión de buenos y malos, China también tiene su mierda”. Pero anima a tomar distancia “a la hora de consumir ciertos discursos que legitiman posiciones de poder de unos y otros”.

“La OTAN está permitiendo otra vez que las guerras las preparemos aquí para que se libren fuera de aquí”, afirma Arturo Balbuena, que recuerda el horror bélico. “El problema es que la OTAN perpetúa la idea de que se pueden solucionar los conflictos por una vía armada, cuando en general la historia ha demostrado que no es así, que quien paga es la población civil, y como en casi todo, la más pobre”. Plantea replantear “el esfuerzo que se está invirtiendo en la OTAN y en la industria armamentística y destinarlo a temas sociales, que bien necesitamos”.

Navarra ante la OTAN

En opinión de Juan Pedro Urabayen, “ha habido una escalada en los últimos años, esta guerra no ha empezado así sin más, la OTAN está al pilpil, como en el 82 y en el 86”. Piensa que en los próximos años “va a cambiar radicalmente la geopolítica del mundo”. Bajando a lo más cercano, resalta que en el 86 “la vez que nos han dejado votar en un referéndum, los navarros dijimos que no a la OTAN, y eso hay que ponerlo en valor. Urralburu dijo que fue en parte por la existencia de grupos cristianos posicionados en contra”.

Urabayen recuerda que el obispo de Huesca, Javier Osés, que era de Tafalla, “sacó una carta pastoral diciendo que no al armamentismo y sí a una organización mundial basada en la dignidad humana, en la solidaridad y en la paz basada en la justicia, y que unirnos a un bloque en una carrera de armamentos no era la vía. Creo que eso sigue vigente. Tenemos que aprovechar esta coyuntura, la gente joven tiene que darse cuenta de lo que se está cociendo aquí”.

Ricardo Feliu pone la espuela del debate, también en clave contemporánea navarra: “Mientras que en otros lugares tras el referéndum del 86 hubo una desmovilización”, cree que esto no pasó en Navarra: “El movimiento de objeción de conciencia y de insumisión no se puede entender sin todas las movilizaciones en los ochenta en torno a la OTAN”.

"El riesgo del Polígono de Tiro de las Bardenas se multiplica"

Milagros Rubio, portavoz de la Asamblea Antipolígono, contextualiza aquel 1982: “Como quien dice estábamos todavía en la Transición, e incluso arrastrábamos el recuerdo de Estados Unidos en Vietnam”. Rubio habla de una “oposición radical a todo lo que tuviera que ver con la OTAN, lo militar y Estados Unidos”. “Aquí teníamos y tenemos un polígono de tiro que en esos momentos estaba siendo utilizado fundamentalmente por los americanos”. Su rechazo “implicaba cualquier aspecto que tuviera que ver con el aparato militar de Estados Unidos y de la OTAN”. Entonces, reconoce, “incluso no veíamos claro formar parte de la Comunidad Europea”.

Hoy el objetivo sigue siendo que el polígono de tiro “salga de las Bardenas, que el parque natural pueda serlo de verdad de una vez, entero, y que los pueblos de alrededor no vivamos con esa espada de Damocles”. Este mismo domingo la Asamblea convoca una concentración a las 13 horas en la Plaza Nueva de Tudela a ese respecto. Rubio subraya que “el riesgo que corremos los habitantes del entorno se multiplica en un mundo cada vez más conflictivo y con más riesgo real de enfrentamiento bélico”.

Para la portavoz de la Asamblea Antipolígono, “reforzar las alianzas militares da alas a la carrera armamentística y aumenta la polarización”. Cree que “la invasión rusa a Ucrania ha contaminado todo” y que “es Rusia quien ha montado una guerra”. En la Asamblea Antipolígono “reconocen el derecho de Ucrania a defenderse”, “pero a la vez tenemos un temor a que el desarrollo militar de esta invasión se les vaya de las manos”.