Pere Aragonès sí acudió a la Diada. No al acto central, pero sí al que organizó Òmnium Cultural en la matinal y, después, al de su partido, Esquerra, en la calle Bruc de Barcelona, donde algunos vecinos también le silbaron, como la noche anterior en El Fossar de les Moreres, emplazamiento emblemático para el independentismo. El Jefe del Govern llamó al mundo soberanista que apuesta por la autodeterminación a mostrar un comportamiento “inclusivo” para lograr una “mayoría imparable e invencible” que habilite un referéndum reconocido por la comunidad internacional. “La democracia, la cohesión social y un proyecto que no excluya a nadie e incluya a cualquier ciudadano independientemente de donde ha nacido”, ésa es la hoja de ruta del líder republicano en pro de la libertad y bajo la permanente demanda de la amnistía.

Aragonès saluda a Junqueras al llegar al acto de Òmnium. | FOTO: EFE

Su discurso casa ahora más con el de Òmnium que con el de la ANC. La entidad antes presidida por Jordi Cuixart y ahora por Xavier Antich reclama nuevos liderazgos y otro marco estratégico que renueve el ciclo posterior al que se inició hace un lustro para enterrar la división. Un tiró de orejas desde esta organización civil a todo el movimiento, no solo a los partidos, para reactivar un independentismo que cree que ha entrado en “parálisis”. “La fórmula de estos cinco años ya no sirve. Nos hacen falta nuevas sensibilidades y nuevas voces”, remarcan.

Aragonès hizo una defensa de los 90 años en que ERC ha trabajado en favor de la “libertad de Catalunya, la justicia social y la república desde todos lados”, como hoy día lo hace como valedor de la inmersión lingüística. “Hoy salimos a la calle y saldremos cada 11-S. Lo haremos siempre con vocación inclusiva, de escuchar a todo el mundo, de mejorar. Pero sobre todo cada día desde pueblos y barrios en todo el país tenemos que construir esta mayoría, que es la mayoría de los que sueñan y hacen posible la libertad”, remarcó el president. ERC, encabezada por Oriol Junqueras y Marta Vilalta, había sido recibida antes con pitos en la ofrenda a Rafael Casanova.

El alegato posterior de Òmnium fue una mano tendida a todo el conjunto del independentismo. “No hay vía a la independencia que no sea democrática, compartida, inclusiva y transversal. No es el enésimo llamamiento a la unidad sino para ponernos de acuerdo para avanzar juntos”, proclamó Antich, quien desveló que ya han comenzado a hablar con partidos y sociedad civil en este sentido. Otras fuerzas, como el PDeCAT, PNC y Convergents lo hacen, dicen ellos, para emprender un proyecto político conjunto. Mientras, Òmnium lanzó una advertencia contra las “tentaciones populistas de la antipolítica”, subrayando que ningún pueblo “puede decidir su futuro sin instituciones o partidos”, en una crítica velada a la ANC, a la que considera una fraternal compañera de viaje. “¿Por qué tanta energía en confrontarnos con quienes tenemos al lado, con cómplices y aliados, en lugar de hacerlo con quien tenemos delante?”, se preguntó Antich.

En el único acto que pudo reunir a todos los actores del independentismo, e incluso a dirigentes de los comunes y sindicatos, Òmnium zanjó: “Debemos dejar de considerar la independencia como una palabra mágica que, solo con decirla e invocarla, ya la tenemos”.