Hace justo un año se produjo una manifestación a las puertas de la sede nacional del PP que reunió a unas tres mil personas al grito de Casado dimisión o Ayuso presidenta. La movilización marcó un punto de inflexión y certificó el fin de liderazgo de Pablo Casado, cuyo equipo más fiel defiende su legado y elude la autocrítica un año después de la mayor crisis que ha sufrido en su historia el PP.

“Fui fiel a mis principios. Hicimos siempre lo mejor para el partido. Ese es el mejor legado que se puede tener”, asegura una persona del núcleo duro de Casado que rechaza hacer declaraciones públicas en este primer aniversario del estallido de la guerra que dejó profundas heridas que aún no han cicatrizado.

El conflicto, larvado meses atrás por la pugna interna por la Presidencia del PP de Madrid, estalló la noche del 16 de febrero de 2022 al publicarse informaciones sobre un supuesto espionaje al hermano de la presidenta madrileña, una información desmentida esa misma noche por el equipo de Casado y cuya falsedad sigue manteniendo en este momento, según fuentes de su entorno. Apenas 24 horas después, Ángel Carromero, persona de confianza de Casado y del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, dimitía tras ser señalado como supuesta cabeza de ese espionaje.

Con la resaca aún de las elecciones en Castilla y León y el debate abierto sobre si pactar o no con Vox –los comicios se habían celebrado el 13 de febrero y dos días después Casado había convocado un Comité Ejecutivo para analizar la pírrica victoria del PP–, nadie podía imaginar entonces que una semana más tarde, en la madrugada del 24 de febrero, el entonces líder del PP acabaría pactando su salida con los barones territoriales.

En esa tensa reunión, Feijóo y los presidentes del PP acordaron dejarle seguir hasta el congreso extraordinario que se celebró los días 1 y 2 de abril en Sevilla. El 1 de marzo, en la Junta Directiva que convocó ese cónclave, Casado se despidió lamentando lo que pudo haber “hecho mal” pero recalcó que no merecía el trato recibido: “Tengo la conciencia muy tranquila”.

Desde el equipo de Casado ponen en valor cómo bajo su liderazgo empezó la reunificación de la derecha. “Había tres partidos y los dejó en dos porque C’s desaparece con Casado”, presumen en su entorno, que señalan que antes del estallido de la crisis interna manejaban datos demoscópicos que situaban al PP en 130 escaños, en línea con lo que otorgan ahora algunas encuestas a Feijóo.

En el equipo de Casado destacan además su labor para levantar al PP, que estaba “aniquilado” tras la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy de Moncloa en 2018. “Recibe el PP derruido por peleas internas y divisiones y consigue levantarlo, poniendo liderazgos que ahora son importantes”, asegura una de las personas consultadas.

En parecidos términos se expresa otro miembro de su equipo, que atribuye al PP de Casado la “arquitectura” actual del partido tras “seleccionar a buenos candidatos” que ahora “Feijóo mantiene” y que competirán en las elecciones de mayo.