La plataforma de apoyo a Aingeru Zudaire, vecino de Villava que quedó tuerto tras un pelotazo de la Policía en 2012, ha pedido al Gobierno de Navarra que se reconozca como víctimas a los heridos por material antidisturbios.

En una comparecencia en la casa de cultura de Villava, decenas de personas han arropado a Zudaire, que ha estado acompañado por su abogada, Leire Martín, y por Kirio Gastearena, portavoz de la plataforma que se puso en marcha para apoyar el periplo judicial al que se vio abocado Zudaire tras ser herido.

Los tres han hecho un repaso de los diez años de travesía en el desierto que ha supuesto el caso, que terminó en octubre de 2022 con una sentencia de la Audiencia Nacional que reconocía la responsabilidad patrimonial del Estado en el caso, pero que no actuaba ni sobre el policía autor de los disparos ni sobre los mandos responsables del operativo contra el grupo de manifestantes en el que se encontraba el herido, y que no representaba una amenaza para la policía.

Gastearena ha sido el encargado de solicitar al Gobierno que ahora, tras recibir la sentencia, se reconozca a Aingeru como víctima, se le garantice su derecho a la verdad, a la reparación y a la no repetición. Lo ha hecho invocando la Ley Foral 16/2019 de víctimas de extrema derecha y abusos policiales, y cuya comisión de reconocimiento ya está abordando los primeros expedientes.

"Le hacemos esta petición al Gobierno de Navarra: la ley de víctimas de abusos policiales tiene que reconocer a Aingeru como víctima, garantizando su derecho a la verdad, la justicia y la reparación. Y también debe hacerlo con las víctimas de cargas en Navarra", ha pedido el portavoz de la plataforma, en referencia a otros casos como el de Txuma Olaberri, también vecino de Villava, y que quedó con daño cerebral tras un pelotazo a bocajarro en la sien.

Hay una segunda petición: la de prohibir las pelotas de goma en Navarra para que no haya más casos como este. Algo fundamental porque, como explicó el propio Aingeru, este drama se repetirá mientras la policía reprima con pelotas de goma lanzadas indiscriminadamente. "Mientras los políticos no cambien esto, el problema seguirá adelante. Esto no acaba aquí", ha lamentado.

La intervención de Zudaire ha sido muy emocionante. Ha tenido que parar en varias ocasiones porque le podía el momento. Ha querido agradecer a todos los presentes y decirles que son "la hostia" por todo el apoyo este tiempo. "Hemos hecho manis, charlas, partidos de pelota, vídeos, alguna chistorrica que otra también ha caído...", ha enumerado.

Ha agradecido a la doctora Heras, a los oftalmólogos que le han tratado, a todos los que han puesto "un granito de arena en la montaña" de su causa. Se ha acordado de otros que tuvieron todavía menos suerte que él, como Iñigo Cabacas, a cuya familia ha mandado un recuerdo entrecortado por la emoción. Y ha mandado un cariñoso recuerdo a su madre y a sus hermanos rematado por un sentido aplauso del auditorio.

Su lucha y el activismo de la plataforma han conseguido "pueblos libres de pelotas de goma" y llevar al Parlamento de Navarra y al Congreso de los Diputados iniciativas para eliminar el material antidisturbios letal, que hiere de gravedad y mata, como ocurre en las fronteras españolas, ha puntualizado. Su caso tiene muchas cosas malas, pero poner encima de la mesa el debate sobre la necesidad de acabar con las pelotas de goma y con las prácticas policiales impunes quizá sea una de las pocas cosas buenas.

"La indemnización ni me va a devolver el dinero ni me va a devolver la vida que he perdido estos años"

Aingeru Zudaire - Herido tras un pelotazo de la Policía Nacional

"No voy a salir a la calle a tirar cohetes", ha dicho. "No estamos acostumbrados a una sentencia de este tipo, pero se queda corta. No les ha quedado otro remedio que reconocer lo que habían hecho. Pero hay cosas que podrían haber salido mejor", ha dicho. "También peor, porque conocemos casos en los que consiguen darle la vuelta". Pero mientras estas prácticas sigan impunes y vigentes, seguirán proliferando casos como este, ha avisado.

Y sobre la indemnización recibida, una cruda reflexión: "Ni me va a devolver la vista ni la vida que me han robado estos años".

Un caso icónico en Navarra

El caso de Zudaire ha sido un antes y un después en Navarra. Por muchas razones: por un proceso judicial surrealista y por una histórica sentencia, pero también por haber tenido peso en el debate sobre la pertinencia de acabar con el material antidisturbios letal, conversación en la que de fondo ha estado el caso por excelencia, el de Iñigo Cabacas en Bilbao. Navarra eliminó las pelotas de goma para la Policía Foral la legislatura pasada. Pero siguen vigentes en otros cuerpos policiales.

La encargada de reconstruir todo el proceso judicial ha sido Leire Martín, abogada de Zudaire. Martín ha explicado que han sido diez años de obstáculos. La instrucción trató hasta en tres ocasiones de archivar el caso, que ha visto posturas "vergonzosas" por parte de la Fiscalía y la Policía Nacional, que no ha colaborado nada en el esclarecimiento de los hechos. La justicia y la policía dijeron de todo: que había sido una bola de billar tirada por tirachinas la que le produjo la lesión, que no había sido cosa de la Policía, que habían sido los forales... todo menos reconocer la verdad. Pero el peritaje forense fue inequívoco al afirmar que solo una pelotazo de goma podría haber causado una lesión semejante.

El giro en el caso se produjo a raíz de un vídeo en el que se veía claramente a un policía lanzar un pelotazo sin cumplir los protocolos hacia el grupo en el que se encontraba Aingeru. "Y para sorpresa de todos, un policía reconoció estar en el operativo y con actitud de disparar". La sentencia absolvió al policía, pero abrió la vía del reconocimiento patrimonial que ha dado con esta sentencia. Sentencia que recibieron a finales del año pasado con satisfacción, pero que deja fuera una parte importante: el papel de la policía, tanto en la planificación como en la ejecución, y que ha vuelto a quedar impune, como ha lamentado la plataforma.

"Hoy tenemos la sentencia, pero han hecho falta diez años llenos de obstáculos, y esto es inadmisible en un Estado de derecho", ha concluido Martín.