El colmillo de elefante que pende de uno de los pilares de la catedral de Toledo es un exvoto u ofrenda que colgaban, en las paredes o techos de las iglesias, los devotos que tenían algo que agradecer a un santo. Ésta es al menos la teoría que sostiene el investigador Gilimón Gaetano Blancalana en su libro Disertaciones y opúsculos sobre Toledo, una obra que escribió a finales del siglo XIX pero que no publicó, y que hace poco ha descubierto, de una forma casual, oculta tras el tabique de una alacena de una antigua casa-palacio toledana, el historiador y escritor Manuel Palencia. Entre los "descubrimientos curiosos" que, según Palencia, aporta Gaetano en su obra destaca el origen del colmillo que pende del primer pilar que se encuentra a la izquierda, dentro de la catedral toledana, entrando por la Puerta del Reloj. Aunque otros historiadores explicaron que podía tratarse de un cuerno de buey que utilizaban los mozárabes para llamar a la oración, Palencia cree que la teoría de Gaetano es la más acertada, pues "si te fijas bien, ves claramente que es un colmillo de elefante, que no está hueco ni es el cuerno de un buey".