El ecuatoriano Ángel Orellana está en paradero desconocido después de ejercer como sacerdote durante siete años sin serlo en la parroquia de Santa María de las Flores y Santa Eugenia de Sevilla. Este hombre administró los sacramentos de la comunión, la confirmación y el matrimonio gracias a una credencial falsa que presentó a los responsables de la iglesia, aunque nunca ha estado en la nómina de curas de la ciudad, ha informado a Efe un portavoz del Arzobispado de Sevilla. La Iglesia Católica está estudiando ahora la validez de los sacramentos administrados por el falso cura, del que los feligreses han destacado su trato afable y cariñoso así como su calidad humana. Ángel Orellana, de unos 40 años, se presentó en la parroquia afirmando que era religioso y empezó a colaborar de forma voluntaria con el párroco en las tareas cotidianas de la iglesia hasta que se ganó su confianza y empezó a administrar sacramentos.
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