La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una patología respiratoria que, generalmente, es irreversible. Se caracteriza por una obstrucción persistente del flujo de aire en los pulmones que provoca dificultad para respirar, tos, sibilancias y fatiga. Esta patología puede afectar hasta al 4% de la población mayor de 40 años y la esperanza de vida del paciente desde su aparición oscila entre los 10 y 20 años. Es habitual que las personas con EPOC desarrollen otras enfermedades respiratorias asociadas, como neumonía o hipertensión pulmonar, e incluso patologías neurológicas –ictus y accidentes cerebrovasculares– y cardiovasculares –arritmias, aneurismas o infartos–. Por este motivo, un estudio liderado por neumólogos y radiólogos de la Clínica Universidad de Navarra, y publicado en la revista científica Chest, ha demostrado los beneficios de combinar parámetros clínicos como la edad, el sexo, el tabaquismo o la diabetes, con otros marcadores radiológicos que se obtienen mediante un TAC y que miden la calcificación de las arterias coronarias.

Según el Dr. Juan Pablo de Torres, codirector del Departamento de Neumología de la Clínica, “el endurecimiento o depósito de calcio acumulado en los vasos sanguíneos del corazón nos muestra si hay daño visible en las arterias y si es manifiesto el riesgo de sufrir un infarto o un ictus. Usar esta información junto con otros datos de carácter clínico nos permite detectar pacientes con alto riesgo de padecer estos eventos y, por lo tanto, mejorar la prevención y el seguimiento médico”.

La investigación ha analizado la evolución de 529 pacientes con EPOC estable reclutados en cuatro hospitales universitarios españoles: la Clínica Universidad de Navarra; el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, de Tenerife; el Hospital Universitario Miguel Servet, de Zaragoza; y el Hospital Universitario Doctor Negrín, de Las Palmas de Gran Canaria. Todos los participantes se sometieron a una tomografía computarizada de tórax (TAC de tórax) y a una evaluación clínica y funcional completa.

Una vez obtenidos los datos previos, los pacientes se dividieron en cuatro grupos en función del mayor o menor riesgo detectado y fueron observados y controlados médicamente durante 8 años, aproximadamente. “Durante este periodo observamos que el 24% de ellos desarrolló un evento cardiovascular adverso mayor, como un infarto de miocardio, un ictus o una angina de pecho inestable. Además, otro 28% falleció durante el seguimiento. De todos ellos, los que tenían alterados los valores relacionados con el índice de calcio coronario y aquellos con otros factores clásicos de control, como el tabaquismo o la diabetes, fueron los que presentaron un riesgo mayor”, ha asegurado el Dr. de Torres.

Estudio clínico y tomografías

Los investigadores recalcan que la combinación de los parámetros clínicos y los marcadores radiológicos permite identificar con mayor exactitud quiénes tienen más riesgo de un infarto o un ictus. Esta estrategia es factible porque las tomografías que se obtienen en programas de cribado de cáncer de pulmón podrían incorporarse en la práctica preventiva para identificar pacientes con riesgo de manera más intensiva.

El Dr. Juan Pablo de Torres ha recalcado que “la EPOC es una enfermedad muy infradiagnosticada en España y, por lo tanto, muy infratratada. Es importante que el diagnóstico se realice lo más pronto posible para garantizar una esperanza y calidad de vida adecuadas. Añadir nuevas estrategias para detectar estos riesgos de sufrir eventos adversos es vital”.