A grito de “¡Pamplona!”, el Dj Carlos Jean inauguró el escenario de la Plaza del Castillo. Un concierto multitudinario que estuvo acompañado en todo momento de la lluvia, pero sobre todo de las ganas de pasárselo bien. Nadie dudó en desengrasar las caderas con cubata o paraguas en mano. Incluso, hubo quienes lanzaron el vaso al cielo con el subidón. Dos años después, por fin se volvían a celebrar “las mejores fiestas del mundo”, calificó Xabier Aguinaga. “Los vamos a celebrar a lo grande, hasta que el cuerpo nos diga basta”, afirmó Izaro Marcilla, la joven de la Rotxapea. Una idea que compartió Larisa Muñoz: “Sigo con la piel de gallina, estos últimos dos días he estado tan nerviosa que no he podido ni dormir bien. Hoy va a ser un desmadre pero los vamos a disfrutar”.

Los sanfermineros disfrutan de las barras por la tarde. | FOTO: UNAI BEROIZ

Marina, que combate todos los días en primera línea covid-19, prefiere gozarlos al aire libre y con precaución. “Ha salido un coletero que puedes utilizar como goma de pelo o para cubrir el vaso dejando solo un hueco para meter la pajita y así evitar que te echen sustancias. Lo puedes encontrar en internet, es súper recomendable”, explicó la sanitaria. Entre saltos y brincos, hubo gente que le tocó trabajar. Los vendedores ambulantes se hicieron de oro vendiendo las capas de plástico.

La lluvia no fue un impedimento para beber y bailar. | FOTO: JAVIER BERGASA

Los empleados de limpieza también tuvieron su lugar. Algunos recogiendo con pala y escoba los vasos y las botellas de plástico y otros, en cambio, dando un manguerazo alrededor de las barras. Los camareros no pararon de servir cubatas en vasos reciclados. Ahora bien, la mayoría de la juventud optó por hacer botellón. “Nosotras hemos optado por comprar alcohol en el supermercado porque si no nos van a salir las fiestas a precio guiri”, comentó Marcilla. Andrea, su amiga, le dio la razón: “Los precios de las barras son altísimas, nosotras no nos podemos permitir”.

En las diez casetas que se encuentran alrededor de la Plaza de Castillo un combinado cuesta 7 euros, la botella de agua 2 euros, los refrescos 3 euros, el cañón de cerveza 3,50 euros y el calimocho 4,50 euros. “El Ayuntamiento se ha equivocado. “El ambiente de la carpa de Labrit además de ser especial era una tradición”, subrayó la pamplonica Alicia Martín. Y Muñoz sentenció: “Nos han quitado el derecho de hacer fiesta al aire libre y ahora estamos obligados a festejar en espacios cerrados, provocando que haya overbooking”.