Desde el siglo XIX hasta el año 2015, los encierros en Sanfermines han dejado imágenes espectaculares, recuerdos emotivos, muchos sustos y algunos fallecidos. Haciendo un repaso por esta tradición pamplonesa son muchas las anécdotas y los momentos más trepidantes, desde el primer encierro en la nueva Plaza de Toros hasta el año 2015 con el retorno de Curioso. 

1898: el legendario ‘Borrego’

El recorrido del encierrillo se fijó en 1898, debido a la escapada de los toros andaluces de Concha y Sierra. El toro Borrego, colorado y marcado con el número 17, hizo historia al escaparse hacia el monte el 10 de julio de ese año. Durante cuatro meses, el toro campó a sus anchas.

Tras los toros salieron aquella misma mañana todos los picadores de las cuadrillas de ‘Guerrita’, Fuentes y ‘Bombita’, encargados de despachar la malograda corrida. Aquella mañana fue de gran movimiento en la población: se veía salir a caballo los picadores en traje de faena, a los pastores de las ganaderías navarras, sacando de la plaza y de los corrales del Sario al cabestraje de la tierra, y a algunos aficionados de calidad emprender en coches la aventura de buscar a los toros por el Valle de Etxauri unos y por Añézkar.

A cuatro consiguieron localizar aquella misma mañana. Más tarde, otro toro fue encontrado en el prado de la Cadena, cerca del puente de Miluce, que fue el camino que llevaron los toros en su huida. A los tres días de ocurrir la escapada ya había cinco en el Sario; pero faltaba el sexto, del que nadie sabía dar cuenta ni apareció hasta cuatro meses justos después, el 10 de noviembre a las 12 del mediodía, en plena carretera, cerca de la estación de Villanueva de Arakil y próximo al pueblo de Zuazu.

Este toro era el legendario Borrego. El 10 de noviembre apareció cerca de la estación férrea de Villanueva de Arakil, adonde dio la casualidad que acababa de llegar en comisión de servicio una pareja de la Guardia Civil de Irurtzun. En cuanto los guardias vieron al toro se echaron los fusiles a la cara. Salieron tras él y, al fin, el toro les hizo cara. Los guardias, convenientemente resguardados en los troncos de dos árboles, le dispararon con mano firme y a poco el toro cayó muerto, como fulminado por un rayo, por un certero tiro del cabo, que le dio en la parte central de la testuz y cayó como escabellado.

 1918

El toro Curro del ganadero Cándido Díaz Carrascón. Antes de llegar a la inauguración del actual y ya Centenario coso pamplonés, los encierros daban su fin en la ‘Plaza Vieja. 

Hablar de Cándido Díaz es hablar del gran ganadero navarro. Y hablar del ganadero de Funes es también hablar de un famoso toro de nombre Curro. Era un toro que corrió en el encierro sirviendo de guía a los que se iban a lidiar en la corrida de la tarde. Este toro se partió el cuerno por la capa. Una mañana sanferminera del año 1918 al ser contratada una corrida de Cándido, Curro fue destinado para ser toreado por los aficionados después del encierro. La fama de Curro llegó a manos de Joselito. Aquel día, Joselito toreó por la tarde una corrida dura de Cándido Díaz, cortando una oreja a cada toro. 

7 julio 1922: primer encierro

Tuvo lugar la inauguración de la actual plaza de toros. La plaza de toros de Pamplona en realidad se inauguró en las primeras horas de la mañana del 7 de julio de 1922 con el encierro. Se contabilizaron tres heridos: Ángel González, músico de la ‘La Pamplonesa’; Ignacio Galdeano con un corte en la cabeza; y Simeón Francia que soportó un fuerte varetazo de asta en el muslo derecho. Una vez en la arena, los toros colmenareños de Vicente Martínez hoyaron para siempre la inauguración de la plaza de toros Pamplona. 

13 julio de 1924

En el encierro mañanero con los toros de Santa Coloma se produjo la primera muerte del siglo XX de un corredor en el encierro: Esteban Domeño Laborra, de Sangüesa, aunque avecindado en la pamplonesa calle de San Gregorio. Tenía 23 años de edad y murió corneado por un toro del Conde de Santa Coloma en la bajada hacia el callejón de la plaza el 13 de julio de 1924. Dieron las siete y, al estampido de los dos chupinazos reglamentarios, salieron del corralillo de Rochapea los seis toros de Santa Coloma. Y allí, junto al vallado derecho, uno de los toros no tuvo más que meter la cabeza para alcanzar de lleno a un muchacho que tieso, en vez de tirarse al suelo, y sin poder subir a la valla, por la mucha gente que allí se había agolpado, no pudo esquivar el derrote, sufriendo una cornada. El desgraciado se llamaba Esteban Domeño, de 22 años, soltero, natural de Sangüesa y avecindado en la calle de San Gregorio. 

8 de julio de 1927

El toro número 6 de Celso del Castillo causó la muerte de Santiago Martínez Zufía, de 33 años, y natural y vecino de Pamplona. Fue la primera persona que moría en la ‘Plaza Nueva’.

1938 y 1939

No hubo encierros por la suspensión de las fiestas a causa de la Guerra Civil Española.

10 de julio de 1939

Liebrero, toro de Cobaleda, hirió a Clara Herrera, mujer de Ángel Larequi, jefe de arbitrios Municipales y un guardia civil lo mató de un tiro. Desde 1941 y, como consecuencia, el Ayuntamiento decidió instalar el doble vallado.

10 de julio de 1947, dos fallecidos

En el encierro de ese día el mítico toro Semillero, perteneciente a la ganadería de Antonio Urquijo, sesgó la vida a dos mozos: Casimiro Heredia y Julián Zabalza. La muerte de aquellos jóvenes impresionó a Manolete, que sentía en su costado la presión de la corrida y la enorme responsabilidad que le volvía a acuciar. La tarde fue tremenda y Manolete cortó cuatro orejas.

12 de julio de 1958

El curioso y divertido suceso, contemplado por miles de espectadores que llenaban la plaza lo narró Diario de Navarra: ‘Cuatro toros se adelantaron en la carrera y así entraron en la plaza, arropados por los cabestros y rodeados de mozos. Mas esta tranquilidad duró muy poco, porque, un breve rato después, hacían su aparición los dos miuras que faltaban. De nada servían los capotazos de los diestros ‘’Chamaco, Ordóñez, un banderillero y Moneo Alaiza, ni la arriesgada y trabajosa labor de los pastores, ni los trotes de los cabestros. Un pastor sacó a su perro de campo, que emprendió un tenaz y enérgico asedio contra el toro.

7 julio de 1962

Se canta por primera vez antes del comienzo del encierro la imploración ‘A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro, dándonos su bendición’.

14 de julio 1965

Por un desacuerdo entre el Ayuntamiento de Pamplona y la Meca el día 14 de julio se celebraba la octava corrida de la Feria, pero sin encierro previo.

13 de julio 1980

Los encierros de 1980 fueron extraordinariamente peligrosos. El día 9, con los toros de Bohórquez corriendo muy sueltos, hubo dos heridos graves; uno en Mercaderes, José Ignacio Artola Aguirre, de Tudela, y otro frente a Teléfonos, José Mª Jiménez Zubiri, de la Txantrea. El día 10, por el suelo mojado por la lluvia, hubo muchas caídas y sustos; los ‘miuras’ de aquella mañana llegaron también sueltos a la plaza y se adueñaron del ruedo.

7 de julio de 1984

El encierro del 7 de julio se retrasó siete minutos por un tapón de corredores en la calle Estafeta. En el encierro del día 10 de julio fue herido de extrema gravedad en la calle Estafeta, en la puerta del bar Casa Flores, en norteamericano, Stephen Townsend. Las imágenes de la cogida fueron portadas en los periódicos de su país de muchos de todo el mundo.

La corrida del ganadero navarro Julio Aguirre fue rechazada por el delegado nombrado por Luis Roldán, representante del gobierno en Navarra, al encontrar “evidente manipulación del hierro de la ganadería y de la numeración de dos de los toros”; un tercer toro de esta ganadería contó, además, con el rechazo veterinario

13 de julio de 1995, Peter Tassio

Castellano, toro de Torrestrella, lidiado en 2º lugar el 13 de julio por Juan Mora, en el encierro matutino infirió una cornada mortal al norteamericano Matthew Peter Tassio, en la parte central de la plaza del Ayuntamiento. El toro fue bravo y noble y fue galardonado con el premio ‘Carriquiri’. Matthew, de 22 años, murió de una de una certera cornada mortal en la Plaza del Ayuntamiento del toro Castellano del hierro Torrestrella. Meses más tarde sus padres llegaron a la ciudad con la idea de que sus abogados cobraran una indemnización millonaria. No hubo opción por la ‘libre y voluntaria participación en el encierro, bien anunciada en varios idiomas.

Mora estoqueó en segundo lugar en el orden de lidia de la corrida a Castellano, al que le cortó una oreja. El encuentro en el ruedo entre Juan Mora y Castellano número 5, colorao y bragado, y de 575 kilos de peso lo describe la crónica de Diario de Noticias: “Juan Mora recibe a Castellano con verónicas a pies juntos y media, y se luce en un quite por delantales y navarras. Tras brindar al público, se dobla templado con la derecha hacia el tercio. Logra tres series buenas dando el sitio que necesita un bondadoso y repetidor astado que no puntea lo más mínimo. Desgrana uno a uno los pases a pies juntos. Vistoso. Estocada y una muy merecida oreja”.

Al comenzar el festejo se guardó un escalofriante momento de silencio en honor a Matthew Peter Tassio, muerto en el encierro por la mañana en la plaza consistorial. Los músicos de ‘Los de Bronce’ instrumentaron ‘Il silencio’. Gran ovación. Lluvia en el tercero. ‘Luis Jáuregui’, seudónimo en la crítica taurina del periodista pamplonés Mikel Larramendi, dijo que “a Matthew Peter Tassio lo mató un toro noble. Ya se sabe que los toros son como los melones: da igual su hermosa pinta; hasta que no se abren, no se sabe de qué van. Muchos imaginaban que el toro Castellano, colorado, salpicado y bragado, lidiado en segundo lugar y estoqueado por Juan Mora, era una fiera corrupia. Pues no; por la tarde abrieron el melón y resultó de dulce nobleza. La verdad es que el público no recibió a Castellano, que ha inscrito su desgraciado nombre en la historia negra del encierro, de malas maneras. Cuatro pitos, cuatro gritos de asesino y hasta luego. Todo el mundo había visto por televisión la cogida: lo cierto es que el morlaco no hizo nada por el mozo; si acaso, apartó un obstáculo de su camino y siguió corriendo. Lo apartó con la peor de las suertes, pero no se cebó con nadie. Luego, por la tarde, Castellano era el único de la plaza que no se había enterado del chandrío. Resultó, a la postre, un toro de triunfo, encastadito y bravo”.

8 de julio de 2003: Fermín Etxeberría

Fermín Etxeberría Irañeta (63 años, Pamplona), miembro de la Junta Directiva de Osasuna y corredor de encierros desde los catorce años, falleció por un traumatismo craneoencefálico sufrido en encierro del 8 de julio de 2003 en el tramo de Mercaderes y provocado por un violento alcance del toro Clavelito del hierro de Cebada Gago. Tras permanecer ingresado en el hospital durante dos meses y medio falleció el 24 de octubre de 2003. El toro Clavelito, lo lidió el navarro Francisco Marco.

Momento en el que Fermín Etxeberría es herido en el encierro del 8 de julio de 2003. Vicente Larumbe

10 de julio de 2009: Jimeno Romero

Daniel Jimeno Romero (27 años, residente en Alcalá de Henares) murió en el Hospital de Navarra el 10 de julio de 2009, después de ser intervenido quirúrgicamente, tras haber sido empitonado en el cuello en el tramo de Telefónica por uno de los toros de Jandilla, Capuchino.

El recordado Carlos Polite, compañero en lides de crítica taurina, escribió en su sección ‘Toro a toro’ de Diario de Noticias sobre Capuchino, número 106 de Jandilla, colorado y de 515 kilos de peso los siguiente: ‘El toro del disgusto era ojalado, de belfos claros y le faltó un poco de remate. Era cornalón. En la primera vara lo acercaron demasiado, derribó y se quedó con un corte corrido. Después fue mejor puesto, pero fue una pantomima. Se fue sin picar. Trotó con su banderillero matador y, como es lógico, llegó a la muleta totalmente agotado. De todas maneras, mereció mejor suerte. Puntuación: 5”

Capuchino fue lidiado por la tarde en la plaza por el granadino David Fandila ‘David Fandila Marín ‘El Fandi’’ y lo atronó de un descabello tras una estocada desprendida. Se le concedió una oreja tras aviso.

Daniel Jimeno es corneado en el tramo de Telefónica en el cuarto encierro de 2009. DIARIO DE NOTICIAS

El primer párrafo de la crítica de la corrida del mismo rotativo de Huarte decía: Emotivo silencio en el paseíllo en recuerdo de Daniel Jimeno, muerto en el encierro matutino: Los pelos se sujetaron como escarpias a la piel de las veinte mil almas que llenaban el coso de la vieja Iruña al son de ‘Il silencio’. Emoción de tamaño colosal mientras Jesús María Moreno, Mikel Iriarte y Domingo Castro interpretaron a trío de trompetas ese ‘Il silencio’, memorable pieza musical de Celeste Rafaele Roso, ‘Nino Rosso’, que en algunos cuarteles del mundo se toca como toque de queda y en la Monumental pamplonesa toca a muerto. Desde 1922 se ha honrado así a los 15 fallecidos de la más popular de las carreras del mundo. Ayer, ‘Los Incansables’ de la peña ‘Alegría de Iruña’ hicieron enmudecer y brotar la ovación más cerrada de todas las fiestas haciendo los honores a Daniel Jimeno Romero, alcalaíno con sangre de Valdizarbe y de larga saga de valientes corredores del encierro pamplonés. Por mor del sorteo, ‘Capuchino’, ‘jandilla’ causante de la muerte de Jimeno, abrió plaza estando aún presente el eco de ese silencio sepulcral. ‘Capuchino’, que debió escuchar la melodía póstuma para su víctima desde el chiquero, pareció que quiso pedir perdón mostrando su letal pitón izquierdo con enorme dulzura en la muleta de ‘David Fandila Marín ‘El Fandi’’. El granadino lo aprovechó, mató bien y cortó una merecida oreja. Jimeno, ya para la historia pamplonesa; ‘Capuchino’, camino de ‘La Protectora’.

13 de julio de 2013: El montón

Accidentado final de la carrera del encierro de este día con toros de la ganadería de Fuente Ymbro que se saldó con la mayor cifra de heridos de las últimas décadas. La carrera tuvo una duración 4 minutos y 14 segundos. El primer toro de Fuente Ymbro llegó al coso acompañado de un cabestro a los dos minutos. Los 23 traslados que se realizaron a los dos hospitales de la capital, junto a los 10 atendidos el centro San Martín y las decenas de atenciones que se realizaron en el patio de caballos dejará marcado este encierro como uno de los que más servicios médicos ha requerido de la historia del encierro pamplonés. Hay que remontarse hasta el 9 de julio 1977, en un montón en el que murió el joven pamplonés José Joaquín Esparza aprisionado por los corredores y los toros de la ganadería de Miura. En este montón de 1977 los toros sevillanos y los cabestros, parados al principio, terminaron pasando a trompicones por encima de la muralla humana. José Joaquín murió por un golpe de pezuña de una de las reses. De los 23 traslados, 19 correspondieron a heridos de este tramo. El que peor suerte corrió de todos ellos fue el joven de Vitoria de 19 años, Jon Mendoza Ruiz, que sufrió un síndrome asfíctico por aplastamiento con traumatismo torácico de pronóstico muy grave y que tuvo que ser ingresado en UCI, con sedación, precisando soporte ventilatorio mecánico. También con síndrome asfíctico por aplastamiento y traumatismo torácico, aunque con pronóstico menos grave, ingresó el irlandés R.T. de 28 años, que al igual que el vitoriano, también había quedado atrapado debajo del montón. El resto de traumatismos no revistieron mayor gravedad y la mayoría de ellos fueron dados de alta este mismo día.

11 de julio de 2015: el susto del toro ‘Curioso’

El 11 de julio del año 2015, el toro llamado Curioso, del debutante hierro de José Escolar, se volvió en Santo Domingo con la carrera ya lanzada y regresó al corral, del que se abrió la puerta para recogerlo y no tener que realizar dos encierros en uno. El toro, finalmente, hizo el recorrido del encierro al revés hasta el Gas, donde fue encambretado y llevado directamente a los corrales de la plaza de toros.