San Fermín 2024 | Pamplona se pone en danza: estos son los bailes más típicos de Sanfermines
Los dantzaris de Duguna prenden el Chupinazo en representación del baile, esa tradición ligada desde siempre a la fiesta. El Vals de Astráin, las dianas, la salida de las peñas... la lista de bailes típicamente sanfermineros no tiene fin
Pamplona se pone en danza cada 6 de julio. Y este año, más. Porque este 2024 el grupo de dantzaris municipal Duguna será el protagonista de las fiestas de San Fermín. Nunca antes el baile y la fiesta habían ido tan de la mano. Lo dijo el director de Duguna, Aritz Ibáñez: “El baile es inseparable de las fiestas de San Fermín, no hay un minuto en que en no haya gente bailando”. Y Duguna, según añadía, “va a representar eso en el Chupinazo, la dantza”.
Porque lo cierto es que los pasacalles, las dianas, jotas, kalejiras, salidas de las peñas, congas y demás actos espontáneos de San Fermín siempre tienen baile detrás, bien a través de coreografías bellísimas como las de los grupos de dantzaris el 6 de julio en la plaza de los Fueros, como las de Duguna en la procesión. También cada 6 de julio por la tarde, hay gente que sigue bailando el Vals de Astráin, en ese Riau riau que, aunque no recuperado se sigue recordando, y están también los bailes de los gigantes en el atrio de la Catedral, en el momentico tras la procesión del día 7. Patas y peñas bailan hasta darlo todo en la salida de la Plaza de Toros por el Casco Viejo e inolvidables son también los gigantes en su despedida el 14 de julio en la plaza Consistorial.
No siempre ha sido así. Como recuerda José Joaquín Arazuri en su Historia de los Sanfermines, en el siglo XIX no se permitía ir al baile a cualquiera ni a gente vestida de cualquier manera. Al baile público se iba de frac nada menos y con la “autorización necesaria”. Tenía lugar en la casa número 99 de la calle de las Pellejerías (ahora Jarauta), empezando a las 10 en punto y terminando a las 2.00. Las consignas eran claras: “No podrá bailar ningún hombre que no esté vestido de frac” y “ninguno podrá pretender, ni aún insinuar a las orquestas, que se altere el orden que desde el principio se establecerá para los bailes”.
En el siglo XIX se permitía el baile, pero antes era una práctica inmoral, tanto que el Ayuntamiento se vio obligado a decretar y aprobar unas Ordenanzas sobre danzas, por cuanto “los bailes y danzas de los mozos y mozas de servicio de la dicha ciudad en los días de fiesta se hacen con mucha descompostura de señales deshonestas, como son abrazarse los mozos con las mozas con ademanes de besarse y otras cosas de atrevimiento y mal parecer donde bailan”.
Siglos después del agarrau en locales se pasó a las verbenas de la Plaza del Castillo, por ejemplo, donde muchas generaciones aprendieron a bailar pasodobles, mexicanas, valses, y otros bailes de pareja, y de ahí, al suelto, y hoy él o la que no baila es por que no quiere.
En Sanfermines han sido muchos y de variados tipos los bailes, verbenas, conciertos y demás actos en los que es obligado mover el esqueleto.
Baile en las Pellejerías: obligado vestir de frac
En lo que es hoy la calle Jarauta, en el número 99 de la entonces llamada rúa de las Pellejerías, se instaló allá por el año 1832 un “salón de baile”. Arazuri recuerda que debía de tratarse de una “bajera adecentada”, donde “en honor a las señoritas” se echará “malcarra”, que no era otra cosa que paja de habas esparcidas sobre el suelo húmedo, algo así como el serrín actual. La idea, evitar traspiés y resbalones.
Baile ‘El barato’: A la hora de la corrida, a una ‘cuatrena’ la pieza
En el siglo XIX, durante las corridas de toros, los “sin dinero”, recuerda Arazuri, que eran aquellos que no disponían de 10 reales (2,50 pesetas de entonces) para la entrada del tendido de sol, solían reunirse a bailar al aire libre. No se tiene constancia clara de la ubicación excepto el baile de la Cazuela, que tenía lugar en la “hondonada situada en el bosquecillo existente debajo de la Catedral”, decía. El Barato pasó después, desde 1907, a la Plaza del Castillo. Entonces, tocaban los gaiteros en torno a un banco de piedra, y la gente solía bailar alrededor. Los gaiteros, primero foráneos y después, los de casa, cobraban una cuatrena la pieza (lo que equivalía a 5 céntimos de peseta).
En 1921, El Barato dio paso a bailes de txistu y gaita “todos los días de las corridas, desde las 5 de la tarde”, con txistularis y gaiteros en los jardines del Bosquecillo.
Baile del 6 de julio: Cuando no había festejos en la Plaza de Toros y solo las Vísperas
Hasta que comenzaron a introducirse los festejos de rejones el 6 de julio, la primera tarde sanferminera se consideraba vacía de actividad, y eso que, con los años se convirtió, como lo es actualmente, en la tarde de mayor trajín. Pero entonces, no era así y al Ayuntamiento de Pamplona le traía de cabeza cómo llenarla con actos, sobre todo tras el oficio de las Vísperas. Hablamos del siglo XVI. Arazuri recuerda que después del festejo religioso, “pamploneses y foráneos se divertían en las ferias y al anochecer acudían a contemplar las hogueras en los barrios".
Hubo diversos intentos de festivales, folklóricos incluso en la Plaza de Toros, comienzan a hacerse novilladas desde 1976 (ahora el día 5) y a partir de 1982 se incluye un baile que ha perdurado hasta hoy: las verbenas infantiles del parque de Antoniutti.
Las dianas: para los que siguen y los que empiezan; el despertador
Se baila a saltos, a buen ritmo y con las manos en alto, y cada día salen de un lugar diferente. Siempre es una incógnita qué diana va a empezar y en muchas ocasiones el director de La Pamplonesa interactúa con el respetable para escuchar las peticiones del público, una amalgama inexplicable de gente que sigue la jarana con los que acaban de levantarse. Las dianas siempre han tenido lugar una hora antes, aproximadamente, del encierro. A las 6.45 empiezan y, si te pillan en el camino, solo cabe dejarse llevar. Se trata de cuatro melodías que Silvanio Cervantes arregló a partir de toques de diana militares: la 1, la 2, la 3 y la 4 (La gacela). Ya desde el siglo XIX había dianas (se calcula que surgen en 1876), aunque entonces eran las 4.00 de la madrugada.
Salida de las peñas: después de los toros: todo un espectáculo
Es uno de los bailes que más meneo lleva, por la carga de alcohol que traen los protagonistas de la bacanal de viandas que acompañan a la corrida de toros. Las peñas salen de la plaza hacia sus sedes con sus charangas y sus pancartas por el Casco Viejo y el espectáculo es digno de los Sanfermines más auténticos, porque nada está organizado y, según haya discurrido la tarde, por ahí se ven disfraces, borrachos y todo tipo de personajes.
El Vals de Astráin: nostálgicos del Riau riau del 6 de julio
El Vals de Astráin tiene nombre de baile, porque lo es, y de hecho es quizá el que más cariño tienen los pamploneses, que, a pesar de que el Riau riau lleva suspendido desde 1992 (hubo dos intentos de recuperarlo en 1996 y 2012), sigue acompañando a la banda La Pamplonesa y coreando el estribillo de ...porque llegaron las fiestas de esta gloriosa ciudad... El Vals de Astráin no deja de ser la partitura que Miguel Astráin (director entonces de la banda de música de la Casa de Misericordia) compuso a finales del siglo XIX, y de la que, según se dice, no acompañó al acto del Riau riau (impulsado por Ignacio Baleztena) hasta 1909. Sin embargo, la letra de este vals no se escribiría hasta 1928, y de ella es autora María Isabel Hualde Redín. El vals se interpreta en pareja, pero también se corea o se baila en grupo, simplemente dejándose llevar. Y es tal el cariño de la ciudad que suena en la Plaza de Toros, pero también fuera de los Sanfermines en el Sadar, acompañando a los rojillos.
Camino de los toros: el desfile a la plaza con las mulillas
Sale de la plaza Consistorial, y por Chapitela avanza a la Plaza de Toros. A La Pamplonesa, los alguacilillos y las mulillas, le siguen cientos de pamploneses y pamplonesas, que con sus meriendas en ristre se dirigen al coso. El baile es más un pasacalles, al que a mitad de fiestas, se suele sumar el Gallico de Napardi, que ese día dirige la primera pieza de la banda municipal.
El momentico del 7 de julio: los gigantes bailan en el atrio de la catedral
El momentico por antonomasia de los Sanfermines no es cualquiera, por mucho que se hayan inventado momenticos de todo tipo para denominar a tradiciones más o menos asentadas en las fiestas. El momentico es el momento en el que tras la procesión y la misa en honor a San Fermín, cuando la Corporación se despide del cabildo, los gigantes bailan en el atrio de la catedral al son de los txistus y las gaitas y con el repique de las campanas (en especial, la campana María) de fondo. El 7 a las 14.00 horas.
Festival del 6 de julio: Las dantzas después del Chupinazo
Uno de los actos donde la dantza es protagonista por derecho es el festival del 6 de julio en la plaza de los Fueros. Tiene lugar a las 13.30 horas, y este año cuenta con la actuación de 15 grupos. Y dantzas autóctonas hay también cada día a las 21.00 horas, en la Plaza del Castillo con los bailables de txistu y gaita. Desde hace unos años, se instauró también la fiesta de los Iautzi, que en 2024 se celebrará el domingo, 14 de julio, a las 11.00 en la Plaza del Castillo.
El baile de la Alpargata: con invitación, en el Casino Principal
Un acto fuera del programa oficial: el Baile de la Alpargata, que ya se celebraba ya hace más de un siglo. Su inicio se dio en la costumbre de desayunar después del encierro en el Casino. Con el tiempo estos desayunos se empiezan a amenizar con música, y se convirtieron en un pequeño baile, al que los mozos que habían ido a correr acudían con alpargatas, saltándose el protocolo.