Hermoso de Mendoza, cuatro décadas geniales
Del ‘Pablín’ de su inicio de 1985 al gran maestro de la historia, pasando por la revolución y el valor del nuevo tratado del toreo a caballo lEn Pamplona acumula todos los récords de actuaciones y trofeos
La muy exclusiva lista de toreros denominados como de Pamplona la encabeza la figura de Pablo Hermoso de Mendoza Cantón (1966). La presencia del jinete estellés suma tantos atributos, cariño y datos que lidera todos los grandes escalafones posibles.
Acumula, antes del próximo 6 de julio de 2024 y de modo continuado, salvo en 1993 y los dos años de Covid (2020 y 2021), 35 festejos de lidia y muerte con toros, 63 orejas, 4 rabos y 22 salidas a hombros por la Puerta Grande del Encierro. Los datos pueden ser ampliados en la corrida de su adiós.
Será la corrida de su despedida de esta plaza, teniendo en cuenta que a final de la presente temporada dará por terminada su trayectoria profesional.
Presentación ante un toro de César Moreno en 1989
Pablo toreó por primera vez en la plaza de Pamplona el 6 de octubre de 1985. Después de participar en festivales matinales de San Fermín en 1986, 1987 y 1988, el 12 de julio de 1989, poco más de un mes de su alternativa, lidio y mató su primer toro con cuatro años en público. Fue un toro colorado muy cuajado con guarismo 5 (cuatreño), enviado por el ganadero navarro César Moreno Erro desde su finca salmantina de Terrones. Pablo lo cuajó, mató bien y le cortó las dos orejas y el rabo.
Siendo este festejo con un toro de lidia y muerte, los datos de Pablo en esta plaza se sitúan en esas 35 corridas, que serán 36 el próximo 6 de julio de 2024. Si no se hubieran suspendido las fiestas de 2020 y 2021, el estellés hubiera aumentado estas cifras y hubiera alcanzado y superado antes las 35 corridas de toros que acumuló el torero Paco Ruiz Miguel entre 1973 y 1991.
En los inicios de mediados de los años 80 del siglo XX oficiaba de mentor del jinete Jorge Ramón Sarasa y entre los caballos de su humilde cuadra destacaban Cafetero y Lord Byron. Más tarde llegaron, entre otros, Giralda y el mítico Cagancho (1990).
Entre 1986 y 1988, Pablo intervino en festivales mañaneros de San Fermín. Tras tomar la alternativa en Tafalla, debutó de modo profesional en una corrida de toros mixta el 24 de septiembre de 1989, por San Fermín Txikito. Y hará su último paseíllo en 2024: así, Pablo y el primer coso navarro sumarán 40 años de granítico matrimonio (1985-2024).
Pablo, ahora hace dos años, fue el protagonista que abrió tarde en la corrida del Centenario del coso de la capital navarra el 7 de julio de 2022, cuajando de manera magistral a un gran toro de El Capea.
Además de números irrefutables, Pablo, como lo fue Miguel Induráin, ha sido uno de los mejores embajadores de Navarra por todo el mundo, tanto en Europa como en América. Ha paseado y engrandecido el nombre de su Estella natal y de toda Navarra en miles de etapas triunfales por todo el planeta de los toros. Además de su grandes triunfos, hay que añadir otros personales, entre los que destacan la Medalla de Oro de Navarra (2003) y el Premio Nacional de Tauromaquia (2016).
Pablo pondrá en 2024 fin a su inmensa carrera profesional en Pamplona y en los ruedos de todo el orbe taurino. Pero la Casa Hermoso de Mendoza tiene el mejor heredero posible con su hijo Guillermo Hermoso de Mendoza Tardienta, ya figura del toreo a caballo. El 6 de julio de 2024, Pablo y Guillermo torearán por segunda y última vez juntos en la plaza pamplonesa: se trata de la entrega del testigo más importante del toreo a caballo de todos los tiempos. Un legado de segura continuidad.
Pablo, corridas de rejones sin colleras y con ‘Cagancho’
Pablo Hermoso de Mendoza consiguió, por fin, que la feria taurina de San Fermín instituyera de forma definitiva para el día del Chupinazo una corrida de rejones completa y sin colleras. Fue en 1999. El 6 de julio de ese año el binomio formado por caballero y Cagancho cuajaron una tarde definitiva: tres orejas y salida a hombros de una corrida en la que se lidiaron toros del hierro de Murube y en la que también intervinieron Joao Moura y Paco Ojeda.
Entre las muchas estadísticas en las que Pablo aparece en primer lugar son significativas las de longevidad (1985-2024) y regularidad, número de corridas (35 corridas), trofeos (63 orejas y 4 rabos) y salidas a hombros (22). Además, Pablo y Cagancho han sido los protagonistas de uno de los festejos más emotivos de los más de cien años de esta plaza. Miles de lágrimas de orgullo se compartieron esa tarde de vísperas de San Fermín.
Se trata de la corrida de rejones celebrada el 6 de julio de 2002, día que, tras cortar dos orejas y rabo en una soberbia tarde, retiró al cuatralbo luso, el caballo más importante y revolucionario de la historia de la Tauromaquia: Cagancho.
El valor de Pablo Hermoso de Mendoza creció y dio el definitivo aldabonazo a la disciplina a lomos Cagancho; fue en una corrida de toros televisada desde Zaragoza en octubre de 1994. Este genial caballo se retiró con 16 años. Su raza era lusitana, su capa negra y sus accidentales, cuatralbo y estrella de cordón corrido en la frente. Tenía una alzada de 162 centímetros. Era voluminoso y con fuerte grupa y dorso. Tenía un buen cuello y una cabeza acaramelada.
Su procedencia era Veiga y su hierro, Joâo Batista. Por reata, era nieto de Firme, hijo de Nilo y sobrino de Opus y Neptuno, célebre caballo de Manuel Vidrié. Estuvo en activo 12 temporadas, las mismas veces que salió al ruedo en Pamplona. Toreó en España, Portugal, Francia y México en 300 corridas de toros. Llevando en sus lomos a su propietario, colocó más de 2.000 pares de banderillas a una y dos manos. En los toros que actuó este caballo se obtuvieron dos trofeos de media.
El 6 de julio de 2002, Cagancho se despidió para siempre de Pamplona. Pablo y Cagancho llevaron el toreo a caballo a la máxima expresión de pureza y uno de los principales marcos que los presenciaron fue el coso pamplonés. Impusieron el toreo sin ventajas ante el toro, yendo de frente, cargando la suerte, clavando al estribo y rematando todas las suertes con una hondura y modos nunca vistos: auténtico toreo al natural, trincherazos por los adentros cambiando el viaje, el toreo a dos pistas y, sobre todo, la expresión en la que se conjugaba hasta límites increíbles el poder y la torería.
Todas estas virtudes se leen en la gran fotografía de Miguel que ilustra este reportaje y que recoge un par de banderillas de ambos, Pablo y Cagancho, a un toro de María Olea en la mañana del 6 de julio de 1994.
Pablo, con Cagancho y una cuadra enseguida creciente en figuras, ha sido maestro de maestros, como lo demuestra que sus referencias portuguesas, como Joao Moura Caetano, acabaron pasando de profesores a alumnos, asimilando conceptos del toreo que Pablo impuso para protagonizar una auténtica y revolucionaria Época de Oro del Toreo a Caballo. No sólo Cagancho fue el protagonista, ahí estaban también otras figuras de la cuadra de Acedo, y después de Noveleta y Zaraputz, como Chicuelo y sus sucesores Chenel, Pirata, Berlín, Disparate y muchos otros.
Cagancho se retiró mostrando plenitud en arte y gran valor. Un valor que convertía su responsabilidad ante el miedo en un calor que enloquecía a los públicos de todas las plazas. La pureza de su cite, muchas veces en corto y llamado con sutiles movimientos de sus orejas, el embroque, el temple, la ligazón y el remate de las suertes constituyeron todo un nuevo tratado de Tauromaquia. Una auténtica catequesis para una disciplina nueva. Llevó hasta el extremo la más exigente interpretación del toreo: parar, templar y mandar. Además, Cagancho desterró la complicidad con la irregularidad que siempre han tenido los intérpretes del arte.
Este caballo no dejó nunca de cuajar un tercio de banderillas ante toro alguno; ni a los toros con clase y buen son, ante los que nunca estuvo por debajo, ni a los de mal juego o ariscos, a los que sometió siempre con unas facultades portentosas y extremada capacidad técnica.
A Cagancho lo retiró su propia grandeza y el sentido profesional de su dueño. La retirada de Cagancho de las plazas de Pamplona, Estella y Ciudad de México fueron especialmente emotivas.
La despedida del 6 de julio de 2002 en Pamplona fue ante 20.000 personas entregadas en su totalidad al genial binomio taurino, que cosechó cuatro orejas y un rabo de una seria corrida de Murube. La primera faena de Pablo, premiada con dos trofeos, la ha considerado el propio jinete estellés como una de las más rotundas de su carrer. Completaron el cartel Fermín Bohórquez y Luis Domecq. Después de una más que apoteósica vuelta al ruedo al terminar la función, jinete y equino salieron por la Puerta Grande del Encierro entre una multitud que quiso despedirse de Cagancho lo más cerca posible.
Las que serán 36 corridas, superando a Ruiz Miguel, una a una
Pablo Hermoso de Mendoza de doctoró en Tauromaquia en la ciudad de Tafalla (Navarra) el 18 de agosto de 1989 de manos de Manuel Vidrié, y actuando como testigos Curro Bedoya y Antonio Correas. El toro de la alternativa atendió al nombre de Pardillo, de la divisa navarra de César Moreno.
Todas sus actuaciones y resultados artísticos, las ganaderías que lidiaron y los compañeros de cartel (rejoneadores, toreros y novilleros con y sin picadores):
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