Como a tanta gente que estaba escuchando aquella mañana la radio, a mí me impactaron aquellas palabras claras, sencillas pero rotundas y llenas de determinación. Nunca había oído un alegato mejor contra ETA y tan lleno de dignidad y compromiso como aquellas frases de Bego Zalduegi dejadas en el Buzón del oyente de Radio Euskadi. Merece la pena rescatarlas aquí y ahora: “Soy Bego. Mi marido es el consejero de Interior. Quisiera decir a ETA públicamente que nuestra única fuerza es Euskadi, que no cederemos ante el chantaje del terror, que hemos nacido abertzales con mayúsculas y que estamos dispuestos a dar la vida por Euskadi. Nuestros padres sufrieron cárcel y represión por ser abertzales. Ahora sois vosotros los nuevos dictadores. No hemos nacido para vivir arrodillados. Y un ruego: la próxima vez que intentéis matar a mi marido, os ruego que primero os aseguréis de que le acompaño, porque yo quiero morir con él. Gora Euzkadi askatuta!”. Impresionante. Aun leído pone los pelos de punta. Pero recuerdo nítidamente su voz tranquila, dulce, a pesar de que el mensaje era bien amargo. Escuchándola, todavía el efecto emocional era mayor.

Creo que es casi imposible describir mejor el carácter y las creencias de una persona en tan pocas palabras. Y recordar aquel momento me parece que es la mejor manera de homenajear a Bego Zalduegi, una abertzale de pies a cabeza, una jeltzale comprometida con su partido y su País, que nos abandona demasiado pronto y deja huérfanas no solo a su familia directa, sino también a la gran familia nacionalista.

Después de aquello, la vida de Partido me ha llevado a estar con Bego en innumerables ocasiones. En Lemoa, en Aberris, en Alderdis, en mítines de campaña, en los actos de la Fundación Sabino Arana… Siempre estaba allí, con su sonrisa imborrable y su habilidad para pasar desapercibida. Hay un adagio clásico que dice que “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”. A mí me suele gustar retocarlo un poco y decir que es “al lado”, no “detrás”. Pues bien, si Juan Mari Atutxa ha tenido la prolífica y valiente trayectoria que ha tenido seguramente solo puede explicarse por haber tenido a Bego a su lado siempre e incondicionalmente.

Hoy le diremos a Bego “Agur, egun haundirarte” en Lemoa. Pero su recuerdo va a permanecer entre nosotras y nosotros cada vez que nos volvamos a juntar en un acto. Y su ejemplo y testimonio nos deben servir de acicate para ser más y mejores abertzales. Seguro que desde arriba, ayudada por otro arratiano afincado en Lemoa que también se nos fue demasiado pronto, Pedro Mari Zuazo Katutxue, seguirá animándonos y dándonos fuerzas para que sigamos su estela y luchemos por la libertad de Euskadi con la pasión que ella lo hacía.

Emaztea, ama, amama... pero, sobre todo y ante todo, Emakume Abertzalea, Bego. EAB. Curiosamente, son las iniciales de Emakume Abertzale Batza. Ez adiorik, Bego!

*El autor es presidente del Euzkadi Buru Batzar de EAJ-PNV