pamplona. La seguridad dentro de las discotecas y salas de música está garantizada por su personal, no así en los exteriores de éstas. Es la conclusión principal a la que llegan diferentes empresarios del sector en Navarra. Todos los consultados afirman tener varias personas que se encargan de la vigilancia de su local y de adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de sus clientes. No obstante, reconocen que lo que pase fuera de ellas, en los alrededores y parkings, no lo pueden vigilar.

El asesinato del joven donostiarra, consecuencia de las heridas sufridas tras ser apuñalado con una navaja el pasado fin de semana a la salida de una discoteca en Lekunberri, vuelve a suscitar un debate público sobre la seguridad en estos locales y salas.

De momento, ninguna de las consultadas está pensando en ampliar sus medidas de seguridad, ya que consideran que son casos aislados y que ya toman todas las medidas necesarias que están en sus manos. A la presencia de porteros en las entradas de los locales se suma ahora en muchos de ellos los detectores de metales para evitar que entren armas. "En la entrada tenemos a cuatro personas, dos de ellas con detectores de metales. Hace ya mucho tiempo que tomamos esta medida para evitar el paso de gente armada", asegura Javier Sarranz, socio de la Discoteca Makumba de Pamplona.

El uso de detectores de metales es una medida adoptada por otras discotecas navarras. Es el caso de Reverendos de Pamplona o la Kube de Tafalla, aunque esta última reconoce no utilizarlos todos los fines de semana debido a que "los clientes son gente conocida". "Sólo los usamos cuando realizamos alguna fiesta o evento que va a atraer a mucha gente", añade Lorenzo del Río, propietario de la sala.

Sin embargo, otras discotecas de la Comunidad Foral no cuentan todavía con estos aparatos. Francisco Urrutia, propietario de la Sala Lur, de Elizondo, asegura que la gente que acude los fines de semana es de la zona y que no tienen detectores de metales. "Si traen algo como puede ser un complemento de un disfraz o bebidas y cosas extrañas del exterior se les decomisa", asegura.

La sala Noboo de Tudela tampoco cuenta habitualmente con estos aparatos. "Una vez bajó seguridad de Bilbao y la verdad es que venían más preparados, con detectores de metales, y miraban más a la gente, aquí tenemos porteros pero tampoco es una seguridad especializada", reconoce José Manuel Burillo, socio del local.

el personal de seguridad Pero el problema con el que se encuentra el personal de seguridad es que no tiene competencia para cachear o requisar un arma. "No se ha detectado nunca ninguna, en caso de que se diera, el portero no dejaría entrar al portador porque sólo por el hecho de traer un arma blanca se le considera peligroso, después llamarían a la Policía y ellos serían los que deberían actuar por encontrarse en la vía pública", afirma Sarranz.

En la actualidad, las discotecas no tienen ninguna normativa específica sobre el número de personas que se deben hacer cargo de la seguridad ni si deben de tener algún tipo de formación o cumplir requisitos. Cada local los contrata según criterios propios y son sus propietarios los que marcan los trabajos a realizar.

Burillo asegura que "contratan por medio de ETT o por gente que ya ha realizado el trabajo". La sala Noboo pide a sus empleados de seguridad que "se comporten bien con la gente, no la alteren y no sean agresivos"

Por su parte, en la sala Lur se busca que "sean gente de la zona, sepan algo de artes marciales y que tengan cierta musculatura", a pesar de que nunca ha sido necesario hacer uso de ella.

La función que desempeñan varía también dependiendo de la sala. Algunas sólo cuentan con porteros, es decir, con personal de seguridad en la entrada del local. Otras cuentan con personal también en el interior. "Cada vigilante tiene su puesto para que esté toda la discoteca controlada", asegura el socio de Makumba.

En la sala Noboo "deben calmar en caso de necesidad a la gente e intentar que no haya peleas". También vigilan los baños para que no entren en parejas a consumir drogas.

Las primeras impresiones también son importantes y algunos de estos locales prohíben la entrada a aquellas personas que "no vayan, socialmente, bien vestidas". "No dejamos que pase gente que vaya alterada y que ya en la entrada veamos que no se comporta", afirma el socio de la sala Noboo.

Por su parte, en la Discoteca Makumba tiene denegada la entrada toda persona que presente síntomas de "ir muy borracha o drogada". "Se le deja fuera para evitar problemas dentro", señala Sarranz.

Las discotecas consultadas coinciden en afirmar que nunca ha tenido lugar una bronca importante en el interior de sus locales y creen tener, en general, las medidas necesarias.

"Creo que nuestras medidas de seguridad son suficientes, eso fue un caso aislado y le puede tocar a cualquiera", señala el propietario de Kube respecto al suceso de Lekunberri.