Amigo de sus amigos, deportista, culé y a punto de contraer matrimonio

tudela. Lo tenía todo preparado para su próxima boda, en julio del año que viene, con su novia Lorena Madurga Continente con la que, según sus amigos, "hacía su vida sin perder el contacto con su cuadrilla de siempre". Javier Martínez Llort (Peludo, para sus colegas) acababa de cumplir 32 años, había estrenado coche y confesaba sentirse feliz en su trabajo, en la empresa Proinso del Grupo Opde, en Fustiñana. Allí desempeñaba la carrera por la que después de cursar estudios en los Jesuitas de Tudela, salió de su entorno para licenciarse en Ingeniería Técnica Industrial en la UPNA. Era un chaval deportista, muy unido a los amigos de toda la vida desde que hizo piña con ellos en la Compañía de María, con tan sólo cuatro años. Por eso, era miembro de la plantilla del Cano Jimensa, el equipo de la liguilla local de fútbito donde compartía, una vez por semana, partidos con Eduardo, Pablo, Rubén, Jesús, Ioseba, Óscar, Iñigo, Ricardo, Carlos y Patxi. Precisamente éste último lo definía ayer como "un buen amigo de sus amigos, una persona normal y corriente, que nunca se metía en fregaos; ni él ni ninguno de nosotros, al contrario, hemos sido gente pacífica que íbamos a lo nuestro, que quedábamos muchos viernes a tomarnos una cerveza o los fines de semana para echar una partida de mus". Por eso, nadie se creía el domingo, cuando se conoció el suceso que finalmente acabó con su vida, que algo se hubiera torcido en su camino.

Barcelonista hasta la médula, su última noche la pasó disfrutando de la victoria de su equipo en el clásico contra el Real Madrid. Hijo de José Ramón (ya fallecido) y de Esther, parte de su vida giró en torno a sus hermanos, Ramón (el mayor) y Esther, la más joven. Los que le conocen no dudan en afirmar que "era de los que siempre te mantienen unidos".