Los habitantes de Grañén vivían ayer entre la decepción por el poco dinero que ha dejado el Gordo en esta localidad y la alegría por la cercanía de los municipios a los que se han ido los millones. Hasta ese pueblo de la deprimida comarca de Los Monegros viajó este año el 58.268, que en apenas un instante convirtió en millonarios a algunos de sus aproximadamente dos mil vecinos, aunque la mayor parte del dinero ha volado a otros lugares de la provincia e, incluso, más allá.

La lotera de Grañén, María Pilar Azagra, que para más alegría ha repartido también este año cuatro millones de euros en la Bonoloto, confirmó que había vendido prácticamente todo el número, salvo algunos décimos y aunque la mayor parte del dinero no se ha quedado en la deprimida comarca de Los Monegros, sus habitantes pueden considerarse afortunados porque allí el paro ronda solo el 8%.

buena fortuna

Al marido de la lotera le tocó el 'Gordo' hace 48 años

Grañén ya se llevó el premio máximo de la Lotería en 1963 y le tocó a la familia del marido de la actual lotera , Fortunato Oriol, cuándo éste apenas tenía 10 años. En aquella ocasión el número premiado fue el 19.936 . Los padres de Oriol jugaron 25 pesetas y les tocaron 186.000 (1.117 euros actuales) con el que acabaron de pagar el traspaso de un bar.

La suerte ha llamado dos veces a Oriol, primero a sus padres, y ahora a la administración regentada por su mujer, pero se lamenta de que ninguno de los dos tenía décimos del número premiado. "Recorro los pueblos de la comarca entregando décimos, pero no me quedé con ninguno", explicó Oriol, que cuenta que un establecimiento al que suele llevar lotería, cuando mostró el número hoy premiado (el 58.268) sus clientes lo rechazaron y le pidieron que les diera uno terminado en 5.

la alegría

Millones para un pueblo de agricultores

Uno de los agraciados en Grañén es el secretario general de UAGA-COAG, José Manuel Penella, quien señaló que en el pueblo todos viven de la agricultura y se han hecho inversiones muy fuertes. "Todo este dinero "les va a venir muy bien a los agricultores". Adrián, uno de ellos, no se creía que le había tocado el Gordo. "He hecho una inversión muy fuerte y este premio es un alivio en estos tiempos", dijo.

Noelia, que recientemente abrió una tienda de piensos en el pueblo, recibió también "con alivio" el Gordo, del que lleva cinco euros. Marcos, de 34 años, un agricultor que también ha invertido en su explotación, no ocultaba su alegría por los 200.000 euros que recibirá. "Estoy asimilándolo. Cada uno tiene agujeros y yo taparé los míos", dijo.

Rosa Pons, la alcaldesa de Sodeto, un pueblo oscense de apenas 150 habitantes, donde se repartieron muchas participaciones, señaló que en la localidad, que también vive de la agricultura y la ganadería, "se ha hecho un gran esfuerzo inversor en regadíos y la gente estaba tensa. El dinero es una bola de oxígeno". Pons señaló que prácticamente todos los vecinos llevan participaciones.

La Asociación de Amas de Casa de la localidad, que agrupa a 62 mujeres, es una de las agraciadas con el Gordo, cuyo número eligieron al azar. Su presidenta, Olga, explicó que se había repartido participaciones de cinco euros cada una por un total de 6.000 euros, con un recargo de un euro para la asociación. Olga y su marido, Joaquín, en paro como la hija de ambos, habían comprado participaciones de 45 euros con lo que se llevarán a casa más de 800.000 euros.

"Mi mujer y yo hemos llevado la suerte a todos los pueblos de la comarca porque nos dedicábamos a vender participaciones desde las dos de la tarde hasta las diez de la noche", comentó. "No he pensado qué hacer con el dinero, pero cuando lo tenga en la mano lo decidiré".

lluvia de millones

Un bar hace "podridamente ricos" a sus parroquianos

Como cada año, el reparto del premio estuvo marcado por las anécdotas, como la del camionero de la empresa Fitosa de Molina de Segura (Murcia), Ángel Martínez Zaragoza, que antes de viajar a Huesca para transportar maquinaria, les dijo a sus compañeros: "Voy a Huesca. ¿Os traigo lotería?". El resultado fue ayer recibió una ducha con cava para celebrar los 400.000 euros que cada compañero ha obtenido por cada uno de los diez décimos comprados en Grañén.

Otra historia, aunque menos afortunada, es la de Rafael Mallada, propietario del Bar Bolea de Tardienta, cuando se enteró de que el bar Boira, de reciente apertura, ha sido el que ha repartido la suerte del Gordo en esta localidad oscense. A pesar de que le habían ofrecido lotería de ese número, como no es jugador no llevaba "nada", por lo que ayer admitía sentir "envidia" de los premiados, entre ellos su hermano, agraciado con 400.000 euros de un décimo.

El bar Carlitos, inaugurado hace un mes en Huesca por una familia de rumanos, ha vendido entre sus clientes 380 décimos del Gordo, guarismos que provocan mareos al traducirlos a euros, 152 millones. Según Mijaela, hermana de Carlitos, un niño de diez meses que da nombre al bar, la práctica totalidad de los clientes son trabajadores o inmigrantes de la zona. La joven se esforzaba en atender a un grupo de clientes a los que servía champán o lo que pidieran, y se negaba a coger el dinero que le entregan mientras repetía entre sonrisas: "Hoy no se paga". Entre ellos, Ana y Antonio, un matrimonio que regenta otro bar próximo y que saludaban a todos los vehículos que pasaban al grito de: "Somos podridamente ricos", y al ser preguntado por sus planes salía desde su garganta la palabra "crucero".

El número ha sido repartido también en el Asador Esperanza, un hostal ubicado a unos pocos kilómetros de la ciudad que es frecuentado por trabajadores que se desplazan diariamente entre Huesca y Barbastro. Entre los agraciados se encuentren un grupo de funcionarios del Ayuntamiento de Huesca, que tras la noticia se centraban más en el brindis con champán que en sus labores.